Comentario de un texto de Kant 

Escañuela Romana, Ignacio

(ignacioesro@gmail.com) 

Marzo 2025 

Estructura de preguntas de la Prueba de acceso a la universidad en Andalucía. Una propuesta de respuestas completamente personal. 

This work is licensed under CC BY-NC-ND 4.0 

 Texto: 

“Mas, ¿cuál puede ser esa ley cuya representación, sin tomar en cuenta el efecto aguardado (…) ya que siempre tiene ante sus ojos el mencionado principio.” Kant, I. (1). Fundamentación para una metafísica de las costumbres (Cap. I, [<Ak. IV, 402> [ A 17 ]) (p. 94) 

Cuestión 1ª: Identificar el tema o problema del texto, así como la idea principal u otras ideas secundarias relacionándolas de manera argumentativa. 

El problema planteado por Kant en este texto (1) es el siguiente: cuál es el contenido de la ley moral, así como sobre qué principios se fundamenta. Asimismo, se pregunta cómo la voluntad puede determinarse sólo por la necesidad de cumplir con la representación de esta ley. Por lo tanto, este filósofo está respondiendo a la cuestión por antonomasia de la ética, ¿qué debo hacer? La respuesta a la pregunta es cumplir con las obligaciones, el deber moral, que te indica tu propia razón práctica. 

En relación con lo anterior, el texto (1) avanza hacia el concepto de buena voluntad (la única, afirma, incondicionalmente buena), en tanto disposición a cumplir con la ley moral. Es decir, la resolución de actuar de acuerdo con los principios del deber. Esta voluntad se expresa como imperativo categórico que, frente al imperativo hipotético que plantea medios para fines, generalmente la felicidad, y que sigue preferencias personales, prescinde de impulsos y sólo tiene como objeto el cumplimiento mismo de la ley moral. En otros términos, como desarrolla en este texto (1), seguir el deber como fin en sí mismo, y no como medio para otros objetivos. Lo que configura a la razón práctica kantiana como ética formal, expresión de la racionalidad.  

A partir de este punto, este pensador expone en el texto (1) la primera formulación del imperativo categórico: haz de tu conducta el modelo (una máxima) para una norma universal, de validez para todo ser racional. Es decir, plantea la ley a partir del principio de no contradicción al pensarla como universal. Las otras dos formulaciones se analizan más adelante, en la respuesta a la pregunta dos. En cambio, si se persiguiesen fines basados en gustos o en una forma personal de entender la felicidad, o impulsos emocionales, entonces lo que es válido para una persona no lo es para otra. La felicidad, por ser subjetiva y cambiante, al variar entre las personas y los momentos y circunstancias, no puede ser, piensa, el fin de la acción ética. 

Es más, añade Kant (1), si la buena voluntad no consistiese en el mismo cumplimiento de la ley moral, del deber como tal, entonces la ética sería sólo una ficción, un “delirio”, escribe. Es decir, una cuestión subjetiva y sometida a opiniones. Por el contrario, concluye en este texto (1), la razón humana en su uso común, el llamado “sentido común”, se plantea cumplir con la universalidad del deber. Los seres humanos, pues, afirma este filósofo, cumplen espontáneamente los preceptos de la ética. 

Cuestión 2ª: Vincular el tema y tesis del texto con la filosofía del autor o autora y mostrar la relevancia del problema en el contexto de su filosofía. 

De entre las múltiples formas posibles de plantear la extensión del problema e ideas del texto hacia la filosofía kantiana en general, se elige aquí partir de las siguientes dicotomías. Primero, de la autonomía en ética frente la heteronomía. Segundo, de la libertad en el uso público de la razón frente a la condicionalidad del uso privado. Finalmente, de la determinación racional a priori de la ley moral, para lograr universalidad y necesidad, frente al carácter empírico de las éticas materiales, propuestas con contenido a posteriori. Cuestiones todas que se plantean en el texto (1) de modo explícito o implícito. 

En primer lugar, la autonomía es el tercer planteamiento del imperativo categórico kantiano. Para este pensador, ser libre equivale a actuar conforme a la ética. Se trata, pues, de evitar la heteronomía que procede de los propuestos tutores que quieren fijar qué piensan los demás (nos dice Kant en su respuesta a qué es la Ilustración (2), p. 19 ss.); pero también en relación con los propios impulsos o preferencias. Éste complementa la primera formulación recogida en el texto (1), y la segunda en virtud de la cual se debe tratar a los demás como fines en sí mismos. Es decir, no utilizar a las personas como medios para mis propios fines. Ni siquiera a mí mismo como instrumento de mi acción. 

En este sentido, la importancia del lema de la Ilustración propuesto por este filósofo (Kant (2), p. 17), “Sapere Aude” (texto original de Horacio, ver: Quintana Paz (3)), atrévete a saber, se revela en toda su extensión. Esta propuesta o exhortación kantiana llama a tener el coraje para pensar, razonar y opinar por uno mismo, desarrollando la propia vida como una consecuencia de la libertad. Lo que equivale, puede entenderse, en el campo de la ley moral, a cumplir con la propia razón. Ésta conduce al imperativo categórico, así como determina su contenido mediante las tres formulaciones ya mencionadas. En suma, Kant propone realizar lo que llama la buena voluntad. 

Ahora bien, Kant (2) desarrolla, en ese mismo ensayo sobre la Ilustración, la distinción entre los usos privado y público de la razón. Por el uso privado, un funcionario o empleado debe cumplir con las directrices recibidas de su organización jerárquica, de forma que restringe su racionalidad a ser un medio para los fines heterónomamente planteados (pp. 19-21). Su libertad de expresión queda limitada. Así, indica Kant (op. cit.), por ejemplo, el ciudadano debe pagar impuestos sin opinar en contra en la oficina recaudatoria. Por el contrario, el uso público es como ciudadano, como ser racional autónomo en general, e implica la libertad de razonar y de expresarse (Kant, op.cit.). El ciudadano tras pagar los impuestos y salir de la oficina de recaudación, podrá expresarse libremente acerca de lo justo o injusto de tales obligaciones fiscales. En este sentido, es plausible vincular el imperativo categórico a la expresión del uso público de la razón, ya que sólo en una situación de autonomía completa (en la que el único criterio de la acción sea seguir la propia racionalidad sin plantearse ni medios ni fines externos), podrá desarrollarse la voluntad de cumplir con el deber como tal. 

Finalmente, es importante añadir que, en Kant, es a partir de la razón actuando a priori, sin apoyo en experiencia empírica, como llegamos a los fundamentos de la obligación: desde los “conceptos de la razón pura” (Kant (1), Prólogo, A [viii]). Sobre una experiencia empírica se podrían alcanzar, añade, reglas prácticas, pero no el contenido de la ley moral (Kant, op.cit.). ¿Cómo se podrían articular normas éticas de validez universal y atemporal? Más bien proceden éstas de principios racionales como el de no contradicción. Por ejemplo, no se debe mentir, pues si nos planteamos la posibilidad de mentir como ley universal, todos podrían hacerlo y sería imposible cumplirlo, ya que nadie creería a nadie (Kant (1), <Ak. 1V, 403>). En cambio, el imperativo hipotético contiene consejos prácticos para la satisfacción y felicidad, por lo que se basa en enunciados a posteriori, fundados en la experiencia empírica (y en los impulsos instintivos -ver nota 1-). 

