Ignacio Escañuela Romana.
15/01/2020.
«Como ya dijimos, los principios de la ley natural son en el orden práctico lo que los primeros principios de la demostración en el orden especulativo, pues unos y otros son evidentes por sí mismos» Tomás de Aquino, Suma teológica I-II, cuestión 94, artículo 2.
Pregunta 2: identifica y explica el texto.
Este fragmento pertenece a la obra Suma Teológica de Tomás de Aquino. Se sitúa dentro de la discusión acerca de si la ley natural es única o múltiple, su obligatoriedad universal y el contenido de tales obligaciones. En concreto, este texto planteado en el examen nos propone una comparación entre los dos ámbitos de la racionalidad, el teórico o especulativo y el práctico. Relaciona, así pues, el uso de la razón para alcanzar pruebas que fundamenten la verdad, con la disposición de fines y medios en lo que hacemos y lo que debemos hacer. El objetivo final del texto que nos ocupa es probar la unicidad y universalidad de una ley natural que responde a esa racionalidad práctica.
¿Cuál es el objeto de la comparación?. El fragmento de Tomás de Aquino está analizando los principios de la racionalidad, de ambos ámbitos, y su evidencia. Al igual que los principios teóricos son evidentes por sí mismos, lo es la ley natural. Esta ley es el primer principio de la práctica, el elemento que funda toda la acción humana y le da las condiciones de validez. La evidencia, a su vez, significa que tenemos certeza de su verdad, que sentimos como obligatoria, aunque no podamos disponer de demostración ni pruebas: pues al ser primeros principios, son ellos los que justifican la verdad de resto de enuciados, no pudiendo ser, a su vez, probados, pues caeríamos en circularidad o en un argumento al infinito.
Que estas primeras verdades sean evidentes para todos los seres racionales no implica necesariamente que todos los hombres las reconozcan. Del mismo modo que el principio de identidad, afirma el autor, o el enunciado el todo es mayor que las partes, o un desarrollo como el teorema de Pitágoras, no son conocidos por todos, sino por quienes han aprendido. Ésta es la principal dificultad a la que quiere este autor enfrentarse en el texto que nos ocupa, y en este fragmento. Que, por cierto, se acerca así al intelectualismo moral socrático: hacer el bien depende del conocimiento y nadie haría el mal a sabiendas.
La ley natural tiene así carácter de verdad y obligatoriedad con eficacia erga omnes: es coercitiva para todos los seres humanso por el hecho de serlo. Y responde a su naturaleza: Tomás de Aquino desarrolla un llamado modernamente «naturalismo ético», por el que el deber se identifica con el ser, con lo que ya somos.
En definitiva, Tomás de Aquino nos reafirma en el fragmento esa ley natural que, siendo equivalente en su validez a los primeros principios de la razón teórica, fundamenta lo que debemos hacer. Esta ley responde a nuestra naturaleza, la serie de inclinaciones no aprendidas, iguales para todos, que son reguladas por el control racional que caracteriza al ser humano. Todo ello se resumirá en haz, debes hacer, el bien. Esta validez y unicidad son reafirmadas en el fragmento planteado.