La conmovedora historia de Henry Dunant, el rico fundador de la Cruz Roja, que acabó viviendo de la caridad

Henry Dunant, en una imagen tomada alrededor de 1893, probablemente en Ginebra. Getty

Autora: Elena Benavente

Fuente: El Mundo 3/11/2020

Dunant se dedicaba a los negocios en Argelia, pero un problema le hizo recurrir al emperador Napoleón III y tuvo que ser testigo de una batalla en Lombardía. Allí su vocación se transformó de forma drástica.

Durante los últimos siete meses, diversas organizaciones solidarias y fundaciones sin fines de lucro han jugado un rol elemental en la lucha contra el COVID. Entre ellas, la Cruz Roja, que ha puesto en marcha diversos proyectos con el fin de contribuir a la contención de la pandemia, además cuidar de los más vulnerables. «Queríamos atender a 1,3 millones de personas en tres meses y recaudar 11 millones de euros y, en dos meses, llegamos a 1,6 millones de personas y a 20 millones de euros recaudados», comentó, hace un par de días, Javier Senent, el presidente de la Cruz Roja Española.

¿Y cual será el destino de esos 20 millones de euros? La respuesta es el rescate de diversos colectivos y personas, en situación de riesgo o precariedad. Por ejemplo, trabajadores en condiciones de pobreza, emigrantes, refugiados, desempleados y, sobre todo, enfermos. Un sueño que su fundador, el banquero suizo Henry Dunant -fallecido el 30 de octubre de 1910- comenzó a imaginar en 1859 después de ser testigo de una cruda batalla en Italia.

Dunant nació en 1828, en Ginebra, dentro de una familia dedicada a los negocios y con una fuerte vocación social. De acuerdo con el Museo Virtual del Protestantismo, los Dunant tenían una formación calvinista y la ayuda al prójimo era algo que tenían interiorizado. Es por eso que, cuando Henry creció, se hizo voluntario de YMCA (La asociación cristiana de jóvenes) e incluso entregaba gran parte de su dinero a la aquella organización.

El empresario estudió en el Collège de Genève. Pero a la edad de 21 años, dejó la universidad para aprender economía en el banco Lullin et Sautter. Fue precisamente esa empresa la que le pidió que visitara Argelia y e intentara urbanizar un terreno para instalar a una comunidad de colonos suizos. Y lo consiguió… Dunant logró hacer un verdadero negocio en territorio argelino y su situación económica se elevó de manera considerable. Por otro lado, el suizo también visitó Túnez y, motivado por describir su geografía, escribió un libro llamado Notice sur la Régence de Tuni.

De esa forma, Dunant -que era un genio de las finanzas y conocía ampliamente el norte de África- se convirtió en el presidente de Compañía Financiera e Industrial de Mons-Gémila Mills, a la que se le concedió una gran extensión de tierra para explotar en Argelia. No obstante, el empresario tuvo problemas para hacerse con los derechos de agua y decidió elevar su petición directamente al emperador Napoleón III, de Francia. «Napoleón estaba en Lombardía, dirigiendo los ejércitos franceses que, junto con los italianos, se esforzaban por expulsar a los austriacos de Italia. Por lo que Dunant debió dirigirse hasta al cuartel general de Napoleón, cerca de la ciudad de Solferino», relata la biografía de Dunant, en la web de los Premios Nobel.

Dunant llegó a Solferino el 24 de junio de 1859 y vio, con sus propios ojos, las secuelas de una de las batallas más sangrientas del siglo: 23.000 heridos, moribundos y muertos. El millonario quedó conmocionado ante tanta pena, miseria y dolor, así que decidió intentar ayudar a los heridos en un pequeño pueblo. De hecho, convenció a la población civil de que era necesario organizarse y atender a los necesitados, sin importar de que bandos fueran. A raíz de ello, Dunant escribió un libro llamado Una memoria de Solferino, en el que plasmó sus sensaciones y realizó una curiosa petición: que todas las naciones del mundo formasen sociedades de socorro para brindar apoyo a los heridos de guerra.

