LA SECUENCIA DIDÁCTICA

Uno de los elementos más importantes de toda situación de aprendizaje es la secuencia didáctica, pues esta constituye la planificación detallada de las tareas y actividades que realizarán en el aula nuestro alumnado.

La secuencia didáctica juega un papel clave en el buen desarrollo de una situación de aprendizaje, pues si pensamos actividades concretas motivadoras e interesantes seguramente nuestro alumnado las realizará con una implicación mayor.

Por tanto, es importante diseñar una buena secuencia didáctica para que nuestra situación de aprendizaje sea lo más efectiva posible. Lógicamente, para su diseño tomaremos como punto de partida tanto el centro organizador -que es el eje que la dota de una coherencia interna- como la concreción curricular -que refleja y concreta su engranaje curricular-.

EL MODELO PEDAGÓGICO REA DUA ANDALUCÍA.

Podemos tomar como guía para la construcción de nuestra secuencia didáctica distintos modelos pedagógicos, concretándolos y adaptándolos siempre a nuestro contexto educativo, pero uno que ofrece una amplia gama de posibilidades educativas es el denominado modelo pedagógico REA DUA Andalucía. Este modelo se fundamenta en el marco pedagógico del aprendizaje experiencial, la instrucción directa y la reflexión cognitiva.

El modelo pedagógico REA DUA ha dado como fruto multitud de recursos educativos abiertos para Primaria, Secundaria y Bachillerato que se pueden encontrar en la web de la Junta de Andalucía.

Este modelo nos puede servir de gran ayuda a la hora de pensar en actividades para llevar al aula, pues abarca distintas metodologías de trabajo con nuestro alumnado y, al mismo tiempo, le otorga un papel protagonista en la construcción de su propio aprendizaje. El aprendizaje experiencial y reflexivo, sin duda, conlleva multitud de beneficios pedagógicos.

No obstante, no debemos concebirlo como un modelo totalmente rígido e inamovible. Todo lo contrario: sus compartimentos ni son estancos ni tampoco están aislados unos de otros. Se trata simplemente de pensar en actividades variadas, motivadoras, reflexivas y que supongan la puesta en marcha de distintos procesos cognitivos para que el aprendizaje de nuestro alumnado sea lo más completo posible.

Por tanto, podemos contemplar dicho modelo como una guía ejemplar o una ruta que podemos seguir, introduciendo las variedades que consideremos necesarias para adaptarnos a nuestra realidad educativa concreta. Se trata de un ejemplo de camino que nosotros debemos personalizar adecuadamente.

FASES DEL MODELO PEDAGÓGICO REA DUA.

-Fase de motivación.

Cuando estamos haciendo algo en nuestra vida cotidiana que nos gusta nos implicamos más. Por ello, en los primeros pasos de nuestra situación de aprendizaje en el aula el objetivo principal será motivar a nuestro alumnado, hacerles ver que el trabajo en el que se van a sumergir será interesante para ellas y ellos, les contagiaremos de nuestro interés por nuestra asignatura.

Lógicamente, la motivación no debe limitarse al inicio de una situación de aprendizaje, sino más bien acompañar todo su desarrollo. Sin embargo, su papel en el inicio resulta fundamental. Se trata de implicar al máximo a nuestro alumnado, proponiéndole retos u objetivos que les parezcan atractivos e interesantes.

Para idear buenas actividades de motivación es imprescindible que el docente tenga un conocimiento profundo del grupo: lo conozca bien; sepa sus gustos, sus intereses, sus pasatiempos favoritos; sea consciente de la diversidad del aula y de los distintos niveles de competencia curricular; etc. Sin este conocimiento será muy difícil pensar en actividades que les resulten realmente motivadoras.

