Guerra de Corea: al sur del Paralelo 38.

Fuente: Diario El Mundo, 21/08/2015

En la madrugada del domingo 25 de junio de 1950, una llamada telefónica despertó a Douglas MacArthur, comandante en jefe de las fuerzas norteamericanas en el Pacífico, en su residencia de la Embajada norteamericana en Tokio. Malhumorado, recibió un mensaje del oficial de servicio en el cuartel general de las fuerzas estadounidenses en Japón, en el que se advertía gran nerviosismo: «Señor: acabamos de recibir noticias de Seúl. A las 4,00 de esta madrugada fuertes contingentes norcoreanos han cruzado el paralelo 38«.

MacArthur -general de cinco estrellas, vencedor de Japón en la Segunda Guerra Mundial, el militar más conocido, admirado y condecorado del Ejército de Estados Unidos- comenta en sus memorias: «Sentí como un escalofrío. Nueve años antes, el 7 de diciembre de 1941, también domingo, otra llamada me anunció el ataque japonés a Pearl Harbour, y ahora nuevamente escuchaba el son de guerra. No puede ser -me dije-. Tal vez sea sólo una falsa alarma». Corea del Sur, por debajo del paralelo 38, disponía de cuatro divisiones, integradas por hombres valerosos y fieles a su patria. Sólo tenían armas ligeras, sin aviación ni barcos de guerra, muy pocos carros y otros medios de combate.

El hecho era que una fuerza de policía -no pasaba de ser eso- instruida por nosotros, con algo más que fusiles, se hallaba frente al Ejército norcoreano, adiestrado por los soviéticos y dotado de armas modernas. Los soviéticos lograron disimular muy bien sus intenciones ofensivas. A lo largo del paralelo 38 desplegaron varias unidades con unos pocos carros de combate, una fuerza similar a la surcoreana. Pero más atrás tenían concentradas poderosas unidades con armas pesadas, entre ellas los más recientes modelos de carros de combate soviéticos. En primer lugar, las tropas ligeras cruzaron la línea divisoria y se desplegaron a derecha e izquierda. Luego, por el centro, avanzó el grueso de las fuerzas con las armas pesadas».

Las guerras enseñan geografía

En junio de 1950, muy pocas personas sabían por dónde pasaba el Paralelo 38. En pocas horas se hizo tristemente famoso, respondiendo a esa cínica afirmación, tópica en las relaciones internacionales, de que las guerras enseñan geografía. El Paralelo 38 era la demarcación provisional acordada en 1945 por Washington y Moscú para separar a las tropas de ambos países que combatían a los japoneses y evitar incidentes. A partir de entonces, los soviéticos fortificaron la frontera y colaboraron en el establecimiento de un régimen comunista en su zona; al tiempo que EEUU propiciaba un sistema parlamentario en el Sur e instruía a su ejército.

Truman dispuso inmediatamente la evacuación de todos los ciudadanos norteamericanos presentes en Corea y dio órdenes a Mac Arthur para que ayudase a los surcoreanos

El mismo 25 de junio se reunió, tal como había pedido Truman, el Consejo de Seguridad de la ONU, compuesto por cinco miembros permanentes con derecho a veto (Estados Unidos, la URSS, el Reino Unido, Francia y China) y seis no permanentes. Pero no acudieron todos sus componentes. De los once miembros del Consejo entonces, solamente acudieron diez. Faltó la URSS.

En cierto modo, la ausencia soviética estaba justificada. El 13 de enero de ese mismo año 1950, el jefe de la delegación de la URSS, Jacob Malik, había dicho con toda claridad que no tomaría parte en los trabajos del Consejo de Seguridad «mientras permaneciera en él el representante del grupo del Kuomintang». Con esto hacía alusión a la situación anormal de los miembros permanentes del Consejo -uno de ellos, China– después de que el 1 de octubre de 1949 se hubiera proclamado la República Popular, inmensa, en el continente, yChiang Kai-shek (presidente de China / Taiwan y líder del Kuomintang) representase solamente a Taiwan.

La ONU acordó declarar agresores a los norcoreanos y les ordenaron que retirasen sus tropas al otro lado del paralelo

En consecuencia, se presentaron a la convocatoria los seis países no permanentes y cuatro de los permanentes, en total diez. Los reunidos acordaron declarar agresores a los norcoreanos y les ordenaron que retirasen sus tropas al otro lado del Paralelo 38. La decisión fue adoptada por nueve votos y una abstención (Yugoslavia). Malik no pudo interponer su veto, lo que hubiera hecho, con toda seguridad, caso de estar presente.