En el texto, Dunant presentó un detallado plan para hacer realidad estas comisiones: debían crearse organizaciones patrocinadas por juntas directivas -compuestas por prominentes figuras- para, posteriormente, captar la atención de los ciudadanos y encontrar voluntarios que se ocuparan de curar a los heridos. Por supuesto, su idea fue muy bien recibida y el 9 de febrero de 1863, la Sociedad Ginebrina para el Bienestar Público optó por formar un comité para evaluar el proyecto. Ocho días después, se llevó a cabo la primera reunión de lo que hoy es considerada la Cruz Roja.

Un par de meses más tarde, el comité creado en Ginebra invitó a 14 estados para discutir el cuidado de los soldados heridos y desde entonces, la idea de Dunant tomó relevancia internacional. Pese a ello, el magnate no estaba interesado en hacerse más famoso o más rico. Es más, durante sus últimos años se desligó de su propia fundación y comenzó a vivir de la caridad y la hospitalidad de sus amigos, en Heiden, un pueblo en Suiza. En 1895, un periodista lo encontró y logró que toda Europa se enterara de su situación y honrara su trabajo. Así, en 1901, Dunant recibió el primer premio Nobel de la Paz, por su papel fundamental en la creación de Cruz Roja, y falleció nueve años después, tras sufrir numerosos problemas mentales.

Los católicos y la política en la Europa de finales del XIX

León XIII

Autor: EDUARDO MONTAGUT

Fuente: Nueva Tribuna, 18/07/2020

El catolicismo tuvo un evidente protagonismo en todos los movimientos contrarrevolucionarios, de signo legitimista (el carlismo en España, por ejemplo) o muy conservador en la época revolucionaria. Su gran formulación sería el ultramontanismo con un fuerte carácter integrista frente a los modernos Estados. Roma no aceptaba la nueva situación política generada por el triunfo del liberalismo, el avance del laicismo, ni por la creciente secularización de la sociedad ni, por supuesto, por un cada vez más extendido anticlericalismo.

El ultramontanismo se fomentó con el papa Pío IX. El Vaticano perseguía con esta idea liberar al Papado de la dependencia de los poderes civiles y dar más libertad de acción a la Iglesia, especialmente, cuando se consideró como prisionero en Roma, ya que la recién creada Italia le había despojado de los Estados Pontificios.

Pero cuando León XIII fue elegido papa se introdujeron cambios importantes en la forma en la que los católicos debían afrontar la vida política, superando, al menos, la hostilidad beligerante del pasado. En Alemania se produjo el conflicto del Kulturkampf, provocando un fenómeno que tendría fuertes influencias en el resto de Europa, la creación de un partido político específicamente confesional, el Zentrum católico, y que tuvo un enorme peso como oposición política en Alemania a partir de la década de los años setenta hasta el final de la República de Weimar.

El Zentrum defendía el catolicismo, los católicos y los estados alemanes con fuerte presencia de esta confesión, como Baviera o determinadas zonas del Rhin. Unía esa defensa, junto con la libertad religiosa, con una evidente preocupación social frente al poder prusiano, vertebrador del nuevo Reich. Aunque, por lo otro lado, sería un partido gobernado por la aristocracia y la alta burguesía católicas.

En Francia, la intensa política secularizadora iniciada en la década de los años ochenta, coincidiendo con la estabilización definitiva de una República, la Tercera, nacida con muy poco vigor republicano de las cenizas de Sedán y la Comuna, provocó un evidente enfrentamiento con la Iglesia Católica. Pero el papa León XIII optó por una política conciliadora en los inicios de la siguiente década. En 1892 se publicó la encíclica Au milier des sollicitudes que establecía que la Iglesia no estaba vinculada a ninguna forma de gobierno y que, por lo tanto, aceptar la República no implicaba aceptar la legislación secularizadora de la misma.