Pongamos algunos ejemplos de actividades de motivación. El curso pasado llevé a mi aula una situación de aprendizaje cuyo producto final consistía en la grabación de un podcast. Pues bien, el primer día les puse a mi alumnado un vídeo de Toni Aguilar presentando su programa “Del cuarenta al uno”. En él se puede ver a este periodista disfrutando mucho de lo que hacía, pinchando música actual mientras inundaba con su sonrisa y con su ritmo toda la pantalla. Se notaba a ojos vista que estaba disfrutando plenamente de lo que estaba haciendo.

 

Pues bien, el visionado de este breve vídeo de apenas unos minutos de duración me sirvió para que mi alumnado se motivara al máximo, pues íbamos a comenzar a crear algo parecido a lo que estaban viendo en pantalla. Además, estaba directamente conectado con uno de los intereses más importantes de su vida: la música.

Por tanto, el visionado de este vídeo y el posterior coloquio en clase fueron actividades idóneas para la motivación de mi alumnado, pues logré despertar en ellas y ellos el gusanillo de la radio y, sobre todo, querían empezar a trabajar en ello cuanto antes. El viento soplaba a favor.

El visionado de vídeos relacionados con el producto final de nuestra situación de aprendizaje puede ser un buen ejemplo de actividad de motivación. También son tremendamente útiles los vídeos de Youtube al estilo de Draw my life, siendo estos sencillos, breves, interesantes, accesibles y divertidos.

Otros ejemplos de actividades de motivación pueden ser la presentación de un reto a nuestro alumnado, una adivinanza o un enigma; una pregunta interesante que sirva como desencadenante para un coloquio (por ejemplo: ¿cuál es el animal de mayor tamaño sobre el planeta en la actualidad?); un breve debate; la presentación de objetos desconocidos o misteriosos y el coloquio posterior (por ejemplo, la foto de una peonza o de juguetes tradicionales); etc.

En definitiva, se trata de enganchar a nuestro alumnado con actividades que despierten su interés por aprender para comenzar con el desarrollo de la situación de aprendizaje de la mejor forma posible.

 

-Fase de activación.

Héctor Ruiz Martín define el aprendizaje en su libro Cómo aprendemos como un proceso mediante el cual se conecta lo que ya sabemos con lo nuevo. Tan simple y tan complejo al mismo tiempo.

Cuando trabajamos algo concreto con un grupo en el aula difícilmente será algo completamente nuevo o totalmente desconocido para ellos, pues ya tendrán cierta información sobre el tema bien porque lo hayan trabajado en cursos anteriores -aunque sea con distinto nivel de profundidad- o en otras asignaturas o bien por su propio conocimiento del mundo o de la realidad que los rodea.

La fase de activación tiene como objetivo principal despertar los conocimientos previos de nuestro alumnado sobre el tema que nos disponemos a trabajar en nuestra situación de aprendizaje, hacer que afloren y que los compartan unos con otros. De esta forma, estaremos facilitando la conexión de lo viejo con lo nuevo, es decir, estaremos allanando el camino del aprendizaje.

Pongamos ahora algunos ejemplos. Para mi situación de aprendizaje sobre la creación del podcast yo ya sabía que mi alumnado no había trabajado anteriormente esto en ninguna asignatura, pero sí contaba con ciertos conocimientos que tenían por sus experiencias personales. Así, les planteé un diálogo dirigido con preguntas sobre el tema que fueron respondiendo oralmente: qué emisoras de radio conocían, que programas de radio habían escuchado alguna vez, qué era un podcast y cómo podíamos escucharlo, etc.

Mi alumnado fue compartiendo sus conocimientos previos conmigo y con el resto de la clase (por ejemplo, algunos de sus comentarios fueron: mis padres escuchan la radio todo el tiempo en su tienda; en mi familia siempre que viajamos en coche vamos escuchando la radio…) De esta forma, logré que lo que ya sabían sobre el tema aflorara para favorecer el camino hacia el aprendizaje de lo nuevo.

