CÓMO EXPLICAR AL ALUMNADO LA EVALUACIÓN CRITERIAL

La evaluación criterial tiene grandes ventajas, pero también conlleva ciertas dificultades. Y una de ellas -quizá una de las más relevantes- es cómo podemos explicarle a nuestro alumnado en qué consiste exactamente su funcionamiento para que lo entiendan realmente.

Es muy importante que cada uno/a de nuestros/as alumnos/as comprenda a la perfección cómo se va a desarrollar su proceso de evaluación, pues esto mismo le va a permitir ir viendo cómo está avanzando su propio aprendizaje y, al mismo tiempo, ser consciente de qué está haciendo bien y en qué aspectos concretos puede mejorar.

Esto es, si tenemos una visión de la evaluación como herramienta de aprendizaje es necesario que tanto docentes como alumnado -y también sus familias- sepan cómo funciona, pues es lo que les permitirá ir mejorando paso a paso.

Y sabemos que la evaluación criterial es realmente compleja debido, sobre todo, a la ingente cantidad de información que proporciona. Por tanto, el docente debe ser especialmente claro a la hora de mostrar a su alumnado los datos para que este no se pierda entre el big data.

La experiencia de varios cursos ya evaluando por criterios me dice que todos los alumnos van a aprender cómo funciona, pero tras un período de exploración y de reflexión. Es decir, aunque nos esforcemos en explicárselo con la mayor claridad que podamos, solo irán comprendiendo realmente su funcionamiento -y aprovechando sus ventajas- poco a poco, conforme se va desarrollando el proceso.

Para facilitar la explicación de la evaluación criterial al docente y su comprensión al alumnado, podemos apoyarnos en el método de la «escalera de la metacognición».

No es algo nuevo. En realidad, la escalera de la metacognición es un recurso de autoevaluación que consiste en que cada escalón representa un estadio del aprendizaje.

Esto lo podemos aplicar al aula en los diversos instrumentos que vamos usando muy fácilmente. Por ejemplo, podemos pensar en una escalera con cinco escalones: el más bajo recogería las calificaciones de 0 a 4,9; a continuación otro que va de 5 a 5,9; otro iría de 6 a 7,9; el siguiente iría de 8 a 8,9 y el último de 9 a 10. Además, para darle mayor claridad los números se pueden escribir en colores distintos para reforzar su significación (el primero en rojo, los dos siguientes en amarillo y los dos últimos en verde).

Así, al mostrarle las calificaciones de una tarea de clase en la que se han trabajado y evaluado tres criterios diferentes, el alumno / a vería sus tres notas y, además, en qué escalón se encuentra en cada uno de ellos. Si le proponemos que anote sobre todo los primeros escalones, quedará bien claro en qué debe mejorar.

De todas formas, aunque esta teoría puede ayudar al principio, seguro que nuestras alumnas y alumnos van asimilando el funcionamiento del proceso de evaluación poco a poco conforme se va desarrollando el curso.

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