En ese momento nacería lo que se ha llamado el “catolicismo institucional”, o “derecha constitucional”, así como sus integrantes los “rallies”. Este grupo de católicos impulsados por la decisión papal deciden influir en la Tercera República en un sentido religioso tanto en lo político como en lo social. La gran figura de este grupo fue el conde Albert Marie de Mun (1841-1914), que había comenzado su carrera política en posturas muy extremas, pero que fue moderando. Interesa destacar cómo al calor de la RerumNovarum (1891), Mun y el catolicismo institucional defendieron las reformas sociales que se plantearon en la época, junto con el socialismo independiente de Aristide Briand.

En el caso español habría que citar a Alejandro Pidal y Mon (1846-1913) y su Unión Católica, fundada en 1881. Pidal pretendía buscar la unidad de los católicos que deseaban participar en el sistema político de la Restauración, aunque unos años antes criticara su establecimiento y su inductor, Antonio Cánovas del Castillo, por demasiado revolucionario. Pero Pidal no era un integrista como los Nocedal, y prefirió optar por una especie de posibilismo para influir siempre a favor de la Iglesia y de la moral católica en todos los debates legislativos que afectaran a ambas, como la confesionalidad del Estado, o contra el matrimonio civil, entre otras cuestiones. En 1883, el papa León XIII le instó a que participara intensamente en la política española, aunque no creando un partido sino apoyando al que considerara más afín. Debemos recordar que la Unión Católica no era un partido sino una asociación que en cada diócesis presidía el obispo correspondiente. Esta entrevista en Roma, junto una anterior con Alfonso XII, le animan a aceptar el puesto de ministro de Fomento, una cartera muy importante, con competencias educativas, en un gobierno del anteriormente denostado Cánovas, integrándose en el Partido Conservador. Posteriormente, tendría otras responsabilidades en el sistema de la Restauración.

El mundo de Eduardo Toda

Eduardo Toda durante su viaje a Egipto con la expedición Maspero en 1886

Autor: FÈLIX RIERA, 

Fuente: La Vanguardia 20/06/2020

Hay hombres que solo adquieren notoriedad gracias a sus obras y otros que la consiguen al unir sus singulares vidas a estas. Uno de estos hombres notables, vitalistas, curiosos y cultos fue Eduardo Toda i Güell (1855-1941).

Fue vicecónsul de Macao, Hong-Kong, Cantón y Xiang-Hai, China. Luego cónsul en El Cairo, Egipto. Más tarde fue destinado a Glasgow y Helsinki. Luego fue también a Cagliari, en la isla de Cerdeña, Argel, París y Hamburgo. Josep Pla le dedicó un Homenot destacando que “el señor Toda ha contribuido a desprovincianizar el país”.

Hablaba siete idiomas, construyó una de las más variopintas bibliotecas que se conocen, donde uno podía hallar todo tipo de materias, lenguas e intereses; fue el padre de la egiptología española, escritor, columnista, historiador de arte y licenciado en Derecho. Fue un hombre abierto al asombro y al interés por comprender otras culturas; pero que tuvo una fijación o, como advirtió Josep Pla, una obsesión que le acompañó toda su vida: la reconstrucción del monasterio de Poblet. Poblet fue devastado, incendiado por las revueltas anticlericales de 1835 en España.

Diplomático, historiador, escritor, políglota…, de Eduardo Toda dijo Josep Pla que “contribuyó a desprovincianizar el país”

Desde muy joven, Toda se preocupó por el abandono que sufrió Poblet y se propuso su restauración. La obsesión por Poblet fija un aspecto central de su carácter, que se refleja también en sus dos otras obsesiones: China y Egipto. No se trata solo de viajar para ver sino para aprender a mirar todo aquello que le rodea. Una muestra de esta vocación por saber y restaurar el pasado desde el conocimiento lo encontramos en una obra que ahora se ha reeditado y que lleva por título A través del Egipto.

En esta edición los lectores podrán disfrutar de las ilustraciones de José Riudavets que ya acompañaron el texto cuando se publicó en 1889. Se trata de un libro para descubrir un Egipto relatado desde una mirada liberal y abierta que, en muchos aspectos, sigue vivo, como cuando relata las angostas calles de El Cairo. Su mirada sobre Egipto es la de un liberal que lucha contra los prejuicios y contra una visión fantasiosa de la vida.