Cuestión 3ª: Exponer de manera clara y explicar razonadamente el tratamiento del problema del texto en otra época, comparar el tratamiento del problema presente en el texto con el tratamiento por parte de un autor o de una autora de una época distinta a la del texto. 

Como se ha señalado en las dos preguntas anteriores, en este texto (1) Kant afronta parcialmente los problemas conectados del contenido de la ley moral, y de su conocimiento y cumplimiento por el ser humano. De hecho, ambas cuestiones recorren, como uno de sus ejes vertebrales, la historia de la filosofía, del pensamiento humano en general. Difícil es, en efecto, encontrar a un pensador que no haya intentado responder a dichas preguntas. ¿No es Sócrates quien se plantea la cuestión de la conducta humana, bajo el concepto del fin que persigue la acción (Gourinat (4), p. 128)? Perspectiva que retoma Platón y que intentará desarrollar en muchos de sus Diálogos, bajo el concepto de Bien (Gourinat (4), p. 129 ss.), en lo que es, sin duda, una de las grandes respuestas propuestas en la historia. Aristóteles realizará una serie de objeciones a Platón para construir una propuesta basada en el concepto de felicidad. A su vez, Kant desarrollará una crítica de la posición eudemonista de Aristóteles para defender la construcción de una ética formal. En lo que sigue, la exposición se centra en las diferencias entre Aristóteles y Kant, mencionando también las que mantienen ambos con la teoría platónica.  

En la doctrina platónica, si se logra dar una definición de Bien en general, podrá contestarse cualquier problema práctico y específico retrotrayéndonos al concepto genérico. Ahora bien, Aristóteles realiza la siguiente crítica de esa respuesta platónica. Si fuese posible definir un bien que lo sea absolutamente, en sí mismo, ese bien constituiría el fin último de toda posible actividad. Un bien de esa naturaleza sería lo que Platón denominaba la Idea de Bien o bien en sí mismo (Gourinat (4), p. 129 ss.). Pero no es posible, afirma Aristóteles (5), dar una definición de este concepto general, ya que algunos bienes lo son por sí mismos y otros lo son para otras cosas (1094a, 1096b), lo que es bueno en unas circunstancias no lo es en otras, lo que cada uno de los hombres juzga como bien va variando en su vida y con respecto a los demás. En consecuencia, para Aristóteles no hay una definición unívoca del bien (Gourinat (4), p. 130). En el dominio de la acción práctica no hay, así pues, bien en sí mismo, afirma Aristóteles, sino sólo bienes diferenciados y particulares (Gourinat, op. cit.). Por lo tanto, el bien en sí mismo no es “nada más que la idea” (Aristóteles (5), 1096 b 18-20), sin contenido efectivo (Gourinat (4)), “una especie vacía” (Aristóteles (5), 1096 b 19-20). Hay que considerar aquí que Kant estaría probablemente de acuerdo con esta crítica de Aristóteles a la teoría del bien socrático-platónica, ya que está en contra de valorar una acción por una finalidad o resultado: “El valor moral de la acción no reside, pues, en el efecto que se aguarda de ella” (Kant (1), <Ak. IV, 401>, p. 92).  

Por consiguiente, el filósofo de Estagira analiza qué fin de la conducta humana es tan universal, para todos los seres humanos, que se justifica hacerlo el objetivo de la acción ética. Ya que, si quiere definirse un bien que pueda ser obtenido a partir de los límites de la acción humana, es preferible referirse a la experiencia común y al acuerdo de los hombres. Pero todos ellos consideran inequívocamente a la felicidad como fin supremo de toda actividad, que además se elige “siempre por ella misma” (Aristóteles (5), 1097b). Finalidad de toda actividad individual y política (Gourinat (4), p. 131). A esta doctrina se la conoce en la historia de la filosofía como “eudemonismo”.  

Además, Aristóteles va a concretar en una serie de principios también generales el modo como se logra esa felicidad. Ante todo, afirma Aristóteles (5), en una sociedad buena, bien organizada, pues el fin del individuo y el de la ciudad (la sociedad política) son el mismo (1094b, 5-10). De modo que la política tiene como objetivo “dotar a los ciudadanos de cierto carácter y hacerlos buenos” (1099b, 30-35). Ahora bien, lo justo es premiar el mérito (1130b, 25-30): que los mejores se vean recompensados. Esta postura define, pues, la justicia como meritocracia. Pero ¿qué es el mérito? La virtud social, lo que produce un beneficio para el bienestar del colectivo: “No se honra, en efecto, al que no proporciona ningún bien a la comunidad” (1163b, 5-10).  

Además, a Aristóteles se le ha llamado el filósofo de la moderación o término medio, por su defensa de que se logra la felicidad atendiendo racionalmente a las necesidades y huyendo de excesos y defectos (ver Aristóteles (5), 1107a). De modo que somos felices comiendo, y no si comemos poco o en demasía. 

Ahora bien, el debate entre Aristóteles y Kant es central en la cuestión ética, recorriendo toda la historia del pensamiento hasta nuestros días. El filósofo alemán defiende una ética formal: plantear el deber mediante imperativos universales que se afirman a partir de la razón pura práctica. Obligaciones que no tienen nada que ver con resultados. Nadie, dice, puede enseñarle a los demás cómo ser felices, ya que la felicidad es subjetiva y se dice de modos diferentes. Para Kant, la indeterminación del concepto de felicidad resulta de la contradicción entre, por un lado, esta idea, un estado absoluto válido para el presente y futuro; y, por otro, el carácter empírico de nuestros conocimientos en relación con los elementos que la producen. La felicidad es un concepto “impreciso” (Kant (1), <Ak. IV, 418>), y no es posible que “un ser finito (…) pueda hacerse una idea precisa de lo que realmente quiere” (Kant op. cit., pp. 120-121) -ver nota 2-. A lo que Aristóteles respondería, podría interpretarse de esta forma, que plantear una ética que no conduce hacia la felicidad es crear una teoría en el vacío que los hombres no cumplirán. Pues, ¿para qué hacer un deber que me lleva a la infelicidad? Probablemente una de las razones por las que Kant (6) propone como postulados de la razón práctica la libertad, la inmortalidad y la existencia de Dios -ver nota 3-. 

Además, como ya se ha observado previamente, Aristóteles, como su maestro Platón, situaba la plenitud del ser humano en el seno de la sociedad, único lugar donde se puede ser feliz. Defendía que el fin de la sociedad política, del Estado, es garantizar el bien supremo de los hombres, su vida moral e intelectual. Cuestión sociopolítica que no encontramos en la ética formal de Kant. 

En definitiva, la teoría ética, el contenido del deber y el cumplimiento de él, son temas centrales en la historia y han concitado numerosas respuestas. Tres de las principales son la socrático-platónica, la aristotélica y la kantiana. Se ha centrado aquí la respuesta en las propuestas que realizan y las diferencias entre ellas. Sobre todo, entre una ética material del eudemonismo, en Aristóteles, y una formal del deber por sí mismo, en Kant.     

