CEREZO

Cerezo. Prunusavinum.

¿SABÍAS QUE…?El cerezo silvestre es la especie originaria de todas las variedades de cultivo y se usa como patrón de injerto por su rusticidad.

DESCRIPCIÓN

Es un árbol alto y esbelto que llega a alcanzar de forma natural los 30 m de altura, si bien en los ejemplares cultivados no se le deja crecer tanto para facilitar la recolección de las cerezas. No tiene espinas y su corteza es lisa y gris en los ejemplares jóvenes, característica por su estriado horizontal que a veces se desprende en tiras transversales papiráceas. Las hojas son caducas, simples, alternas (este carácter se observa mejor en la parte intermedia de las ramas, pues en los extremos aparecen muy juntas), serradas, terminadas en punta fina y con un rabillo muy largo que tiene dos glándulas rojizas o negruzcas cercanas a la lámina de la hoja. Miden 6-15 cm de largo por 3-8 de ancho. En otoño cambian del verde al ocre, naranja y rojo, lo que confiere al árbol un aspecto característico que muchas veces es lo que nos hace diferenciar a esta especie en el dosel arbóreo de un bosque. Las flores son blancas y nacen en grupos de 2-8 unidades. Los frutos son las cerezas, tienen un solo hueso en su interior y cuando maduran son brillantes y lisas, de color rojo, amarillo o casi negro. Suelen aparecer en parejas colgantes sujetas por un rabillo muy largo. Las silvestres suelen ser menos dulces que las cultivadas, aunque son muy sabrosas y ricas en vitaminas y sales minerales.

ECOLOGÍA

El cerezo habita en los bosques húmedos formando parte de las especies acompañantes de hayedos, robledales, castañares, abedulares, etc. Vive en barrancos, vaguadas o valles, a veces asociado a los cursos de agua. Es indiferente al sustrato, siempre que sean suelos bien desarrollados. Crece desde el nivel del mar hasta los 1500 m aproximadamente, si bien en Sierra Nevada alcanza los 2000 m. Sus frutos son un recurso alimenticio muy importante para muchos animales.

DISTRIBUCIÓN

Habita en casi toda Europa, oeste de Asia y norte de África, aunque debido a su cultivo y a que se asilvestra con facilidad, su área de distribución se ha extendido mucho. En la Península es más frecuente en el norte y se hace una especie de montaña a medida que descendemos en latitud. Son muy conocidos los cerezos cultivados del valle de Jerte, en Cáceres.