Toda disfrazado de momia en  el museo de Bulacq,
Toda disfrazado de momia en el museo de Bulacq,

Su capítulo dedicado a la religión musulmana debería ser de obligatoria lectura en las escuelas. En él, describe los ritos acercándose a sus textos sagrados, a su organización religiosa, sin la más mínima carga de prejuicios occidentales. Su lectura ofrece un recorrido que va desde la historia de Egipto hasta su organización social, política, económica, describiendo sus paisajes, ciudades, ruinas y devastaciones.

Actúa como lo haría en Poblet, pero en el caso de Egipto restaurándolo desde la literatura. Un esfuerzo que permite al lector presenciar las grandes edificaciones egipcias, las ruinas de las grandes necrópolis que han sido destruidas, saqueadas o simplemente abandonadas. Todas las reconstruye de forma precisa, técnica y poética.

Sobrepasa el viaje mítico para ofrecer un viaje real de lo antiguo, y su capítulo sobre la religión debería ser de lectura obligatoria

El antiguo Egipto de los faraones reconstruido más allá de las actitudes del expolio colonialista que el país sufrió, para levantar acta de una civilización que Toda no observa como algo muerto sino vivo. El viaje que propone es a través, de un lado a otro, del presente al pasado, pero también del pasado al presente que le tocó vivir.

Ahí reside el interés de su propuesta literaria. Sobrepasa el viaje mítico para ofrecernos un viaje real por lo antiguo. Toda consiguió reconstruir Poblet junto a sus amigos Antoni Gaudí y Josep Ribera. Murió en 1941 y fue enterrado en el monasterio de Poblet.

La peste del año 1855

Autor: EDMUNDO FAYANAS ESCUER

Fuente: nuevatribuna.es 22/04/2020

La peste volvió a aparecer en el año 1855, esta vez en la provincia de Yunnan en China. Era el quinto año del mandato del emperador Xianfeng que pertenecía a la dinastía Qing. Se fue extendiendo a través de las rutas del opio y del estaño hasta llegar, en el año 1894, a Cantón y Hong Kong. Provocó la muerte de doce millones de personas.

La extensión de la peste continuó por la India en el año 1896, y a través de las rutas comerciales marítimas en el año 1900, ya había afectado a poblaciones de los cinco continentes.

La peste bubónica fue endémica debido a la plaga de roedores terrestres infectados en Asia Central. Fue siempre una causa conocida de la muerte entre las poblaciones humanas migrantes y establecidas en esta región durante siglos. La afluencia de personas nuevas, debido a los conflictos políticos y el comercio mundial, provocó la distribución de esta enfermedad en todo el mundo.

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Como ya hemos visto en anteriores artículos, el nombre hace referencia a esta pandemia como el tercer gran estallido de peste bubónica que afectó a la sociedad europea. La primera fue la Plaga de Justiniano, que asoló el Imperio Bizantino y sus alrededores entre los años 541 y el 542. La segunda fue la Peste Negra, que mató al menos un tercio de la población europea en una serie de ondas de infección en expansión desde los años de 1346 a 1353.

La iglesia y las religiones ha jugado un papel que ha favorecido el desarrollo de mitos que no ha servido para parar las pandemias, no solo en este caso como es el caso del obispo de Pamplona, sino por ejemplo con la prohibición del uso del condón en la pandemia del SIDA

Los patrones de esta peste indican que las olas de esta pandemia de finales del siglo XIX y principios del siglo XX pueden haber sido de dos fuentes diferentes. La primera era principalmente bubónica y se transportaba en todo el mundo a través del comercio marítimo, mediante el transporte de personas infectadas, ratas y cargas que transportaban pulgas.

La segunda cepa, más virulenta, tenía un carácter principalmente neumático con un fuerte contagio persona a persona. Esta cepa se limitó en gran parte a Asia, en particular a las regiones de Manchuria y Mongolia

Fue una plaga sin precedentes, pues por primera vez en la historia de la Humanidad, estuvo activa durante más de un siglo, del año 1855 a 1959. La peste bubónica se extendió por los cinco continentes y llegó a ser conocida como la tercera pandemia de la peste. Según la Organización Mundial de la Salud, la pandemia se consideró activa hasta 1960, cuando los fallecimientos a nivel bajas mundial bajaron hasta 200 al año.