Referencias 

(1) Kant, I. (2012). Fundamentación para una metafísica de las costumbres (trad. R. R. Aramayo). Madrid: Alianza editorial. Publicación original en 1785. 

(2) Kant, I. (2018). Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la Ilustración?. En ¿Qué es Ilustración? (trad. A. Maestre y J. Romagosa), Madrid: Editorial Tecnos, pp. 17-25. «Was ist Aufklärung?» publicado en diciembre de 1784 por el periódico Berlinische Monatsschrift.  

(3) Quintana Paz, M. Á. (2018). Sapere aude, o¿ cabe llamarnos aún ilustrados?: lección inaugural curso académico 2018-2019. Pronunciada el 12 de septiembre de 2018. Servicio de Publicaciones de la Universidad Europea Miguel de Cervantes. 

(4) Gourinat, M. (1974). Introducción al Pensamiento Filosófico (trad. S. González Noriega). Madrid: Editorial Istmo. 

(5) Aristóteles (2009). Ética a Nicómaco (ed. bilingüe y traducción por M. Araujo y J. Marías, introducción y notas de Julián Marías). Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. Escrita aproximadamente en 330 a.C. 

(6) Kant (2011). Crítica de la razón práctica (trad. D. M. Granja Castro). México: Fondo de Cultura Económica. Publicación original 1788. 

Notas al final.

Nota 1. El “hombre común”, que sigue los instintos naturales, logra más la felicidad (Kant (1), <Ak. IV, 396>).

Nota 2. No hay reglas racionales para ser feliz, afirma Kant, no es un imperativo sino un ideal “porque la felicidad no es un ideal de la razón, sino de la imaginación, que descansa en meros fundamentos empíricos” (Kant (1), <Ak. IV, 418>, [A 47], p. 122).

Nota 3. La razón pura práctica exige el deber, pero para fundarlo tiene la “necesidad subjetiva” de “presuponer la posibilidad del mismo [el deber] y, por lo tanto, también las condiciones de su posibilidad, a saber, Dios, la libertad y la inmortalidad” (Kant (6), Libro II, Apartado 2, Sección VIII, <Ak. V, 142>, p.169 ss.).

Comparación teorías éticas Platón, Aristóteles, Kant.

Ignacio Escañuela Romana

15 de noviembre de 2024

LA IDEA DEL BIEN.

La moral socrática (platónica) realizaba un análisis elemental de la conducta humana. La acción humana presenta una gran variedad de formas y de fines. “el de la medicina es la salud; el de la construcción naval, el barco; el de la estrategia, la victoria;…” (Aristóteles, Ética a Nicómaco, Libro 1, 1). Pero esa diversidad puede ser clasificada. Los fines de las diversas actividades resultan estar subordinados unos a los otros (Gourinat, 1973).

Por ello, “Los bienes pueden decirse de dos modos: unos por sí mismos y los otros por éstos» (Aristóteles, Ética a Nicómaco, Libro 1, 6). Es decir, algunas acciones son buenas para alguna otra cosa, mientras otras son bienes en sí mismos. Mantener un ejercicio físico moderado es bueno para la salud. Obrar respetando al otro sería bueno por sí mismo, aunque podría ser planteado como un bien para otros fines más generales. Si fuese posible definir un bien que lo sea absolutamente en sí mismo, ese bien constituiría el fin último de toda posible actividad. Un bien de esa naturaleza sería el bien mismo, lo que Platón denominaba la Idea de Bien o bien en sí mismo (Gourinat, 1973). El platonismo nos proponía la idea de bien como un modelo cuyo conocimiento nos permitiría alcanzar con facilidad los bienes particulares. La ética de Platón, al igual que la socrática, identificaba el bien con el conocimiento, caracterizándose por un marcado intelectualismo.

LA FELICIDAD. ARISTÓTELES.

La crítica a que sometió Aristóteles, y con la que Kant estaba de acuerdo, a la ética fundada en la idea de bien es la siguiente. No hay una definición unívoca del bien (Gourinat, 1973). Algunas cosas son buenas en sí mismas y otras lo son para algo. Hay, pues, al menos, dos posibles definiciones de bien, el bien absoluto y el bien sólo relativo (lo útil). Es posible separar lo bueno en sí de lo útil. Las ciencias definen los bienes particulares, lo útil, sin necesidad de referirse para nada a los bienes en sí mismos últimos. Por ejemplo, no se ve qué utilidad tendría para el zapatero o el albañil conocer el bien en sí mismo. Siendo tan gran número las acciones y las artes y ciencias, muchos serán por consiguiente los fines, como ya se ha mencionado el de la medicina es la salud, el de la construcción naval es el navío, el de la estrategia es la victoria… (Ética a Nicómaco, libro 1, 1).

En el dominio de la acción práctica no hay, así pues, bien en sí mismo, sino sólo bienes diferenciados y particulares, por lo que resulta imposible mostrar si responden a una idea única del bien.

Para Aristóteles, se puede comprender que el bien en sí mismo “nada más que la idea”, en este caso «la especie sería inútil» (Ética a Nicómaco, Libro 1, 6). Luego la idea del bien es una especie vacía, una categoría clasificatoria sin más contenido que ella misma: sin contenido efectivo, sin sentido (Gourinat, 1973). Por lo tanto, no puede ser ni objeto de acción, ni objeto de adquisición. La moral no puede basarse en esa idea sin contenido, un objeto al que no puede llegarse.

En consecuencia, si quiere definirse un bien que pueda ser obtenido a partir de los límites de la acción humana, es preferible referirse a la experiencia común y al acuerdo de los hombres. Todo ellos consideran inequívocamente a la felicidad como fin supremo de toda actividad. La felicidad es universalmente deseada, todos los hombres tratan de ser felices: «la elegimos siempre por ella misma» (Ética a Nicómaco, Libro 1, 7). La felicidad aparece como el bien que, más que cualquier otro, es buscado por sí mismo y respecto del cual todos los otros no son más que medios (“mientras que los honores, el placer, el entendimiento y toda virtud los deseamos ciertamente por sí mismos… pero también los deseamos en vistas de la felicidad, pues creemos que seremos felices por medio de ellos” (Ética a Nicómaco, Libro 1, 7).

Aristóteles sitúa a la felicidad en el lugar que tenía para Platón la idea del bien, fijando con ella el fin supremo de la actividad individual y de la actividad política (Gourinat, 1973). La plenitud del ser humano se halla en el seno de la sociedad, donde el hombre puede ser feliz.

Aristóteles, como Platón, considera que el fin de la sociedad y del Estado es garantizar el bien supremo de los hombres, su vida moral e intelectual; la realización de la vida moral tiene lugar en la sociedad, por lo que el fin de la sociedad, y del Estado por consiguiente, ha de ser garantizarla. De ahí que tanto uno como otro consideren injusto todo Estado que se olvide de este fin supremo y que vele más por sus propios intereses que por los de la sociedad en su conjunto. De ahí también la necesidad de que un Estado sea capaz de establecer leyes justas, es decir, leyes encaminadas a garantizar la consecución de su fin. Las relaciones que se establecen entre los individuos en una sociedad son, pues, relaciones naturales.

DE LA MORAL DE LA FELICIDAD A LA MORAL DEL DEBER.

