Ignacio Escañuela Romana
La clasificación clásica entre tipos de enunciados es la siguiente. Partimos de que un enunciado es una frase capaz de ser verdadera o falsa. Por ejemplo, «Antonio viste de verde», «el triángulo posee tres lados», «El Betis es un equipo de fútbol». Pero no son enunciados «¿Quién vino?», «un paisaje de ceniza absorta» (Luis Cernuda), «ojalá llueva».
Sintéticos: añaden información.
Analíticos: no añaden información. Son definiciones. También llamadas tautologías.
A priori: sin necesidad de la experiencia. A menudo, sin posibilidad de experiencia.
A posteriori: con necesidad de la experiencia.
Por ejemplo:
- «Los ángulos de un triángulo suman 180 grados» Analítica a priori.
- «-2-3=-5·. Analítica a priori.
- «Juan viste de amarillo». Sintética a posteriori
- «Todos los hombres son mortales» Sintética a priori (añade información no implícita en el concepto hombre y no es observable: no puedo observar a todos los hombres del pasado, presente y futuro y a todos los que viven ahora).
No hay analíticos a posteriori: para saber que un cuadrado tiene cuatro lados, o que el hombre es un mamífero, no necesito la experiencia.
Racionalismo: apoyar la existencia de juicios sintéticos a priori válidos.
Empirismo: rechazar la existencia de juicios sintéticos a priori válidos.
Por ejemplo, un racionalista apoyaría «todos los hombres son mortales», «la probabilidad de cara de una moneda perfecta es 0.5», «la causa de la caída del puente fue la rotura de las fibras del cable de acero». Un empirista las reinterpretaría como «todos los hombres que he visto son mortales», «la probabilidad de cara es la que observemos», «la caída del puente va asociada a una rotura de las fibras del cable de acero».