Afectó en distintos periodos de tiempo a grandes ciudades como Hong Kong en el año 1894, Bombay en 1896, Sidney en el año 1900, Ciudad del Cabo en 1910, Los Ángeles en 1924. América latina también padeció esta pandemia.

Dejó unos doce millones de muertos, muchos de los cuales fueron en la India. Esta pandemia hizo, que se crearan medidas extraordinarias para su contención por primera vez en la historia. La cuarentena, las evacuaciones forzosas y la quema de los vecindarios afectados, como sucedió en el barrio chino de Honolulu en Hawai, fueron aplicadas en el año 1900.

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¿Cuál fue el foco del contagio?

Al oeste de Yunnan hay un depósito natural o nidus para la peste y hoy en día sigue siendo un riesgo para la salud. La tercera pandemia de la peste se originó en esta zona tras una rápida afluencia de chinos han para explotar la demanda de minerales, principalmente cobre, en la última mitad del siglo XIX.

El aumento del transporte en toda la región puso en contacto a las personas con las pulgas infectadas por la peste, y fue el factor principal entre la rata de pecho amarillo y los humanos. La gente volvió a llevar las pulgas y las ratas a zonas urbanas en crecimiento, donde a veces los pequeños brotes llegaban a proporciones epidémicas. La peste se extendió aún más después de que las disputas surgidas entre los mineros musulmanes y los chinos Han.

Estalló una revuelta violenta conocida como la rebelión Panthay principios de los años 1850, que provocó movimientos de tropas y migraciones de refugiados. El estallido de la peste ayudó a reclutar personas en la Rebelión Taiping. En la última mitad del siglo XIX, la plaga comenzó a aparecer en las provincias de Guangxi y Guangdong.

En la isla de Hainan y, más tarde, en el delta del río Pearl, incluyendo Cantón y Hong Kong. Mientras que William McNeil y otros pensaban que la plaga era llevada desde el interior a las regiones costeras por las tropas, que regresaban de las batallas contra los rebeldes musulmanes, Benedict sugiere que fue el lucrativo comercio de opio, que comenzó después del año 1840, el que favoreció la expansión de la peste en China.

En la ciudad de Cantón, a partir de marzo del año 1894, la enfermedad mató 60.000 personas en pocas semanas. El tráfico marítimo diario con la ciudad cercana de Hong Kong extendió rápidamente la plaga. Al cabo de dos meses, después de 100.000 muertos, las tasas de mortalidad se redujeron por debajo de las tasas epidémicas, aunque la enfermedad continuó siendo endémica en Hong Kong hasta el año 1929.

A finales del siglo XIX, los científicos ya tenían un mayor conocimiento de la plaga. En el año 1894, en Hong Kong consiguieron aislar al bacilo que causaba la pandemia. Los expertos identificaron ya en el año 1905, el papel que jugaban las ratas y las pulgas en la transmisión de la enfermedad.

Durante los cincuenta años siguientes se extendió por todo el mundo y causó unos doce millones de muertes. La epidemia se dio por controlada en el año 1960. Sin embargo, durante su extensión se establecieron focos zoonóticos estables en mamíferos de países en los que nunca antes había existido, como Estados Unidos, países de América del Sur (Perú, Bolivia, Brasil, Ecuador) y muy particularmente en Madagascar. Por ello, se puede afirmar que la tercera pandemia aún está presente en los focos estables de estos países.

Aunque en el siglo XVII dio inicio la revolución científica, planteándose una visión alternativa de las causas y los mecanismos de transmisión de las epidemias en general y de la peste en concreto, no es hasta el siglo XIX, cuando Louis Pasteur propone la “teoría germinal de las enfermedades infecciosas”. Esta teoría establece que las enfermedades infecciosas no proceden de la generación espontánea o del desequilibrio de los humores, sino que tienen sus causas en gérmenes con capacidad de transmisión entre las personas.