Truman dispuso inmediatamente la evacuación de todos los ciudadanos norteamericanos presentes en Corea y dio órdenes a MacArthur para que ayudase a los surcoreanos. La única limitación fue la Séptima Flota -estacionada en Japón- que se reservaba, únicamente, para la defensa de Taiwan y no se quería crear una verdadera crisis internacional.

El presidente norteamericano y el general MacArthur se encontraron con un regalo cuando el Consejo de Seguridad de la ONU, reunido el 27 de junio a petición del delegado norteamericano, Warren Austin, decidió -por siete votos a uno (Yugoslavia) y dos abstenciones (Egipto y la India)- que todos los Estados miembros de la Organización tenían la obligación de ayudar a Corea del Sur.

Artículo completo.

Los juegos en la Corte de Francia.

Fuente:Revista de Historia, 29/06/2015.

La relación del juego con la Corte francesa se remonta varios siglos atrás. Diversos tipos de juegos y pasatiempos, especialmente los de naipes, han tenido una influencia relativamente destacada en la política y la cultura francesas.

Los juegos en la Corte de Francia

Aunque a día de hoy es imposible determinar cuál es el origen de los naipes, los investigadores apuestan por su procedencia de Oriente. No cabe duda que esta afirmación no es muy exacta por la amplitud de dicha localización aunque los más audaces sitúan sus principios en China. De cualquier modo esto solo pretende reforzar la realidad de que las cartas no son originales de Europa como en una época se pretendió demostrar. Su llegada Occidente tampoco está clara aunque la mayoría de teorías apuntan a que pudieron llegar a través de las Cruzadas. Una vez en Europa las cartas se extendieron a todos los rincones del mundo.

 Los naipes fueron evolucionando en diferentes juegos y el protagonismo que tuvieron en lugares como Francia en algunas épocas fue más que curioso, llegando a convertirse con premura en el pasatiempo principal entre la nobleza e incluso en las estancias más exclusivas de la Corte.

Un ejemplo de ello fue el piquet, conocido anteriormente como el cent, un juego que se originó en Francia en el siglo XV y que fue considerado como el mejor juego de cartas para dos personas. Se trata de una modalidad compleja para la que se utiliza la baraja francesa reducida de 32 naipes y según se dice era una de las pasiones del rey Carlos VII.

Los juegos en la Corte de Francia. "El juego del piquet", del pintor Jean Loius Ernest Messonier, 1861.

Pero si hubo un momento de la historia francesa donde el juego cobró un papel protagonista en Versalles fue durante el reinado de Luis XIV. Si bien el monarca conocido como Le Roi Soleil (El Rey Sol) que había heredado el trono con tan solo 5 años a la muerte de Luis XIII nunca fue un gran aficionado a este tipo de ocio, el cardenal Mazarino que gobernó Francia bajo la regencia de Ana de Austria debido a la corta edad del rey, siempre había sido un amante del juego y transmitió su pasión a la madre del joven soberano.

Los juegos en la Corte de Francia. Cardenal Mazarino. Grabado de Robert Nanteuil

Posteriormente Luis XIV se desposaría con la infanta española María Teresa de Austria que nunca se integró plenamente a las obligaciones de la Corte, en parte propiciado por su poco dominio del idioma francés, pero que sí se convirtió en la anfitriona del juego en palacio, dejando a su muerte una deuda de 100.000 coronas que el monarca tuvo que pagar, situación que a la postre se repetiría también con su hijo y su nieto.

Poco después y tras varios escarceos amorosos, Luis XIV vivió un idilio de 10 años con la marquesa de Montespan con la que tuvo 4 hijos bastardos y por la que también tendría que realizar pagos de grandes fortunas, ya que era otra mala jugadora que habitualmente se veía envuelta en deudas de diferentes enfrentamientos.

Fue durante esa época que el juego se fue imponiendo en todas las embajadas y locales de París. Tal fue la popularidad que tuvo esta actividad en la Corte durante el reinado de Luis XIV que incluso en la actualidad existe un juego de cartas llamado Versailles con todos los personajes de estas tramas.