Existe un problema en el pensamiento aristotélico. Los hombres están de acuerdo en hacer de la búsqueda de la felicidad el contenido de la moralidad, pero es posible que no todos nos pongamos de acuerdo en la interpretación de la felicidad. Cuando intentamos definir felicidad, no nos ponemos de acuerdo. No sólo hay desacuerdo entre un individuo y otro, sino “incluso una misma persona opina cosas distintas si está enfermo, la salud; si es pobre, la riqueza” (Ética a Nicómaco, Libro 1, 4). Los hombres imaginan que podrían ser felices mediante la posesión de los que les falta, llamando felicidad al disfrute del objeto temporal y accidental de su deseo. Todos los hombres desean ser felices, pero no pueden determinar lo que verdaderamente desean y quieren.

Para Kant, la indeterminación del concepto de felicidad resulta de la contradicción entra la idea de felicidad, un estado absoluto válido para el presente y futuro, y el carácter empírico de nuestros conocimientos en relación con los elementos que producen la felicidad. Sólo la experiencia puede dar un contenido concreto a nuestra idea de felicidad. Enseñamos y aprendemos medios para llegar a la felicidad, pero no se puede determinar con precisión en qué medida son verdaderamente capaces de hacernos felices. “nadie es capaz de determinar, por un principio, con plena certeza, qué sea lo que le haría verdaderamente feliz, porque para tal determinación fuera indispensable tener omnisciencia” (Kant, Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres, Cap. 2, 4:418).

Las limitaciones de nuestra experiencia y de nuestro conocimiento no nos permiten dar un contenido verdaderamente determinado a nuestra idea de felicidad. No hay reglas para ser feliz, no hay preceptos o normas de la razón que nos lleven hacia ella. Sólo es un ideal, para llegar al cual algunos consejos nos pueden ayudar. Del mismo modo que para hacer una casa me son necesarios ladrillos, o para que el coche funciones preciso de gasolina, debo seguir una serie de consejos para ser feliz (dieta sana, amistad, etc.). Los consejos, la determinación de medios que sólo pueden ser fijados de manera aproximativa y contingente, para lograr un objetivo, son “imperativos hipotéticos”.

“Por eso no es posible con respecto a ella un imperativo que mande en sentido estricto realizar lo que nos haga felices, porque la felicidad no es un ideal de la razón, sino de la imaginación, que descansa en meros fundamentos empíricos, de los cuales en vano se esperará que hayan de determinar una acción por la cual se alcance la totalidad de una serie, en realidad infinita, de consecuencias” (Kant, Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres, Cap. 2, 4:418).

Los medios no son ni buenos ni malos, sino que su razón de ser es el logro de unos objetivos: “los preceptos que sirven al médico para curar radicalmente a su paciente, y al envenenador para matarlo de modo seguro, son de igual valor en la medida en que sirven a cada uno para realizar perfectamente su intención”. Dar una instrucción técnica e impartir una formación moral son dos cosas diferentes: las reglas técnicas prescriben medios con respecto a fines que son moralmente indeterminados.

EL DEBER EN KANT

La ética dependen de la libertad y la racionalidad: una razón que no esté afectada por preferencias o gustos, impulsos o deseos. La ética consiste en que yo mismo trazo racionalmente mi deber u obligación. Si me viene de otro o de otra cosa, entonces no es propia y no forma parte de la ética. Lo importante es el motivo o intención, la razón, y no el contenido. No mentir puede ser por ética: porque debo. O puede no ser ética si lo hago porque me conviene, por ejemplo porque quiero pedirle después a la otra persona algo.

Por lo tanto:

Imperativo categórico: el deber por sí mismo.

Imperativo hipotético: “si quiero tal o cual fin, entonces debo….”.

Sólo el categórico es ética.

Tres formulaciones o criterios del imperativo categórico:

Primera, haz de tu conducta un modelo de comportamiento universal. Que valga para todas las personas. Así, mentir no puede ser obligación ya que todos mentirían y ninguno escucharía. Asesinar no es un debe, pues todos asesinarían y nadie estaría vivo para poder cumplir con la obligación. Sin embargo, si debo no mentir y nadie miente, entonces se cumple sin problemas. Si debo no asesinar y nadie debe, no hay problemas para cumplir y respetar universalmente el derecho a la vida.

Segunda, trata a los demás como fines en sí mismo. Y a ti. Es decir, que un ser racional no sea nunca un instrumento para tu acción. Para tus fines.

Tercera, sé autónomo (libre) en tu conducta. Lo que implica que seas racional y tus fines sean precisamente universales (y los demás lo sean igualmente). Como se ve, las tres formulaciones significarían lo mismo: tres criterios para una idea igual.

Conclusión: la acción ética en Kant es libre, autónoma, consciente, sin objetivos o preferencias, tomada por uno mismo en función de la propia racionalidad.

Referencias.

Gourinat, M., 1973. Introducción al Pensamiento Filosófico. Editorial Istmo.

Aristóteles, Ética a Nicómaco. Ed. bilingüe y traducción por Maria Araujo y Julián Marías. Introd. y notas de Julián Marías. Español / Castellano; Griego. Centro de Estudios Políticos y Constitucionales.

Immanuel Kant, Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres. Trad. Manuel García Morente. Edición de Pedro M. Rosario Barbosa.

¿Qué es Ilustración? Kant (y Foucault)

Ignacio Escañuela Romana

Vamos a analizar el texto de Kant acerca de qué sea Ilustración, una especie de índice de lectura e interpretación. Lo realizo a partir del texto de Foucault donde se plantea esta misma pregunta. Es decir, me ciño al resumen que este filósofo elabora del texto kantiano:

