Recientes mediciones han dado respuesta a la pregunta que matemáticos y otros científicos venían haciéndose desde hace 30 años; ¿cómo es posible que la razón áurea, presente en lugares tan emblemáticos como la catedral de Notre Damme o el Hombre de Vitruvio de Da Vinci, no aparecía en todo un finalista del premio nacional de arquitectura como lo fue nuestro edificio del Fray Luis?
Los análisis de los expertos revelaban, hasta la fecha, lo que parecía un quiero y no puedo. Fuentes bien informadas daban siempre una respuesta rotunda a este interrogante: es un «sí pero no», como atestiguan las imágenes a las que ha tenido acceso esta redacción.
Finalmente la incesante búsqueda ha tenido éxito: se encontraba en el cajón entreabierto de la mesa del despacho del Vicedirector.
Los miembros de nuestra comunidad educativa que habían revelado su preocupación por este asunto ya pueden dormir tranquilos 😉