La Francia más poderosa nunca se desligó de su pasión por el juego y años más tarde otra figura histórica como Napoleón se mostraba como un enamorado del ajedrez, algo que en cierto modo era lógico tratándose de uno de los más grandes estrategas en las contiendas, sin embargo parece ser que su habilidad en el tablero no era tanta como en el campo de batalla.

Era tal la pasión del militar francés por este juego que en una ocasión incluso viajó a Viena a enfrentarse con un famoso autómata de la época conocido como “El Turco” que había sido creado por un científico eslovaco llamado Wolfwang Von Kempelen. La fama que precedía a esta máquina (incluso Edgar Allan Poe escribió sobre el automata en “El jugador de ajedrez de Maelzel”) había llegado a oídos de Napoleón que no pudo resistirse a la tentación de medirse con ella perdiendo en sus tres enfrentamientos, algo que también les ocurrió a otras figuras como Federico II de Prusia, Catalina II y el duque ruso Pavel. Aunque su inventor afirmaba que funcionaba con campos magnéticos, la mayoría de conocedores dicen que se trataba de un buen jugador de la época de nombre Johann Allgaier, que se mantenía escondido dentro de la máquina mientras iba realizando los movimientos de la partida. Sea como fuere aquello estuvo a punto de costarle muy caro al emperador francés, ya que sus enemigos le habían preparado una trampa para su captura que finalmente no tuvo éxito.

Los juegos en la Corte de Francia. Grabado de Napoleón frente al autómata “El Turco”

Como no, tiempo después Napoleón se convertiría en un jugador habitual del 21 (blackjack) durante sus meses de encierro en la Isla de Elba que precedieron al final definitivo de su imperio en la batalla de Waterloo. Otro juego que gozaba de gran popularidad en la Francia de la época y que hoy sigue siendo una de las estrellas de los modernos casinos.

El heroismo de los griegos ante Alemania.

Fuente: Revista de Historia, 20/07/2015.

El heroismo de los griegos ante Alemania quedó muy patente después de la “Operación Marita”, nombre en clave de la invasión alemana de Grecia en la Segunda Guerra Mundial. Los griegos estaban implicados en el conflicto mundial, desde que en octubre de 1940 los Italianos les invadieron desde Albania. Sin embargo, pronto los griegos pararon la ofensiva italiana, y, contraatacando, llegaron a ocupar la cuarta parte de Albania.

Ante esta situación, el 6 de abril de 1941 Alemania invade Grecia con la intención de asegurar su flanco sur europeo, tomando Atenas el 27 de abril y forzando al cuerpo expedicionario Británico, que había desembarcado en Grecia para apoyarles, a evacuar.

A pesar de la rapidez de la victoria alemana, la batalla de Grecia fue muy importante, ya que retrasó en casi 6 semanas la invasión de la URSS, lo que implicó que la ofensiva nazi sobre Moscú se viese detenida por el “General Invierno”, además de tener que destinar cientos de miles de soldados a la ocupación de Grecia, que podrían haber sido determinantes en el frente.

El heroismo de los griegos ante Alemania

El heroismo de los griegos ante Alemania

Es normal que los aliados de los griegos les dedicasen elogios, así Winston Churchill dijo:

“No diremos que los griegos combaten como héroes, sino que los héroes combaten como los griegos.”

Mientras que el presidente Franklin Roosvelt añadía:

“Todos los pueblos libres están muy impresionados por el coraje y la tenacidad de la nación griega… que se defiende a sí misma con tanto valor.”

Hasta el mismísimo Stalin dijo que:

“El pueblo ruso estará eternamente agradecido a los griegos por haber retardado al Ejército alemán lo bastante como para que llegase el invierno, lo que nos concedió un tiempo precioso que necesitábamos para prepararnos. No lo olvidaremos jamás.”

Lo que ya no es tan normal es que los propios enemigos de los griegos, les dedicasen grandes elogios. El jefe supremo de las fuerzas armadas alemanas, Wilhelm Keitel, en la misma línea de pensamiento que Stalin, reconoció que:

“La increíble resistencia de los griegos retrasó en uno o dos meses vitales la ofensiva alemana contra Rusia; sin ese retraso, el final de la guerra habría sido diferente en el frente del este y para la guerra en general.”

Mientras que Joseph Goebbels escribió:

“Prohíbo a la prensa subestimar a Grecia, difamarla… El Führer admira la valentía de los griegos.”

