CONSTRUCCIÓN HACIA EL FRACASO

El juego es simple, 10 nubes, 1,5 metros de celo y un montón de espaguetis, como objetivo común ver quién consigue la estructura más alta sosteniéndose por si sola en un tiempo limitado de 25 minutos y proclamarse así el grupo ganador sobre los otros 2.

Como imagino que habrán unas 246 entradas más sobre este mismo tema voy a intentar darle un enfoque distinto al problema, centrándome así en sólo un punto, que por lo menos me ocurrió a mi durante el proyecto.

AMBICIÓN. Como es lógico se pretende conseguir una torre alta (o algo que se le parezca) para superar a los demás y poder así ganar esos 10 puntos. Todos teníamos claro que la clave de una torre alta es una estructura consistente y bien repartida, sin embargo, da igual lo buena que sea esa estructura, cuanto más alta sea una torre mayor probabilidad hay de que ésta se caiga, algunas llegarán a 10 cm, otras a 30 cm y otras a más de 1 metro, pero llegará un punto en el que la estructura cederá y ésta se derrumbará. Y es aquí donde entra la ambición, que se convierte en una lucha tanto a nivel personal como a nivel colectivo, donde entra en conflicto el querer superarse y eso que llamamos «ser realistas». El problema está en que por más alta que sea la torre, siempre vas a pensar que podrá ser 1 cm más alta, y luego otro y así hasta entrar en un bucle infinito, sin embargo, tienes otra parte dentro de ti que dices que pares, que probablemente si sigues esa misma torre cederá y destruirás todo aquello que anteriormente creaste, apoyándote en pensamientos como «No creo que los demás hayan creado una torre tan alta» o «Prefiero que la torre mida 30 cm a intentar que mida 40 cm y que se desplome en el intento». Todos éstos pensamientos se ven reflejados también a nivel colectivo, y puedes observar quién tiene más porcentaje de ambicioso y quien es más sensato, aunque en algunos casos la ambición se transformará en imprudencia y la sensatez en cobardía.

Además de todo esto te vas dando cuenta de que los planes no van saliendo como pensabas en un primer momento sino que van variando, durante gran parte del proyecto pensaba que había que dejar la torre quieta, sin modificar ya que tenía una altura considerable, por el contrario mi equipo siguió adelante y durante la mayor parte del tiempo no parecía que se iba a sostener por sí sola, sin embargo a falta de 1 minuto para acabar la prueba y casi sin quererlo conseguimos que la torre que se mantenía en píe (Con un poco de fortuna) y además, parecía estable. Una torre que en nada se parecía al prototipo de torre que todos pensamos en un momento pero que irónicamente superaba las expectativas de todos, una estructura que superaba en altura a la anterior, y en la que yo tanto insistí nos quedáramos ahí, pero que gracias a la ambición mayor de algunos compañeros seguimos construyendo y pudimos superarnos, quizás en ese momento mi «sensatez» se convirtió en cobardía, ya que si me hubieran hecho caso habría sacado una torre de menor tamaño, que tras ver una de las torre de otro grupo jamás habría superado y por tanto habría hecho quedar a mi equipo segundo y perjudicarlos de esta forma.

Nuestra nueva torre, aunque de manera muy poco ortodoxa, tenía una altura aproximada que oscilaba entre 1 metro o un 1,15 metro, una altura que podría habernos hecho ganadores, pero digo aproximada porque nunca pudimos llegar a medir su altura real, ya que cuando se acabaron los 25 minutos de tiempo las torres ya no se podían tocar, y la nuestra se mantenía en pie, un miembro del equipo se quedaría vigilando la torre y el resto iríamos a valorar el resto de torres, tras ver las demás torres y cuando íbamos a valorar la nuestra, para mi sorpresa vi que una compañera de mi grupo la había manipulado (Algo que no estaba permitido) intentando así que fuera más alta, acto que desencadenó el desplome de nuestra torre quedando así en último lugar.

Esa misma ambición que consiguió una torre más competente fue la que acabó por destruirnos, muchos dirán que es karma por saltarse las normas pero yo no creo en eso, mas bien pienso que es un claro ejemplo de ambición transformado en imprudencia con un desenlace fatal.

La moraleja de toda esta historia (Además de que una decisión individual errónea acaba desembocando en un fracaso colectivo) es que hay ser ambiciosos, siempre hay que optar a más, pero con los pies en la tierra y sabiendo reconocer donde están tus propios límites o de lo contrario… Bueno ¿Qué os voy a contar que no sepáis ya?

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