  1. La Ilustración (I.) es la salida del estado de minoría de edad.
  2. Esta minoría es la aceptación que realizamos de la autoridad de otros,cuando deberíamos estar utilizando nuestra propia razón (somos heterónomos cuando deberíamos ser autónomos, o dicho de otro modo somos autónoos para decidir que no lo somos y pasar a la heteronomía).
  3. Tres ejemplos: un libro ocupa el lugar de nuestro entendimiento, un director espiritual manda sobre nuestra consciencia, un médico decide sobre nuestro régimen o estilo de vida. Sería un ejemplo por cada pregunta kantiana: ¿qué debo conocer? (razón teórica), ¿qué debo hacer? (razón práctica), ¿qué puedo esperar?.
  4. Luego la I. es una modificación de la relación entre voluntad, autoridad y fundamento racional de la verdad. Lo que quiero, en lo que me influyen, lo que fundo racionalmente.
  5. La I. es un hecho (algo histórico), per también una obligación individual y social. El hombre es responsable de su propia minoría.
  6. Lema de la I.: Sapere Aude. Ten el coraje de conocer. Es su característica, pero también es una propuesta.
  7. La I. tiene una parte individual (valor personal), y otra social (propuesta para todos).
  8. La I. es un cambio: interpretable como histórico que afecta a la estructura socio-política, y como  modificación en la estructura de la humanidad del ser humano. Aquí hay una ambigüedad en el texto.
  9. Dos condiciones para que el hombre salga de su minoría (espirituales e institucionales).
  10. Primera condición, distinguir lo que corresponde a la obediencia y lo que corresponde al uso de la razón. La minoría es un «obedeced, no razonéis». La I. propone un «obedeced y razonad cuando queráis». Por ej., obligación de pagar impuestos, pero razonar cuanto se quiera sobre fiscalidad. Pero en esto no parece existir ninguna novedad doctrinal.
  11. Segundo, distinguir entre los usos privado y público de la razón. La razón es sumisa en el privado, libre en el público. El uso privado de la razón por el hombre se da cuando éste es un empleado o funcionario, cuando ejerce como un puesto con una función en la sociedad. La razón debe someterse a esos fines particulares. Por ej., el funcionario recaudador de impuestos puede no estar personalmente a favor del sistema fiscal, mas no puede expresarlo así mientras esté en funciones de funcionario. 
  12. El uso público es razonar como persona, y es libre y público. Entonces, la razón es universal, de uso libre y de uso público. Universal en tanto libre de todo uso particular.
  13. ¿Cómo asegurar un uso público de la razón? ¿Qué condiciones sociales y políticas deben existir para esa seguridad?. «Cómo el uso de la razón puede tomar la forma pública que le es necesaria, cómo la audacia de saber puede ejercerse a la luz del día, mientras que los individuos obedecen tan exactamente como sea posible» (Foucault, comentando a Kant).
  14. Kant termina proponiendo a Federico II, en términos apenas velados, una especie de contrato. El contrato de un despotismo racional con la libre razón: el uso público y libre de la razón autónoma será la mejor garantía de la obediencia, a condición de que el propio principio político al que hay que obedecer sea conforme a la razón universal (sin fines particulares).
  15. La I. es el momento en que la humanidad va a hacer uso de su propia razón, sin someterse a ninguna autoridad. Es, pues, el momento en que una Crítica, en sentido kantiano, es necesaria: fijar las condiciones de posibilidad de la razón universal (que resuelve qué puede conocerse, qué debe hacerse, qué cabe esperar).
  16. [Kant introduce en el texto, por lo tanto, una doble reflexión: crítica y sobre la historia. Analiza el momento en el que escribe y a causa del cual escribe. El «hoy» como diferencia en la historia y como motivo para la filosofía] (Esto, dice Foucault, «me parece que es la novedad de este texto»)

Fuente:

Foucault, M. (1993). Un inédito:¿ Qué es la Ilustración?(Presentación de Antonio Campillo). Daimon Revista Internacional de Filosofia, (7), 5-18.

Teoría de la ética de Kant

Ignacio Escañuela Romana.

Esquema, la ética kantiana:

La Buena Voluntad
• La moral no puede basarse en la felicidad o en cualquier otro tipo de consecuencias de nuestras acciones. En caso contrario, la moral se basaría en circunstancias que están, en parte, más allá de nuestro control. Asimismo, a menudo no sabemos si nuestras acciones son correctas o incorrectas, ya que no se puede predecir las consecuencias de nuestras acciones (es una cuestión empírica: inductiva).
• La única cosa que es buena «sin reservas» es una buena voluntad.
• Hay una buena voluntad, si y sólo si el motivo de los actos de respeto a la ley moral.
• Si el acto tiene un valor moral depende de la motivación a partir de la cual él / ella actúa. El único motivo que confiere un valor moral sobre las acciones de uno es el respeto de la ley moral.
• Una acción moralmente buena no es lo mismo que una acción moralmente correcta. Incluso si uno hace lo moralmente correcto, él / ella no merece crédito moral a menos que los actos se deban a la buena voluntad.

Racionalidad y moralidad
• La moral se aplica a los seres humanos, no animales.
• Animales perseguir el placer. Por lo tanto, la búsqueda del placer no puede ser la base de la moralidad.
• La razón por la que la moral se aplica a los seres humanos, pero no a los animales, es que los seres humanos son seres racionales (aunque de manera imperfecta).
• El ser humano es racional, porque es capaz de seguir las reglas, el razonamiento de las conclusiones, generalizar y hacer opciones libres.
• Sin embargo, dado que los seres humanos son imperfectamente racionales, a menudo se inclinan a actuar irracionalmente.
• La moral de los seres humanos requiere que éstos se comporten como seres perfectamente racionales que actúan.
• Dado que los seres humanos están a menudo inclinados a actuar irracionalmente, la exigencia moral es actuar como un ser perfectamente racional que es actuar en la forma de un imperativo (norma o deber).

Imperativos-2 Clasificaciones.
1. Objetivo vs subjetivo.
A. Objetivo: expresa «cómo un ser racional sería, dado ciertos objetivos o deseos» (por ejemplo, «un ser plenamente racional que quiere ser un gran violinista practicará todos los días.»)
B. Subjetiva: una norma de acción que especifica las acciones de los seres imperfectamente racionales (por ejemplo, «Si quiero ser un gran violinista, voy a la práctica todos los días.»)
2. Hipotético vs Categóricos
A. Hipotética prescripción: está condicionada a la existencia de ciertos deseos (por ejemplo, «Si una persona quiere ser rico, él / ella va a invertir en el mercado de valores.»)
B. Categórico: no está condicionado por la existencia de ciertos deseos (por ejemplo, «siempre dicen la verdad»), sino que es un deber universal.

Kant: Teoría del bien y del mal
Condiciones necesarias para la acción moral:
• La moral se aplica a todos los seres imperfectamente racionales.
• La moral se aplica a los seres humanos imperfectamente racionales, pero no depende de la naturaleza humana, o las particulares circunstancias de la vida humana.
• Cada acción humana voluntaria que el agente se compromete a realizar es una norma subjetiva de la acción (máxima). Por ejemplo, si voy a un restaurante para cenar, estoy siguiendo una regla instrumental para lograr un interés, una norma parecida a «si tengo hambre y no quiere cocinar, voy a salir a comer”.
• La moral debe ser incondicional. Por lo tanto, todos los bienes deben ser los principios morales imperativos categóricos.
• Las normas morales deben ser universalizables, es decir, debe ser posible para todos los seres racionales seguir esas normas, y los agentes deben estar dispuestos (razonar que) para que esto ocurra.

Kant: del principio fundamental de la obligación moral, el imperativo categórico:
Primera formulación. Actuar sólo de acuerdo con una máxima  que se puede, al mismo tiempo, convertir en un derecho universal. Interpretación de «puede al mismo tiempo que se convierta en una ley universal». Es decir, razonar de modo universal, validez erga omnes.
• Debe ser posible que la máxima de la acción sea un derecho universal, es decir, no debe haber ninguna contradicción en la concepción de todo el mundo (todos los seres racionales).
• Debe ser posible para el agente que va a actuar que su máxima se convierta en un derecho universal, es decir, no debe haber incompatibilidad entre el agente de metas y objetivos en la vida y la perspectiva de todo el mundo que siempre siguiendo máxima.
Formulación segunda. Ley por la que se trate a los demás en función de su humanidad, ya sea en su propia persona o en la de otro, siempre como un fin y nunca como un medio solamente. Interpretación de «siempre como un fin y nunca sólo como un medio»:
• Para tratar a alguien como un fin es reconocer él / ella como un ser racional que merece el mismo respeto como a ti mismo y para el tratamiento de él / ella en consecuencia.
• Aunque no hay que «utilizar» a los demás, con el propósito de engañar a otros o la manipular a alguien, es admisible para entrar en acuerdos sociales con ellos en el que a sabiendas y voluntariamente nos prestan servicios. (por ejemplo, el camarero que nos lleva nuestra comida en un restaurante). Este es el significado de la palabra «únicamente» en la segunda formulación.
Formulación Tercera. Ley de forma que sólo puede entenderse que las acciones son producto de mi voluntad autónoma. Interpretación:
• Dado que la elección de las máximas son de nuestras acciones, damos a nosotros mismos las normas morales en lugar de seguir los dictados de la autoridad o de algunos otros-por ejemplo, el gobierno, la sociedad, o incluso Dios. Tampoco de mí mismo: no me dejo llevar por impulsos o deseos.
• Dado que nuestra máximas deben ser universalizables, en darnos las normas morales, que son, en efecto, legislar para todos los demás también.

