Algunos historiadores sitúan el origen del Carnaval en la antigua Sumeria y el antiguo Egipto, hace, nada más y nada menos, que unos cinco mil años. La tradición ha llegado hasta nuestros días en forma de celebración y disfraces.
Disfrazarse es un juego que permite a nuestros alumnos/as experimentar, desinhibirse y formar parte de una fiesta que se celebra en comunidad, dar rienda suelta a la imaginación y ponerse en la piel de otra persona o personaje.
Celebrar esta fiesta nos brinda la oportunidad de hacerlos partícipes de nuestras costumbres, algo que hará que desarrollen un sentimiento de pertenencia y arraigo. Ellos estarán encantados de ser parte de esta celebración tan divertida.
Además, descubren nuevas formas de expresión verbal, como las canciones humorísticas tan típicas de estas fechas: las chirigotas. Estas actividades, a través del juego y el humor, potencian la espontaneidad y la desinhibición, dos aspectos fundamentales en su crecimiento y formación.
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