LA EVALUACIÓN INICIAL

NORMATIVA SOBRE EVALUACIÓN INICIAL.

Es bastante habitual que todos los cursos comiencen con una misma pregunta entre el profesorado: ¿cómo hacemos la evaluación inicial este año? Se trata de una cuestión que se repite curso tras curso y que flota en el aire de la sala de profesores de cualquier centro educativo.

Todo docente con cierta experiencia sabe que la evaluación inicial es prescriptiva, debe hacerse al principio de cada curso y su objetivo principal no es otro que conocer las habilidades, destrezas y conocimientos de nuestro alumnado. Estas tres cosas son evidentes. Pero, profundizando un poco más, podemos comenzar preguntándonos qué dice la normativa sobre este tema.

Aunque la evaluación inicial ya aparece en normativas anteriores, nos detendremos en examinar el actual currículo LOMLOE, en concreto la Orden de 30 de mayo de 2023, por la que se desarrolla el currículo correspondiente a la etapa de Educación Secundaria Obligatoria.

La evaluación inicial viene explicada en el artículo 12. Aquí se dice que esta evaluación debe ser competencial y debe tener como referente las competencias específicas de la materia. Así, a diferencia del proceso de evaluación del aprendizaje en el que el referente fundamental son los criterios de evaluación, en este caso el foco debe ponerse en las competencias específicas. De esta forma se abreviará el proceso (el número de competencias específicas de una materia es mucho menor que el de criterios).

Además, en dicho artículo se afirma que deben usarse diversas herramientas para la evaluación, siendo la observación la principal. Incluso se dice que “en ningún caso consistirá exclusivamente en una prueba objetiva”. Por tanto, queda bien claro no debe limitarse a un simple examen.

La evaluación inicial debe realizarse durante las primeras semanas del curso, convocándose la correspondiente sesión de coordinación docente antes del 15 de octubre.

Lógicamente, la información obtenida a través de la evaluación inicial será el punto de referencia para la elaboración de las programaciones didácticas, que deberán adaptarse a las características y al grado de desarrollo de las competencias específicas del grupo.

 

CÓMO REALIZAR UNA EVALUACIÓN INICIAL FORMATIVA.

Una vez analizado qué dice la normativa sobre la evaluación inicial, toca ahora reflexionar sobre cómo llevarla a cabo con nuestros grupos. Pues bien, para realizar una evaluación inicial que siga la filosofía de trabajo planteada por la LOMLOE seguiremos los siguientes principios:

partir del currículo: la referencia básica serán las competencias específicas, tal y como fija la normativa para el nivel. No se trata de medir “a ojo” el nivel de nuestro alumnado, sino el desempeño competencial establecido en la norma;

obtener información cualitativa (y no necesariamente cuantitativa): en la evaluación inicial primará obtener información detallada sobre el nivel de desempeño competencial de nuestro alumnado (sus fortalezas, dificultades concretas…), sin necesidad de traducir estos datos a información numérica. De hecho, sería preferible obviar lo numérico favoreciendo lo cualitativo;

usar diversidad de instrumentos de evaluación: es evidente que si buscamos tener una visión global del nivel de desempeño competencial de nuestro alumnado (analizando pequeñas muestras de las competencias específicas del nivel), resulta imprescindible valerse de instrumentos de evaluación diferentes y variados. No vale emplear únicamente una sola prueba escrita. En realidad, serán las propias competencias específicas las que pidan un instrumento u otro, pues siempre habrá uno que nos aporte una información más completa;

combinar la información global del grupo con la individual: durante el proceso de evaluación inicial nos centraremos en obtener información sobre el nivel de desempeño competencial del grupo, pero sin tampoco descuidar lo individual, es decir, también debemos prestarle atención a la detección de talentos o de necesidades individuales de aprendizaje. La visión global del grupo debe compatibilizarse con la individual de cada uno de nuestras alumnas y alumnos;

análisis de datos y toma de decisiones educativas: sin duda, este es el principio más importante de todo el proceso, pues si no lo seguimos la evaluación inicial habrá perdido su sentido. Tras recoger la información obtenida a través de diversas fuentes, debemos sintetizarla y analizarla, dedicándole el tiempo adecuado para reflexionar sobre los datos concretos que hemos obtenido: cuál es el nivel de desempeño competencial concreto -tanto del grupo como individualmente-, en qué competencias específicas el nivel alcanzado ha sido adecuado o insuficiente, qué dificultades concretas de aprendizaje he detectado, qué talentos o destrezas he descubierto en mi alumnado, etc.

Sin embargo, el proceso de evaluación inicial no debe finalizar aquí, ni mucho menos, pues esta no consiste en un simple acopio de datos para guardarlos en un cajón. Si hiciéramos esto, la evaluación inicial sería totalmente ineficaz. No serviría para nada.

El siguiente paso de la evaluación inicial consiste en trasladar toda esa serie de datos y de información cualitativa hasta una toma de decisiones educativas concretas. Es decir, se trata de obtener la información con la finalidad de adaptar el proceso educativo al máximo a las características de nuestro alumnado, siendo conscientes en todo momento de sus dificultades y de sus habilidades y dándoles la respuesta educativa más adecuada.

Por tanto, la evaluación inicial quedaría completa con la obtención de la información en una primera fase, su análisis en una segunda y la toma de decisiones educativas en una tercera y última etapa.

 

LA EVALUACIÓN INICIAL EN EL AULA.

Veamos un ejemplo concreto de evaluación inicial en el aula. La información que doy a continuación procede de la evaluación inicial que llevé a cabo el pasado curso con un grupo de 3º de ESO. Evidentemente, he quitado los datos personales de mi alumnado.

-Fase 1: obtención de la información.

Durante las primeras semanas de curso inicié el proceso de recogida de información para la evaluación inicial. Para ello, utilicé cuestionarios sobre textos orales, coloquios, pruebas de comprensión lectora, ejercicios de gramática, etc.

De esta forma, obtuve la información grupal e individual necesaria sobre el nivel de desarrollo de las competencias específicas.

-Fase 2: síntesis de datos.

La información obtenida en la evaluación inicial quedó recogida en una tabla para facilitar su análisis.

-Fase 3: toma de decisiones.

Una vez analizada la información, procedí a la toma de decisiones educativas atendiendo a las dificultades detectadas. Además, esta información la usé tanto para la elaboración de la programación didáctica como para el diseño de las situaciones de aprendizaje.

 

TABLA PARA LA EVALUACIÓN INICIAL.

 
Tabla para la recogida y síntesis de la información  

 

2 comentarios

  1. Juan Manuel

    Buenas, Araceli.

    He ideado esa columna para introducir una breve descripción a nivel grupal del nivel de desarrollo de cada competencia específica, es decir, para tener una visión global del grado de desarrollo del grupo en dicha competencia específica según la información que hayamos obtenido durante la evaluación inicial. Es simplemente eso.

    Y muchas gracias por seguir el blog.

    Saludos.

  2. Araceli

    Buenas tardes, aque se refiere con el «Descripción del nivel de desarrollo» en la tabla de recogida de informacion en la evaluación inicial??
    Gracias , le sigo hace tiempo y me es de mucha ayuda el material que comparte.
    Un saludo

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