Objeciones a la teoría ética de Kant
1. Es dudoso que exista una sola máxima asociada a cada acción. Para muchas acciones, al parecer hay varias máximas en que el acto podría basarse.
2. Es una moral inhumana: las consecuencias pueden ser muy negativas. Es decir: ¿no miento aunque haciéndolo perezca la humanidad?. Kant: sí.
3. La afirmación de que las consecuencias de las acciones no tienen ningún efecto sobre si son moralmente correctas o incorrectas es plausible (por ejemplo, mentir para salvar la vida de una persona inocente).

Pregunta 5, rellenar. Tomás y Kant

Rellenar los huecos con una palabra o palabras:

Sobre Tomás:

«En un sentido propio y esencial, y así no lo es, porque la ley ……………. es algo que se hace por la ……………………, mientras que un hábito es aquello por lo que algo se hace. Como también los principios ……………………. en las cosas especulativas no son el mismo hábito de los principios» (Adaptado libremente de Beuchot, M. (1995). La ley natural en Santo Tomás de Aquino y Leo Strauss. CONVIVIUM, 12-12)

Sobre Kant:

«Caracteriza no como ………………………, sino como ……………………, los usos de la ……………………….. que apelan a concepciones infundadas racionalmente, tales como la autoridad civilmente constituida de la Iglesia o el Estado. En ¿Qué es Ilustración? habla del razonamiento oficial de mandos militares, de pastores de la Iglesia consolidada y de empleados civiles, como un razonamiento …………………….» (O’Neill, O., & Olivera, L. H. (2016). La concepción de la razón pública en Kant. Con-textos Kantianos: International Journal of Philosophy, (4), 305-322).

 

Foucault, Kant.

Ignacio Escañuela Romana.

Foucault, El sujeto y el poder:

He investigado, nos dice Foucault:

  • La ciencia. Que es un sistema de objetivaciones: signos o técnica en que se refleja la actividad humana.
  • Las «prácticas divisorias»: el sujeto (persona) se divide dentro de él mismo y fuera respecto a los demás. Por ejemplo, loco/cuerdo.
  • Cómo las personas se transforman a sí mismas en sujetos: en conciencia.

La filosofía tendría, nos dice, dos funciones fundamentales:

  • Desde Kant, evitar que la razón vaya más allá de los límites de lo que es dado en la experiencia. Esto es, una razón crítica en términos kantianos.
  • Mantenerse atenta a los abusos del poder de la racionalidad política. Pues Foucault interpreta que la razón aplicada al poder lleva a experiencias como el fascismo o el estalinismo. Cree, este autor, que racionalización extensa y excesos de poder van juntas, como en los campos de concentración del nazismo.

Foucault nos habla, entonces, del «poder pastoral» (propio de la Edad Media, un sujeto externo fija la verdad indudable, lo que priva al sujeto de la duda y la capacidad de fundar la verdad). Dejo este concepto para otra entrada del blog.

Foucault hace referencia la texto de 1784, de Kant, ¿Qué es la Ilustración?. Donde Kant se pregunta, en efecto, acerca de la naturaleza de la Ilustración (o Iluminismo). «¿Qué está ocurriendo en este preciso momento?, ¿Qué nos está sucediendo?» (dice Foucault sobre ese texto). Mientras Descartes se preguntaba según Foucault: «¿Quién soy?. ¿Yo, como único pero universal y ahistórico sujeto?»; Kant haría un análisis más histórico.

Foucault se plantea, pues, y tal y como ya se ha señalado en otra entrada del blog, la vigencia del análisis crítico, lo fundado de una racionalidad que pregunta desde Kant y que se plantea que ninguna afirmación vaya más allá de los límites de una experiencia posible (humana).

Foucault: «La conclusión podría ser que el problema político, ético, social y filosófico de nuestros días no es tratar de liberar al individuo del Estado y de las instituciones del Estado sino liberarnos de ambas, del Estado y del tipo de individualización que está ligada a éste. Debemos promover nuevas formas de subjetividad…»

Foucault distingue tres ámbitos de conocimiento y acción humanos, que ya encontrábamos en Kant y, especialmente, en Hegel:

  • Trabajo y transformación de lo real. La técnica, las cosas.
  • El ámbito de los signos, la comunicación, los hechos físicos con significado.
  • El cambio de los relaciones humanas. Que engloba también las relaciones de poder.

Es obvio que Kant privilegió el mundo de los signos. Toda la filosofía kantiana del siglo XX es un estudio de la cultura como el mundo de los signos y ámbito de la libertad.

¿Y Foucault?. Al estudiar el poder, sobre todo, aunque tratase otros ámbitos del sujeto tal y como ya se ha expuesto, dio énfasis al mundo de las relaciones intersubjetivas. Las visiones de la conciencia, la ciencia y el nacimiento de la conciencia son tratados, todo ellos, como fenómenos sociales.

¿Es realmente la razón crítica kantiana recogida por Foucault?. Sí y no. Foucault se cuestiona los fundamentos de la verdad de cada institución y actuación. Pero Kant lo hace desde criterios universales propios de una subjetividad no histórica. Foucault interpreta como fundamentales a las instituciones sociales y su carácter histórico.

Es curioso, pero las actuaciones de poder que estudia extensamente Foucault pertenecen todas al imperativo hipotético kantiano o búsqueda de objetivos e intereses del modo de la razón instrumental (que plantea medios para fines). Todo el ámbito de los imperativos categóricos o deberes (normas universales) queda fuera. El tratamiento de las personas como fines en sí mismas no es estudiado por Foucault, ya que las verdades históricas no pueden basar de ningún modo ámbitos de actuación universales, fundamentados sólo en el sujeto como tal. Historia frente a ahistoria. Un debate del mayor interés. Foucault versus Kant.

Contexto filosófico-cultural. Texto de Kant.

Ignacio Escañuela Romana.

Pregunta del examen de Acceso a la Universidad. Texto de Kant. Descripción del contexto filosófico-cultural que influye en el autor del texto (2 puntos).

Propuesta de solución:

Immanuel Kant nació en 1724 y murió en 1804 en Könisberg, Alemania. Fue profesor universitario. Filósofo, su producción intelectual se encuadra tanto en la Ilustración, como en las diferencias doctrinales entre el empirismo y el racionalismo de la filosofía moderna. Es considerado como defensor del idealismo y también de una racionalidad crítica. Idealismo kantiano que hay que comprender como transcendental: el sujeto constituye los fundamentos a priori de su conocimiento, pero no son bases absolutas de la realidad. Así como crítico: hay que cuestionar esos fundamentos para ver sus límites.