Otras ideas que pueden ser útiles para crear actividades de activación pueden ser, por ejemplo, las lluvias de ideas (son ágiles y válidas para casi cualquier situación de aprendizaje), la creación de nubes de palabras, el diseño de un esquema o mapa mental con ideas importantes que ya conocen, la respuesta a un cuestionario de conocimientos previos y el posterior coloquio sobre sus resultados, etc.

En definitiva, en la fase de activación procuraremos que nuestro alumnado reflexione sobre el tema que nos disponemos a trabajar en nuestra situación de aprendizaje, compartiendo lo que ya conoce por sus estudios previos o por su conocimiento del mundo. De esta forma, conseguiremos que el aprendizaje esté un poco más cerca.

 

-Fase de indagación.

El uso continuado y exclusivo de libros de texto en el aula puede ocasionar que nuestro alumnado adopte un rol pasivo, pues al fin y al cabo ya tiene la información que necesita a mano, bien estructurada y sin necesidad casi de mover un dedo. Además, puede implicar una falta de entrenamiento en habilidades básicas para buscar información en diversas fuentes.

Por ello, la fase de indagación tiene como objetivo principal que nuestro alumnado busque y sintetice la información que necesite para la creación del producto final de nuestra situación de aprendizaje, construyendo así su propio conocimiento. Evidentemente, el docente deberá conducirlo en su camino adaptando un papel más de guía que de fuente de conocimiento.

Esta fase de indagación en la que nuestro alumnado explora fuentes variadas (Internet, libros, personas…) con el objetivo de ir construyendo su propio aprendizaje está lejos de ser una práctica innovadora. Ya a principios del siglo XX Francisco Giner de los Ríos señalaba que el mejor libro de texto para un alumno no era otro que aquel que él mismo iba construyendo durante el curso, observando la realidad que lo rodeaba, indagando en la biblioteca, etc.

Así, en esta etapa el docente propondrá a su alumnado que investigue, que busque la información necesaria para la creación del producto final. Según la situación de aprendizaje concreta, podemos llevarlo a cabo de una forma u otra. Por ejemplo, la indagación puede hacerse mediante un guion con los puntos clave que el alumnado debe desarrollar; mediante una batería de preguntas que impliquen la búsqueda de información; etc.

Por ejemplo, en mi situación de aprendizaje que consistía en la creación de un podcast yo le presenté a mi alumnado una serie de actividades en las que debían buscar información en Internet sobre la historia de la radio, qué era una escaleta y sus características, qué aplicaciones se podían usar para grabar y editar audio, etc. De esta forma, en lugar de un texto previamente redactado por mí y ante el cual adoptar un papel pasivo, fueron ellos mismos quienes redactaron ese mismo texto a través de las actividades de indagación que iban realizando.

En resumen, la fase de indagación debe suponer un entrenamiento en el que nuestro alumnado se prepare para la construcción del producto final de una forma lo más autónoma que sea posible.

 

-Fase de estructuración.

Según el grado de autonomía que posea nuestro alumnado, este podrá o no buscar cierta información así como comprenderla y asimilarla. Sin embargo, la labor del docente no puede desaparecer, pues resulta imprescindible dado que su nivel de eficacia será siempre mayor que cualquier otra fuente de conocimiento al ser conocedor de las características concretas de su alumnado y poder adaptarse a ellas, además de sus destrezas pedagógicas y su dominio de la materia.

Así, a través de tutoriales de Youtube nuestro alumnado puede aprender infinidad de cosas. Sin embargo, el papel de un docente es insustituible.

En la fase de estructuración el objetivo principal será trabajar partiendo de la información previamente buscada y sintetizada en la fase anterior por nuestro alumnado, señalando lo más importante y descartando lo prescindible, corrigiendo posibles errores de comprensión, facilitando y potenciando el aprendizaje y la comprensión real de todos y cada uno de nuestros alumnos y alumnas. Es decir, ahora se trata de garantizar que el aprendizaje sea real y significativo.