Y así era pues el mismísimo Adolf Hitler ordenó que ningún griego debía ser hecho prisionero, y los que lo eran debían ser liberados por respeto a su valentía, lo cual no impidió que los civiles griegos sufriesen una brutal ocupación, que provocó entre 1940 y 1945, mas de 400.000 muertos.

Los zawisza, niños soldados que combatieron a los nazis.

Fuente: BBC MUndo. 01/08/2015.

El primero de agosto de 1944 se registró en Varsovia la mayor rebelión civil que enfrentarían los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

Los ecos del horror que se vivió en la capital de Polonia en ese período aún resuenan en las calles de la ciudad.

El objetivo final de la rebelión era lograr la independencia de Polonia, ocupada por alemanes y la Unión Soviética en 1939, cuando eran aliados.

El programa Witness de la BBC entrevistó a Andrei Slawinski, uno de los protagonistas de este momento clave en la historia de esa nación, en la víspera de conmemorarse el 71 aniversario.

La ocupación

«Cuando Alemania ocupó Polonia, se comportaron razonablemente bien. Pero en esta oportunidad comprendimos que todo sería muy distinto», relata Slawinski.

Desfile frente a Hitler
5 de octubre 1939: las tropas alemanas desfilan frente a Adolfo Hitler tras su entrada a Varsovia.

Y a medida que se intensificó la presencia nazi en el país, las cosas fueron empeorando.

Así como persiguieron a la élite intelectual polaca, los nazis expulsaron a miles de personas de sus hogares, forzándolos a trabajar en campos de concentración, incluyendo a los niños.

Confiscaron propiedades y clausuraron todas las instituciones culturales del país. Incluso prohibieron a la Organización Scout de Polonia. De modo que los scout pasaron de inmediato a convertirse en militantes activos de la resistencia.

El surgimiento de los zawisza

En 1942 uno de los scout contactó a Andrei. «Un día cuando estaba en la escuela, y tenía 13 o 14 años, uno de los muchachos se me acercó y me preguntó si quería pertenecer a los zawisza, una palabra polaca para describir a un caballero medieval, reconocido por sus altos valores morales y amor por su país. Yo dije que sí«, recuerda.

Los hermanos Jeleniewicz del servicio postal de los scouts distribuyendo información de la insurgencia en agosto de 1944.

Los zawisza era el nombre que les daban a los miembros más jóvenes –de 13 y 15 años- de los scouts en la resistencia. Los mayores, entre 15 y 17 años, se unían a los Batallones Escolares.

Los mayores de 18 años pasaban a formar parte de los Grupos Tormenta, como soldados combatientes del Ejército Nacional de Polonia. Todos juntos eran conocidos como los Rangos Grises.

«Todo lo hacíamos bajo un absoluto secreto. Ni mis padres sabían qué estaba haciendo. Yo tenía reuniones con ochos personas en mi casa. Ellos sabían que estaba pasando, pero no decían nada», explica Andrei.

En aquellos años, Andrei y sus amigos no participaron de ninguna acción bélica. Pasaban el tiempo discutiendo sobre política y sobre su papel cuando viniera el levantamiento contra los nazis.

Cuando cumplió 15 años, las cosas comenzaron a cambiar. «Estábamos muy entusiasmados por todo. Estaba emocionado de tener 15 años porque podría incorporarme a los Batallones Escolares. No te imaginas el orgullo de ser un verdadero soldado a los 15 años«, señala.

Pero en realidad no hubo mucha alharaca o ceremonia cuando Andrei se incorporó a los Batallones Escolares en diciembre de 1943. Todo debía permanecer en secreto.

Nazis en motos en las calles de Varsovia
Los nazis se paseaban por las calles, que ya eran suyas, por la fuerza.

Nazis en retirada

No obstante, para finales de 1943 el curso de la guerra había cambiado. Los nazis se encontraban en retirada, rebasados por el poderío del ejército de la otrora Unión Soviética.

Pero los polacos organizados en la resistencia clandestina, leales a al gobierno anti-comunista que se encontraba en el exilio, no confiaban en los rusos a pesar de la propaganda soviética que hablaba de los deseos de Moscú porque Polonia tuviese un estado fuerte, independiente y de los polacos.

Toma de un auto alemán por insurgentes
Toma de un auto alemán por insurgentes polacos.