Su pensamiento se entiende, así pues, dentro de la dinámica del siglo XVIII. Un siglo de recuperación económica y explosión demográfica, época de grandes transformaciones que se aceleran, sobre todo, a partir de la segunda mitad del siglo. Políticamente, se da el Absolutismo: los reyes son omnipotentes, a excepción de la monarquía parlamentaria británica. Este modelo se enfrentó al cambio industrial que comenzó en Inglaterra y a la expansión de un movimiento que tendió a dar énfasis a la racionalidad y libertad humanas: la Ilustración. La burguesía va adquiriendo importancia, lo que acabará por generar la revolución norteamericana y la francesa de 1789.

El movimiento ilustrado es, en un análisis marxista, la ideología crítica de las clases medias. Hace avanzar una concepción liberal y tolerante. Es esencial en el pensamiento kantiano la influencia de este gran proyecto: un esfuerzo común de transformación y mejora de la humanidad mediante el desarrollo de su propia naturaleza racional. Kant pertenece plena y conscientemente a ese movimiento. Suya es la contestación a la pregunta acerca de qué sea la Ilustración, generando el famoso lema «sapere aude«: atrévete a saber. 

Es interesante hacer una breve reflexión sobre la diferencia siguiente. Por una parte, Ilustración es un movimiento cultural, histórico, del siglo XVIII, basado en una reivindicación de la razón como motor de decisiones sociales y políticas. Como propuesta de cambios individuales y colectivos. Destaca, así, la labor de la Enciclopedia. Por otro lado, la Ilustración es una forma determinada del saber y la crítica, una actividad filosófica y científica que supone una propuesta general, no circunscrita a un momento histórico. En este sentido, Ilustración sería interrogarse a uno mismo, pensar por uno mismo, elevar con entera independencia la propia razón como único juez de la verdad (Subirats, La Ilustración insuficiente, 1981, un libro muy interesante). La razón propia, que se mueve en el ámbito de la libertad, es, para Kant, pues, la guía del conocimiento, conducta y organización social.

Los tres elementos fundamentales de la Ilustración (op.cit.) serían: la razón como poder del sujeto humano como actitud constituyente, el proceso científico-técnico como proceso dinámico e indefinido de la razón, la actividad revolucionaria. Los tres se dan en Kant y en el texto propuesto. De ahí que este autor diga que no vivimos en una edad ilustrada, sino en una edad de ilustración.

Es interesante añadir algunas notas más. En arte, el Barroco deja paso al Clasicismo, que se caracteriza por la racionalidad, la sencillez y el orden (espíritu cartesiano). En ciencia, se desarrolla la mecánica clásica de Newton. Newton representó para toda la Ilustración la culminación de la ciencia moderna. De ahí que Kant quiera establecer los principios y límites del conocimiento científico de la naturaleza, a la vez que responder a la pregunta acerca de qué pueda conocer. La filosofía kantiana es un intento de clarificar filosóficamente las condiciones de posibilidad de la física newtoniana. Para responder al problema va a tomar elementos de las dos grandes corrientes filosóficas de la modernidad. Al afirmar que el conocimiento se limita a la experiencia, la filosofía kantiana se aproxima al empirismo, y al afirmar que no todo el conocimiento proviene de la experiencia se acerca al racionalismo. Concluye que es posible un conocimiento estricto y universal (los juicios sintéticos a priori).

Por su parte, Rousseau reforzó en Kant la convicción en la autonomía, en la independencia de la moralidad frente a las leyes que rigen el mundo objetivo. Rousseau era el filósofo del espíritu, de la subjetividad: frente al mundo externo. Newton y Rousseau, reino de la naturaleza y reino del espíritu, causalidad y libertad. Dos mundos de los que se siente ciudadano, dos legalidades a las está sometido. ¿Anula la ciencia todo acceso del hombre a lo metafísico? ¿Pueden conciliarse causalidad física y libertad moral?. Kant se propone establecer y justificar los principios de la acción y las condiciones de la libertad, ligada a la cuestión: ¿qué debo hacer?; y delinear el destino último del hombre para responder a la pregunta: ¿qué me cabe esperar?.

Finalmente, la filosofía kantiana es el esfuerzo fecundo y original, en medio de la filosofía moderna y de la Ilustración, por dar una solución a la polémica doctrinal entre empirismo y racionalismo y, ante todo, por dar una respuesta a la pregunta ilustrada: ¿qué es el hombre?. Kant reafirma el papel central de la razón humana crítica en todos los ámbitos de la cultura y, sobre esta base, tiene una visión optimista acerca del desarrollo de la historia.

Más datos y algunas fuentes utilizadas en:

https://blogsaverroes.juntadeandalucia.es/filosofiaendebate/2019/03/24/immanuel-kant-1/

Subirats, E. (1981). La ilustración insuficiente.

Actualidad de Kant. Ilustración.

Autor: Leandro Iglesias Lagares. 

Comencemos con la principal idea del texto, siendo esta la ilustración; movimiento que defendió la razón como un medio para obtener una verdad objetiva sobre toda la realidad que se dio entre los siglos XVII y XVIII. Esta, tuvo en consecuencia una gran influencia en aspectos científicos, económicos, políticos y sociales de la época que sigue perdurando a día de hoy. Por ejemplo, la Ilustración defendía la educación, y en la época presente, la escolarización es obligatoria hasta cierta edad. También influyó en una declaración de
derechos humanos más amplia, al dar esta una mayor racionalidad. En política, un claro ejemplo del legado de la ilustración es la democracia; donde podemos elegir a nuestros representantes, saliendo nosotros mismos de la minoría de edad (siendo más independientes y con valor de valerse por sí mismo sin guía de nadie más) y también influyó en la actual división
de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial).

Respecto a la religión, hoy día, los niños son bautizados e introducidos a la religión católica desde pequeños con el bautizo; siendo la minoría de edad predominante y favoreciéndola, haciendo que el arte y la ciencia sea menospreciada y abandonada en la actualidad debido a las creencias teológicas; un ejemplo, el actual coronavirus está intentando ser aplacado a
través de la ciencia, sin embargo, muchas personas cuando acabe todo el problema actual del virus les darán las gracias a Dios, en vez de a la ciencia.

Por otro lado, existe una gran influencia en este campo debido a la ilustración; esta hizo que el razonamiento evolucionara y se desarrollara; habiendo a día de hoy muchas más personas ateas que antes. Esto último nos lleva a una razón pública y la razón privada; siendo la razón pública la crítica hacia algo públicamente, sin embargo, la razón privada es aquella que se ejerce bajo una
determinada función o puesto civil (siendo a veces necesario obedecer órdenes). Kant decía que el uso privado de la razón, solo se puede realizar cuando lo criticado es parte de nosotros mismos (es decir, si trabajas de profesor en un instituto, estas obligado a seguir las normas de ese instituto. Si bien puedes hacerlo de forma privada poniendo quejas hacia su superior) Por
otro lado, el uso público de la razón podría ser usadas por aquellos que no pertenecen al entorno laboral en concreto, pero que conocen la situación de ese entorno; queriendo solucionar los problemas de este mismo. Otro aspecto a considerar es que no todos están en las mismas situaciones de hacer un uso público de la razón debido a que no todos recibieron la misma educación; esto es debido a que los alumnos no son enseñados a pensar por si mismos
y estos son enseñados por profesores que no salen del uso privado de la razón, replicando contenidos una y otra vez sin incentivar a los alumnos a la razón pública. En conclusión, por todo lo que he dicho anteriormente, pienso que el pensamiento de Kant sobre estos temas sigue perdurando en nuestros días, siendo estos predominantes en la mayor parte de nuestra vida, pero, no nos damos cuenta hasta que no nos paramos a pensar en ello.