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Robert Koch demuestra esta teoría a raíz de sus investigaciones en tuberculosis y establece sus postulados, que proponen unos criterios experimentales para demostrar que un agente es responsable de una determinada enfermedad.

Alexander Yersin identifica la bacteria Yersinia pestis en el año 1894, como causa de la peste y Paul-Louis Simond descubre que la rata es el huésped primario y la pulga de la rata “Xenopsylla cheopys” actúa como vinculo de la transmisión entre la rata y el hombre.

Con el conocimiento de su etiología y su epidemiologia, la epidemia vehiculizada a través de las ratas fue controlada con relativa facilidad. La infección se extendió a las poblaciones de pequeños mamíferos de América, Asia y África, estableciéndose nuevas especies contaminantes, que se convirtieron en endémicas en estos nuevos territorios.

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¿QUÉ PASO EN HONG KONG EN EL AÑO 1894?

La peste de Hong Kong del año 1894 fue el inicio del estallido de la tercera pandemia en el mundo. En mayo de 1894, el primer caso se produjo en Hong Kong. El paciente era un secretario hospitalario nacional y lo descubrió el doctor Yu Xun, que era el decano del Hospital Nacional, que acababa de volver de Guangzhou

Cuando se construyeron los edificios de estilo chino en la zona de la montaña Taiping, que era la zona más densamente poblada de Hong Kong, hizo que se convirtiera en la zona más afectada de la epidemia. 

Hubo varias razones para el rápido estallido y la rápida propagación de la plaga. Primero, en los primeros tiempos de Kailuan, Sheung Wan era un asentamiento chino. El diseño de las casas allí no incluía canales de drenaje, lavabos ni agua corriente.

La gran concentración de edificios y la falta de baldosas eran también puntos débiles en el diseño de viviendas en ese momento. En segundo lugar, durante el Festival de Ching Ming del año 1894, muchos chinos residentes en Hong Kong volvieron al campo para barrer las sepulturas, que coincidieron con el estallido de la epidemia en Guangzhou y fue causa de la introducción de las bacterias en Hong Kong. Además, en los primeros cuatro meses de 1894, las precipitaciones disminuyeron y se secó el suelo, acelerando la propagación de la plaga.

Las medidas tomadas abarcaban tres aspectos:

– Establecer hospitales de peste y desplegar personal sanitario para tratar de aislar a los pacientes con peste.

– Realizar operaciones de búsqueda casera, descubrir y transferir pacientes con peste y limpiar y desinfectar casas y zonas infectadas.

– Establecer cementerios designados y asignar una persona responsable del transporte y el entierro.

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Controlar la epidemia se convirtió naturalmente en la máxima prioridad del gobernador de Hong Kong. De mayo a octubre del años 1894, la peste en Hong Kong mató a más de 2.000 personas y un tercio de la población huyó de Hong Kong.

Entre los años 1910 y 1911, la pandemia se extendió por todo el noreste de China, ocasionado la muerte de más de 60.000 personas. La tasa de mortandad entre los infectados era del cien por cien.

La llegada de la peste a Hong Kong en el año 1894, generó graves enfrentamientos entre las autoridades coloniales británicas y las elites chinas sobre qué medidas tomar para hacer frente a la nueva pandemia y como tratar a las víctimas.

La pandemia surgió en la zona oeste del territorio y las autoridades coloniales británicas crearon brigadas de inspectores que recorrían todas las calles donde se ordenaba el confinamiento.

El gran problema y lo que levanta gran polémica fue donde hospitalizar a los enfermos de la pandemia. Las tropas británicas obligaban a abrir las ventanas, mientras que los médicos chinos consideraban que las corrientes de aire creadas que provocaban aires letales. Otra de las órdenes implantadas fue vaciar las casas de los utensilios y demás enseres domésticos para quemarlos en la calle.

