#Stop_azucar

La OMS recomienda un consumo máximo de unos 25 gramos de azúcar por persona y día.

Todos tenemos más o menos claro que el azúcar no es bueno para la salud, pero no somos muchos los que leemos la información nutricional de los alimentos que consumimos.

Sin embargo, nos preocupa la diabetes, la hipertensión arterial, los elevados índices de obesidad infantil…

Entiendo que nuestra generación de educadores tiene la obligación moral de proporcionar a nuestro alumnado una serie de “principios nutricionales básicos”, mucho más allá de los prescriptivos contenidos curriculares; claramente insuficientes para prevenir enfermedades de origen alimentario. Una cosa es la teoría y otra es la práctica.

Haciendo un análisis general de lo que comían nuestros alumnos y alumnas durante los recreos, se percibía que los zumos, batidos de chocolate, yogures y bollería industrial jugaban un papel fundamental en su alimentación; siendo la fruta y otros alimentos saludables muy poco consumidos.

No quiero decir con esto que el día en el que había que llevar “obligatoriamente” fruta al cole, o que la participación en el programa de alimentación saludable de la Consejería de Educación, fuesen fútiles, pero sí mejorables. Necesitabamos pues, otra perspectiva, otro tipo de concienciación. Necesitabamos que la información nutricional fuese leída y analizada por toda la comunidad educativa.

Vamos con un topicazo: “Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”. Del político estadounidense Benjamin Franklin.

Nos definimos en nuestro centro docente (CEIP Medina Elvira de Atarfe) como amantes de la acción y las infinitas posibilidades que brinda el involucrar a nuestro alumnado en su proceso educativo. Y esta ocasión se nos presentaba blanca y en botella, perdón, quería decir blanca y oculta en nuestros alimentos.

¿Qué hicimos? Leer, calcular, pesar, mostrar, reflexionar y hablar.

Como punto de partida elegimos un “alimento” comodín, presente en el desayuno típico: los zumos.

Si leemos la información nutricional de un zumo cualquiera suelen ser unos 10 gramos de azúcar por cada 100ml.

Calculamos. En la información nutricional, buscamos la parte de los hidratos de carbono y en ella, el subapartado azúcares. Vemos si la cantidad de “veneno” viene expresada en gramos por 100 ml o `por 200 ml (suelen expresarlo gramos por 100 ml para que el consumidor no se asuste mucho). Y por último hacemos las operaciones correspondientes.

Pesamos. Se prepara la báscula, se le pone un recipiente vacío y se resetea para que marque 0 gramos. Empezamos a verter azúcar hasta llegar a la cantidad deseada.

Mostramos. Una vez que tenemos el azúcar que contiene lo pasamos a una bolsa pequeña transparente de las que se usan para congelar alimentos y escribimos con números bien grandes con rotulador indeleble la cantidad que contiene dicha bolsa.

Reflexionamos y hablamos. Le preguntamos al alumnado si esa cantidad de azúcar les parece mucha o poca, si es necesaria y sobre todo… ¿si hay alguna alternativa?

Durante la realización de esta experiencia se produjeron innumerables situaciones tragicómicas. Algunos de los alumnos se enfadaban porque sus padres les habían puesto zumo o un yogur con bastante azúcar, a otros se les cambiaba la cara cuando eran conscientes de la cantidad de azúcar que tenía su desayuno de ese día. Otros estaban pendientes del “ranking” de alimentos más azucarados…

No quiero criminalizar el consumo de zumos y yogures, pero sí quiero y debo educar nutricionalmente a mi alumnado.

Aquí tenéis todo el proceso en mi canal de YouTube:

Para profundizar en el tema, recomiendo visualizar algunos vídeos de Juan Llorca https://www.youtube.com/LlorcaJuan (Chef en Valencia Montessori School, Chef con más 23 años de profesión y apasionado de la nutrición y alimentación infantil).

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