Foucault. ¿Qué es Ilustración?.

Ignacio Escañuela Romana.

Foucault, uno de los principales filósofos del siglo XX, se plantea en un pequeño comentario qué sea la Ilustración. En éste comenta, por extenso, el mismo texto con ese título de Kant.

En las conclusiones, Foucault hace la siguiente observación:

«I do not know whether we will ever reach mature adulthood. Many things in our experience convince us that the historical event of the Enlightenment did not make us mature adults, and we have not reached that stage yet. However, it seems to me that a meaning can be attributed to that critical interrogation on the present and on ourselves which Kant formulated by reflecting on the Enlightenment. It seems to me that Kant’s reflection is even a way of philosophizing that has not been without its importance or effectiveness during the last two centuries. The critical ontology of ourselves has to be considered not, certainly, as a theory, a doctrine, nor even as a permanent body of knowledge that is accumulating; it has to be conceived as an attitude, an ethos, a philosophical life in which the critique of what we are is at one and the same time the historical analysis of the limits that are imposed on us and an experiment with the possibility of going beyond them.»

Hay una serie de preguntas que suscita este texto:

A. ¿Qué significa «minoría/ mayoría de edad»?. ¿Tienen estos términos el mismo significado que en Kant?. ¿Está de acuerdo Foucault con la tesis fundamental de Kant referente a la minoría de edad?.

B. ¿Cuál es la visión que tiene Foucault de la reflexión de Kant sobre la Ilustración?

C.  ¿Estás de acuerdo con la posición de Foucault?. Razona.

Te invito a cargar comentarios respondiendo a éstas u otras preguntas. Hasta el día 18. Parafraseando a Kant: Atrévete a contestar.

Actualidad, pensamiento de Kant. Eutanasia.

Ignacio Escañuela Romana.

(Ejemplo pregunta 5 del examen de Acceso Universidad: «Valore de manera razonada la actualidad de las ideas contenidas en el texto o del pensamiento del autor». Pregunta que deja muy abierta la respuesta: puede  ser temas del  texto,  pueden ser temas de Kant en general)

El pensamiento kantiano es de absoluta actualidad en múltiples aspectos: sigue siendo referente en discusiones de carácter epistemológico, ético y político. Hemos discutido la libertad de expresión y sus posibles límites, cuestión clave en muchos problemas políticos de nuestras sociedades. Quiero mostrar ahora esta actualidad refiriéndome a un problema que es objeto de discusiones filosóficas y jurídicas: la eutanasia o suicidio asistido. ¿Qué planteamientos y principios contiene el pensamiento de Kant que sean aplicables para intentar dar una solución razonada?.

Resalta el primer principio que Kant nos traslada en el texto y en el conjunto de su filosofía: en tanto seres racionales, cada uno de nosotros somos autónomos y decidimos por nuestras propias acciones y convicciones. No podemos trasladar esa responsabilidad a nadie. Además, esta libertad implica que tampoco nuestros intereses y emociones nos controlen. La respuesta que demos al problema de la eutanasia será necesariamente propia y basada en mi libertad. Se trata de la idea central de la Ilustración.

Es interesante analizar la respuesta que Kant daría a la cuestión de la eutanasia tan de actualidad, y que nos sugiere a nosotros como respuesta certera, en el marco del llamado «The Philosophers’ brief». Se trata del informe presentado por filósofos de la mayor relevancia ante el Tribunal Supremo de los EEUU en 1996 (Rawls, Nozick, Nagel, Dworkin y otros). En él, estos autores afirman que todas las personas tienen el derecho a su dignidad y autonomía, lo que implica el poder decidir sobre el momento y la forma de morir. Que en algunas circunstancias el dolor e incapacidad físicas pueden ser tan extremas que el paciente pida en algunos casos (se detallan) la eutanasia. Asimismo, que ese derecho debería ser ejercido una vez la autoridad pública competente compruebe que se trata de una decisión racional, competente, informada, estable, no obligada. Finalmente, que negar este derecho privaría a las personas del derecho general a vivir sus vidas de acuerdo a sus propias convicciones éticas y religiosas.

Por supuesto, caben otra respuestas justo en contrario de esta opinión. 49 especialistas en bioética se opusieron en ese mismo procedimiento, 42 estuvieron a favor. Si analizamos cada una de estas afirmaciones veremos que su fundamento filosófico procede de Kant y Locke, entre otros, pero que la conclusión no va a coincidir. El principio que apoyan es: todas las personas como seres racionales tenemos todo el derecho y libertad a decidir sobre nuestras propias vidas, sin que haya ningún otro poder que pueda interferir en tales elecciones. No obstante, comprobamos las diferencias al plantear la pregunta: ¿Kant estaría de acuerdo con una especie de comprobación previa para fundar estas decisiones en la racionalidad y en la estabilidad en el tiempo?. Para impedir la decisión si considera que más tarde esta misma persona agradecerá que se haya hecho así. Sin duda, su filosofía es siempre un canto a la autonomía racional  y la libertad, incluso y especialmente en temas de tanta transcedencia.

Estando el «brief» basado de una forma u otra en las bases de la filosofía de la Ilustración, Kant (y Locke) se opondría a la eutanasia. Analicemos las razones. Este autor no considera ético el suicidio porque sería, nos dice, utilizarnos a nosotros mismos como instrumentos para nuestra satisfacción. Incluso si esta preferencia es sólo por dejar de tener dolores o incapacidades muy graves. Tanto más en la eutanasia: Kant considera que nuestra libertad nos impide incluso utilizarnos a nosotros mismos en la petición de suicidio asistido. Sandel se funda en Kant y Locke pero toma otro camino: ¿Tenemos una serie de obligaciones socialmente válidas y que se refieren a este y otros temas?.

Personalmente, queda una cuestión clave pendiente en toda la argumentación: cómo aseverar si la decisión se ha tomado de forma libre, racional y estable?. ¿Cómo podríamos asegurarnos de excluir los casos de irracionalidad y aquellos en los que la persona podría no tener una asistencia pública y/o privada suficiente?. Dejo las preguntas abiertas.

En conclusión, la filosofía kantiana es de rigurosa actualidad, tal y como se observa en el tema que he escogido. Tanto sus principios generales como las respuestas específicas. El «brief» expresa ideas que nos encontramos una y otra vez en este filósofo, incluso si la respuesta final no coincide con lo que él defendería. 

 

 

Descripción general de privacidad

Este sitio web utiliza cookies para que podamos brindarle la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en su navegador y realiza funciones como reconocerlo cuando regresa a nuestro sitio web y ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones del sitio web le resultan más interesantes y útiles.