Como actividades de estructuración podemos citar, por ejemplo, la creación de un esquema que recoja las ideas principales y las secundarias, el diseño de un mapa mental, la elaboración de una infografía que sintetice la información buscada, exposiciones orales sobre la información buscada y diálogos sobre el tema, etc.

 

-Fase de aplicación.

Todas la fases anteriores han supuesto que nuestro alumnado explore y recorra un camino que le lleve hacia una meta final: la creación del producto final de nuestra situación de aprendizaje. Además, lo ha hecho siguiendo una metodología de trabajo en la que siempre ha sido el alumno el verdadero protagonista de su aprendizaje, así como su propio constructor. Se trata de apostar por el trabajo en nuestras aulas de metodologías activas y de carácter reflexivo.

En la fase de aplicación el objetivo principal será que nuestro alumnado ponga en práctica todo el aprendizaje que ha adquirido anteriormente, aplicándolo en un contexto real y cercano a sí mismo.

Toda situación de aprendizaje debe contar con una fuerte contextualización, pues se trata de que nuestro alumnado no adquiera el aprendizaje como algo abstracto y sin conexión con la realidad. Al contrario: aprende cosas que puede y va a aplicar en su vida cotidiana.

En la fase de aplicación procuraremos que nuestro alumnado aplique los aprendizajes adquiridos previamente en dos sentidos: en primer lugar, al diseño y la creación del producto final de nuestra situación de aprendizaje; y, en segundo lugar, a su vida.

Por ejemplo, en la situación de aprendizaje que consistía en la creación de un podcast la fase de aplicación supuso la grabación y edición de dicho podcast según unos requisitos dados. Esta fue la aplicación en el primero de los sentidos.

Y la pregunta que surge aquí puede ser: ¿y en qué situación de sus vidas puede aplicar esto mi alumnado? Muy sencillo: en la grabación del podcast deben utilizar un lenguaje formal, pues la situación comunicativa obliga a ello. Esto, evidentemente, es aplicable a multitud de situaciones formales a las que nuestro alumnado debe enfrentarse cotidianamente: cuando deben hablar en público, cuando se encuentran con personas mayores, cuando se dirigen a profesores, etc.

Se trata, en definitiva, de educar para la vida. Lo que nuestro alumnado aprende en el aula no debe quedarse atrapado entre las cuatro paredes, debe tener una conexión con la realidad, con su realidad.

 

-Fase de conclusión.

La secuencia didáctica de nuestra situación de aprendizaje no debe finalizar con la creación del producto final. Debemos dar un paso más.

Si queremos que el aprendizaje de nuestro alumnado sea realmente significativo, debemos potenciar las prácticas reflexivas, esto es, hacer que sea consciente de su propio aprendizaje y del valor que este tiene para su vida.

La fase de conclusión tiene como objetivo principal favorecer que nuestro alumnado sea consciente de lo que ha aprendido, de la evolución que ha seguido a lo largo del desarrollo de la situación de aprendizaje y del papel que este puede jugar en su vida.

Por tanto, se trata de dedicar un tiempo en clase, una vez creados y acabados los productos finales, a pensar en todo el trabajo que hemos hecho, en el camino que hemos recorrido, en las dificultades a las que hemos hecho frente, a las ideas más importantes, etc.

Para ello, podemos valernos de actividades como, por ejemplo, la realización de cuestionarios de autoevaluación que favorezcan la reflexión, un coloquio grupal sobre lo que han aprendido y cómo se ha desarrollado el proceso de aprendizaje, un árbol de ideas en el que se sintetice la información más importante, etc.

En definitiva, se trata de lograr que nuestro alumnado sea consciente de su propio aprendizaje y lo valore en su justa medida, favoreciendo el aprendizaje reflexivo.

 

-Enlaces de interés:

Web del proyecto REA DUA de la Junta de Andalucía.

Breve explicación del modelo pedagógico REA DUA.

Explicación del modelo REA DUA en profundidad.

Teoría de los estilos de aprendizaje de David Kolb.

 

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