Se establecieron grupos de empleados para pintar las casas con una solución de cal que actuaba de forma desinfectante. Estas medidas fueron elogiadas por el gobierno británico por haber puesto freno a la pandemia. Sin embargo, la pandemia volvió de forma recurrente durante décadas, como ya hemos visto, estableciendo un patrón estacional.

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¿QUÉ PASÓ EN LA INDIA?

La plaga se trasladó desde Hong Kong a la India británica, provocando la muerte de unos diez millones en la India en su primera oleada. Posteriormente, en los treinta años siguientes mató a otros doce millones y medio. Casi todos los casos eran de la pestebubónica, con un porcentaje muy reducido cambiando por la peste neumónica.

La enfermedad se inició en las ciudades portuarias, empezando por Bombay, para posteriormente, trasladarse a otros puertos como Pune, Kolkata y Karachi.

Hacia el año 1899, el brote se extendió a comunidades más pequeñas y zonas rurales en muchas regiones de la India. En general, el impacto de las epidemias de peste fue más grande en la India occidental y septentrional, que eran las provincias designadas entonces como Bombay, Punjab y las provincias Unidas, mientras que la India oriental y sur no estuvieron tan afectadas.

Las medidas del gobierno colonial para controlar la enfermedad incluyeron cuarentena, campos de aislamiento, restricciones de viaje y la exclusión de las prácticas médicas tradicionales de la India. Las restricciones a las poblaciones de las ciudades costeras fueron establecidas por comités especiales de la peste con poderes totales y aplicadas por el ejército británico. Los indios encontraron estas medidas culturalmente intrusivas y, en general, represivas y tiránicas.

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Las estrategias gubernamentales de control de plagas experimentaron cambios importantes entre los años 1898-1899. Entonces, era evidente que el uso de la fuerza para hacer cumplir las regulaciones de peste se estaba mostrando contraproducente y, ahora que la plaga se había extendido a las zonas rurales, sería imposible la aplicación en zonas geográficas más grandes. 

Las autoridades de salud británicas en la India comenzaron a obligar la vacunación generalizada contra la peste, que fue realizada por el doctor Waldemar Haffkine contra la peste. Las autoridades británicas también autorizaron la inclusión de los médicos indígenas dentro de su sistema de medicina en los programas de prevención de la plaga.

Las acciones represivas del gobierno para controlar la peste llevaron a los nacionalistas de Pune a criticar públicamente al gobierno colonial. El veintidós de junio del año 1897, los hermanos Chapekar asesinaron a Walter Charles Rand, un oficial de servicios civiles hindú, que actuaba como presidente del Comité de la Peste Especial de Pune y su ayudante militar, el teniente Ayerst.

La acción de los Chapekars fue considerada como un acto de terrorismo. El gobierno colonial acusó a la prensa nacionalista culpable de incitación. La activista independentista Bal Gangadhar Tilak fue acusado de sedición por sus escritos, así como también el editor del diario Kesari, siendo condenado a dieciocho meses de prisión rigurosa.

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Pira funeraria en la ciudad hindú de Sonapur

La reacción pública ante las medidas sanitarias promulgadas por el Estado indio británico reveló en última instancia las limitaciones políticas de la intervención médica en el país. Estas experiencias fueron formativas en el desarrollo de los servicios modernos de salud pública de la India.

Uno de los aspectos que llamaba mucho la atención en la metrópoli eran las tradiciones fúnebres de los hindúes y de los musulmanes, debido al exotismo que significan para los europeos.

LA PESTE EN MÉXICO

El puerto de Mazatlán vivía a finales del Siglo XIX una insólita prosperidad comercial, lo que le situaba ante los ojos del exterior como una de las ciudades más progresistas del Occidente de México. El origen del brote en el continente americano fue atribuido al barrio chino de San Francisco en el Estado de California.

Sin embargo debemos saber, que la población mexicana vivía sumida entre el lodo y la inmundicia, las aguas negras carecían de la canalización adecuada, por lo que en todas las áreas de la ciudad se podían ver lagunas de agua estancada y surgían fuertes olores fétidos.

Las autoridades municipales y los notables de la comunidad, solo discutieron como terminar con estas aguas negras y remediar esta insalubre situación. Sin embargo, nunca se tomaron decisiones, que permitieran mejorar las detestables condiciones higiénicas de la ciudad.

