INTRODUCCIÓN
En 1855, en la famosa esquina del Hyde Park londinense tuvo lugar una gran manifestación contra la ley que regulaba las actividades comerciales dominicales (Sunday Trading Bill) que afectaba principalmente a los pobres.
En 1872 el Parlamento británico cedió ante las presiones del pueblo y dictó una ley en la que reconocía a Speakers’ Corner como un lugar para el debate público. Desde entonces, miles de personas han expresado allí sus opiniones, explicando su disconformidad y luchando por sus derechos.
Según cuenta la historia, los activistas iban a Hyde Park con una escalera metálica, una silla, un taburete, o cualquier objeto que les separara del suelo. Una vez subidos en estos objetos, no pisaban suelo inglés, y por ello no podían atentar contra la ley. Esto era cierto siempre y cuando no faltasen al respeto a los oyentes o no generaran bronca.
Hoy, un par de siglos después, la esquina de la comunicación sigue siendo un importante baluarte de la libertad de expresión, donde las personas formulan sus protestas ante injusticias sociales o políticas, sus visiones trascendentes de la vida o cualquier otro tema que promueva el debate público.
DINÁMICA : Speakers´corner
– OBJETIVO: Practicar la oratoria en público.
– MATERIALES: Una silla, papel y boli.
– Nº DE PARTICIPANTES: Un orador y público ilimitado.
– DURACIÓN: 2 minutos.
– NORMAS: Subirse a la silla y no parar de hablar.
– DESARROLLO: Se adjudica una palabra al orador y éste se debe hacer un discurso durante 2 minutos sin parar de hablar sobre dicha palabra. El público debe apuntar en un papel algo positivo de cada discurso.
Me pareció una forma divertida de iniciar las exposiciones orales y, sobre todo cuando sabes que la valoración de todo el público va a ser positiva. Esta situación hace que te desinhibidas, aunque no tengas ni idea de que decir respecto a ese tema.
Además, la valoración positiva te ayuda a observar a tu compañero/a y quedarte con lo que más te gusta de su exposición para que en el futuro puedas aplicarlo a tu propio discurso.
Lo que más me sorprendió fue que, pese a que 2 minutos pasan muy rápido, justo cuando me encontré encima de la silla y con público delante, los dos minutos se me hicieron eternos. Además, pude observar que era frecuente sufrir bloqueos mentales debido a tener que improvisar un discurso sobre un tema sin preparar.
Las anotaciones que posteriormente recibimos de nuestros compañeros/as fue lo mas bonito de esta dinámica, debido a que estas notitas provocaron un efecto positivo en cada uno de nosotros. En mi opinión, esto proporciona seguridad para volvernos a subir a esa asombrosa silla.
Considero que esta dinámica es una buena manera de trabajar la oratoria, ya que ésta no se practica con frecuencia. En mi opinión, es un error que dentro de las horas lectivas no se fomente más este tipo de actividades, puesto que se trata de una herramienta necesaria tanto para la vida laboral como diaria.