Ignacio Escañuela Romana
pregunta 2 Kant. Una propuesta personal de respuesta.
«Si ahora nos preguntamos: ¿es que vivimos en una época ilustrada? La respuesta será: no, pero sí una época de ilustración. Falta todavía mucho para que, tal como están las cosas y considerados los hombres en conjunto, se hallen en situación, ni tan siquiera en disposición de servirse con seguridad y provecho de su propia razón en materia de religión. Pero ahora es cuando se les ha abierto el campo para trabajar libremente en este empeño, y percibimos inequívocas señales de que van disminuyendo poco a poco los obstáculos a la ilustración general o superación, por los hombres, de su merecida tutela. En este aspecto nuestra época es la época de Federico». KANT
Pregunta 2. Identifica las ideas y explícalas.
En este texto, perteneciente a «¿Qué es la Ilustración», de 1784, Kant plantea el proceso, contemporáneo a la época en que está escribiendo, del triunfo de la Ilustración. No estaríamos todavía en una época ilustrada en el sentido de que las personas utilicen libremente su razón para atreverse a pensar por sí mismos y a aproximarse a una verdad fundada (el lema «Sapere Aude»), pero sí se estaría dando como implantación progresiva de esta libertad.
Quiero decir, por lo tanto, que Kant lo que hace es analizar su época, su presente reflexionará Foucault, en la que sabemos que se daba el movimiento histórico llamado efectivamente «Ilustración», del siglo XVIII, que la época conceptúa como triunfo de la razón como principio motor de las decisiones individuales y la organización social. Sobre esta base, se trataba de un movimiento cultural y político plenamente optimista: creían en la idea de progreso fundado sobre lo que llamaban «diosa razón». No obstante, es una reflexión universal, en el sentido de que Kant no está haciendo historia, sino filosofía. La propuesta de superar la tutela no es sólo un análisis de su época, es también una reflexión para cualquier lector de su obra, de cualquier momento histórico.
Luego la Ilustración, y el progreso hacia la libertad, en general, sería la aplicación de la razón crítica, que, en base a una investigación de los límites de la experiencia posible y de las ideas sintéticas a priori, pretende fundamentar nuestro conocimiento y acción.
En este sentido, este fragmento contiene explícitamente el concepto de racionalidad. Hay que considerar que la razón, para Kant, es la guía del conocimiento, la conducta y la sociedad. Por otra parte, razonando somos libres, lo que es un concepto que también aparece y es central a su filosofía. Ahora bien, es crítica porque investiga los límites del conocimiento y conducta posibles. Es preciso recordar que Kant niega la posibilidad de conocer las cosas en sí o de afirmar teóricamente que somos libres o existe Dios.
Es destacable, asimismo, en relación al concepto, que también se presenta aquí, de religión, la defensa que este autor hace de la libertad de expresión. Si ya hay, nos dice, libertad en este sentido para la ciencia, debería igualmente establecerse para la política y la religión. Y no dejarla, pues, al dogmatismo que quienes quieran imponer una serie de principios, sin dar ocasión a los hombres de pensar, hablar y decidir.
Me detengo un momento para esclarecer una diferencia crucial en el texto al que pertenece este fragmento y sin la cual no podemos entenderlo. Por un lado está el uso público de la razón: que hacemos como ciudadanos y permite una libertad total de expresión. Por otro, está el uso privado de la razón que estaría limitado por las responsabilidades derivadas de tener un cargo civil o empleo. Por ejemplo, un profesor como ciudadano puede expresarse en total libertad, pero en su profesión no debe adoctrinar. Todo ello en el marco de una defensa apasionada de la libertad, que es la idea central de la filosofía kantiana. Finalmente, la libertad de expresión permitiría la fundación de una sociedad mejor, de ahí el llamamiento al gobernante de su época y Estado, Federico.
Kant dice, pues, que la minoría de edad consistiría en que el hombre piensa y afirma aquello que otros quieren que haga (heteronomía). Frente a esto, defiende que el hombre no ha abandonado su minoría de edad por pereza y cobardía (propia culpabilidad), pero debe y va a hacerlo (autonomía). Progresivamente la va abandonando para llegar a utilizar por sí mismo la racionalidad y lograr la libertad.
En conclusión, este autor defiende en este fragmento que debemos ser libres por encima de todo y que hay una evolución histórica hacia esto. La libertad es un principio universal válido para todos los seres racionales.