Miguel Hernández

MIGUEL HERNÁNDEZ GILABERT
(30 de octubre de 1910 – Alicante, 28 de marzo de 1942) fue un poeta y dramaturgo de especial relevancia en la literatura española del siglo XX. Aunque tradicionalmente se le ha encuadrado en la generación del 36, Miguel Hernández mantuvo una mayor proximidad con la generación anterior hasta el punto de ser considerado por Dámaso Alonso como «genial epígono» de la generación del 27

INFANCIA Y JUVENTUD

Nacido en Orihuela era el tercer hijo de los siete que tuvieron Miguel Hernández Sánchez y Concepción Gilabert. Su familia se dedicaba al ganado caprino. 

Miguel fue pastor desde muy temprana edad. Estudió primaria y bachillerato. Los jesuitas le propusieron una beca para continuar con sus estudios, pero su padre la rechazó. Abandonó sus estudios en 1925 para dedicarse en exclusiva al pastoreo. Mientras cuidaba el rebaño, Hernández leía con avidez y escribía sus primeros poemas.
Los libros fueron su principal fuente de educación, convirtiéndose en una persona autodidacta. Los grandes autores del siglo de oro: Cervantes, Lope de Vega, Calderón de la Barca, Garcilaso de la Vega y, sobre todo, Luis de Góngora fueron sus principales maestros.
Con tan sólo 20 años, obtuvo el primer y único premio literario de su vida con un poema de 138 versos llamado Canto a Valencia.

GUERRA CIVIL

Al estallar la Guerra Civil, Miguel Hernández estaba en Orihuela. El poeta le pide a su amigo José María de Cossío finalizar su trabajo en Madrid porque el padre de su novia, Josefina Manresa, es asesinado.

Hernández decide entonces alistarse en el bando republicano. En el verano de 1936 también se afilia al Partido Comunista de España y desde comienzos de 1937 se convierte en comisario político militar figurando en el 5º Regimiento.

En plena Guerra, logró escapar brevemente a Orihuela para casarse el 9 de marzo de 1937 con Josefina Manresa.

En diciembre de 1937 nació su primer hijo, Manuel Ramón, que murió a los pocos meses, el 19 de octubre de 1938, y a quien dedicó el poema Hijo de la luz y de la sombra y otros recogidos en el Cancionero y romancero de ausencias.

En enero de 1939 nació su segundo hijo, Manuel Miguel, a Quien dedicó Nanas de la cebolla. Escribió un nuevo libro: Viento del pueblo.

PRISIÓN Y MUERTE

En abril de 1939, recién concluida la Guerra, se termina de imprimir en Valencia El hombre acecha, pero se ordena la destrucción completa de la edición. Sin embargo, dos ejemplares que se salvaron permitieron reeditar el libro en 1981.

Quería volver a Orihuela pero corría mucho riesgo, así que decidió irse a Sevilla pasando por Córdoba, con la intención de cruzar la frontera de Portugal por Huelva. La policía de Salazar, dictador fascista de Portugal, lo entregó a la Guardia Civil y fue encarcelado.

Con la ayuda de Pablo Neruda y su amigo Cossío fue puesto en libertad inesperadamente y sin ser procesado en septiembre de 1939.

De vuelta a Orihuela, fue delatado y detenido y ya en la prisión de Madrid, fue juzgado y condenado a muerte en marzo de 1940. Su amigo, José María de Cossío y otros intelectuales amigos, intercedieron por él y se le conmutó la pena de muerte por la de treinta años de cárcel.

Pasó luego a la prisión de Palencia (1940) y a la de Toledo poco después. En 1941, fue trasladado al reformatorio de Adultos de Alicante, donde compartió celda con Buero Vallejo. Allí enfermó. Padeció primero bronquitis y luego tifus, que se le complicó con tuberculosis. Falleció en la enfermería de la prisión alicantina del 28 de marzo de 1942, con tan sólo 31 años de edad. Fue enterrado en el cementerio de Alicante.

TRAS SU MUERTE

Sus restos fueron exhumados en 1984 debido a la muerte de su hijo Manuel Miguel Hernández Manresa el mismo año. Aquella exhumación causó gran revuelo entre un grupo reducido de seguidores de Hernández, que se agolparon el día del entierro del hijo, llegando a besar su calavera o intentar robar un hueso. El ataúd fue preservado para exponerlo en la Casa-Museo de Miguel Hernández de Orihuela.

En diciembre de 1986, los restos de ambos fueron trasladados a un terreno cedido por el Ayuntamiento de Alicante ubicado en el mismo cementerio y en febrero de 1987 fue enterrada junto a ellos la que fuera esposa de Miguel Hernández, Josefina Manresa.

ELEGÍA A RAMÓN SIJÉ

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien tanto quería.)

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracoles
Y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.

Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
 
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofe y hambrienta.