Fuente: El Confidencial, 10/I/2015.
Autor: Álvaro Van den Brule
La conspiración contra Polonia tras el tratado Molotov–Ribbentrop (un tratado de no agresión que acabó como el rosario de la aurora), terminó con los dos socios firmantes, Alemania y la Unión Soviética, a la greña. Incluso más que eso todavía, por primera vez en la historia conocida –la que nos cuentan los libros a su manera y los vencedores a la suya–, el Apocalipsis se pudo apreciar en todo su dramático esplendor, con el agravante de que estaba ampliamente pronosticada su puesta en escena.
La Primera Guerra Mundial, cerrada en falso, había dado lugar a la mayor carnicería conocida hasta el momento. Agravios insuficientemente negociados y rencores de efecto retardado habían estallado en la cara de los durmientes y egocéntricos europeos.
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