El ejército soviético había ocupado toda la región oriental de Polonia al inicio de la Segunda Guerra Mundial, cuando ilegalizaron a los scouts. Ahora, a principios de 1944, estaban listos para tomar todo el país.

Mientras tanto, en la ocupada Varsovia, Andrei y los Batallones Escolares comenzaban a entrar en acción.

«Eran acciones muy tontas. Les hacíamos llamadas amenazadoras a miembros de la comunidad netamente alemana en Varsovia, a quienes los nazis habían declarado una raza superior. Organizábamos visitas de directores de funerarias a sus casas, o rompíamos las ventanas con piedras y luego echábamos a correr como locos», relata.

Sólo un pequeño grupo de estudiantes se atrevía a participar en estas actividades. En su mejor momento, los Rangos Grises llegaron a tener 17.000 miembros en toda Polonia.

«En nuestra sección del Batallón Escolar tenía seis amigos muy queridos. Una amistad que duró mucho tiempo, aunque muchos de ellos murieron durante la rebelión», comenta Slawinski.

El 1º de agosto

Prisioneros alemanes
Civiles alemanes tomados como prisioneros durante la rebelión.

El día que comenzó la revuelta, los alemanes hicieron claras advertencias de lo que ocurriría si sus habitantes ofrecían resistencia.

Los grupos detractores ya estaban organizados, y una de las principales organizaciones que participaban eran los scouts, quienes rechazaron la presencia alemana desde los primeros días de la ocupación del país.

En los días previos al levantamiento, se escuchaban en todas las calles de Varsovia las amenazas de las retaliaciones alemanas ante cualquier acción en contra de los designios nazis en la ciudad.

Ignorando esas advertencias, Slawinski, entonces de 15 años de edad, tomó su puesto en una de las barricadas construidas en el centro de Varsovia y se hizo protagonista de la lucha desde ese primer día de agosto.

Soldado alemán
Soldado alemán en una barricada tomada, gritándole órdenes a la resistencia polaca.

«Me dieron la última pistola que tenían, una muy pequeña. Los alemanes se habían fortificado en el otro extremo de la calle y yo debía impedir que avanzaran con mi pequeña pistola», cuenta con emoción.

A pesar de la carencia de armas y municiones, los insurgentes aspiraban frenar el avance nazi por unos días, hasta que llegaran las fuerzas aliadas.

Cuando la rebelión comenzó la resistencia polaca se comunicaba con el mundo exterior a través de la radio. Peroa pesar de los pedidos de ayuda, las tropas soviéticas, desplegadas en los alrededores de la ciudad, no respondieron.

La pesada artillería alemana fue demoliendo la ciudad, y las tropas nazis fueron tomando represalias contra toda la población civil.

Andrei recuerda una noche en particular, cuando se encontraba escondido en ático de un edificio en la zona central de Varsovia.

«Estaba durmiendo cuando de repente vino un oficial y gritó que todos debíamos bajar a la barricada, porque los alemanes iban a atacar».

Los disparos de artillería habían provocado un incendio en la parte alta de la barricada.

«Me dijeron que subiera al tope de la barricada y recibiera baldes de agua para apagar el incendio. Yo estaba medio dormido y no sé cómo me atreví a montarme arriba de la barricada, porque quedé completamente visible para los soldados alemanes que comenzaron a dispararme continuamente«, relata Andrei todavía con el miedo en su voz.

Héroes al final

Enfermos y hambrientos polacos salieron de sus escondites
Enfermos y hambrientos polacos salieron de sus escondites cuando la rebelión cesó.

Por más de dos meses los habitantes de Varsovia lucharon encarnizadamente contra el ejército alemán.

Unos 250.000 polacos perdieron la vida.

La ciudad finalmente se rindió a los alemanes en octubre de 1944.

monumento gueto varsovia
Pasaron 40 años antes de que hubiera un monumento conmemorativo de la rebelión.

Andrei escogió rendirse como soldado y pasó a ser prisionero de guerra.

Cuando la guerra terminó en Europa, los soviéticos tomaron control de Polonia e instalaron un gobierno plegado a los intereses de Moscú.

Pasaron 40 años antes que pudiera construirse un monumento en Varsovia para conmemorar la rebelión, y para que Andrei y sus compañeros zawisza de los Rangos Grises fueran reconocidos como héroes en la desesperada lucha por la independencia de Polonia.