Esta falta de unión de criterios entre el gobierno y la sociedad dominante, colocaron a la población en una circunstancia prácticamente de fragilidad, y se pudiera en cualquier momento desarrollar cualquier enfermedad infecciosa. Ya anteriormente la ciudad había sufrido el cólera morbus en el año 1849 y la fiebre amarilla en el año 1883.

Como vemos, la negligencia era total y absoluta, nadie parecía darse cuenta de los riesgos a los que estaban expuestos y aunque se tenía conocimiento de la existencia de un terrible mal infeccioso, que durante siglos había azotado a la humanidad, se le creía extinguido de las costas americanas.

La epidemia de la peste negra, de la variedad Bubónica se manifiesta en el puerto de Mazatlán el trece de octubre del año 1902. Se piensa que el virus lo trajeron unos marineros que venían a bordo del vapor Curacao, procedentes de San Francisco.

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Se dice que el virus en sus inicios no se evidencia con suficiente claridad, quizás esto se debió a la falta de conocimientos sobre el mal o al hecho de las autoridades de negarse a aceptar, que la ciudad pudiera estar asociada con un problema infeccioso, sin aceptar que la realidad era otra.

Los primeros brotes del mal se dieron en una vecindad de malolientes pocilgas de madera, conocidos como “Cuarteria de Lamadrid”, a corta distancia de los cobertizos de la aduana marítima y el muelle principal de embarque.

A los siete días de presentarse el primer brote de la enfermedad tuvieron lugar las primeras muertes de una espeluznante cadena, que no tendría fin hasta la completa erradicación de la epidemia.

La epidemia empezó poco a poco a infectar a los ocupantes de las casas cercanas y esto alarmó a la población, quienes pidieron la intervención de las autoridades, las que en voz del delegado del Consejo Superior de Salubridad, les informó que después de una concienzuda investigación se había evaluado, que solo se trataba de una forma grave de Paludismo, causado por tantos pozos de agua infectada y al muladar existente en esos caseríos.

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Ante la inacción de las autoridades, la peste se propagaba con una espantosa rapidez y fuera de todo control. Al final se tomaron medidas como la puesta en cuarentena del puerto, el aislamiento de las personas infectadas, que eran evacuadas de sus casas en camillas especiales.

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Posteriormente, se criticó la falta de higiene de esos barrios de la ciudad, especialmente los vertederos de basura y los malos sistemas de desagüe. Algunas de las viviendas de los infectados fueron quemadas y se instituyó la fumigación de calles y cloacas.

Para evitar la propagación a otras partes del país se cerró la ciudad. Se calcula que murieron unas 600 personas.

LA INVESTIGACIÓN DE ESTA PANDEMIA

Los investigadores que trabajan en Asia durante la Tercera Pandemia identificaron las causas y el bacilo de peste. En el año1894, en Hong Kong, el bacteriólogo francés suizo Alexandre Yersin consigue aislar la bacteria responsable, la que se denominara Yersinia pestis, en honor de este doctor y determinó el modo común de transmisión. 

La enfermedad es causada por una bacteria que normalmente se transmite por la picadura de las pulgas en un huésped infectado, a menudo una rata negra

Sus descubrimientos condujeron a tiempo a métodos de tratamiento modernos, incluyendo los insecticidas, el uso de antibióticos y, eventualmente, las vacunas contra la peste. El investigador francés Paul Louis Simond demostró en el año 1898, el papel de las pulgas como agente contaminante.

La enfermedad es causada por una bacteria que normalmente se transmite por la picadura de las pulgas en un huésped infectado, a menudo una rata negra. Las bacterias son transferidas de la sangre de las ratas infectadas a la pulga de las ratas.

f5Waldemar Haffkine

El bacilo se multiplica en el estómago de la pulga, bloqueándolo. Cuando la pulga siguiente muerde un mamífero, la sangre consumida se regurgita junto con el bacilo al torrente sanguíneo del animal mordido. Cualquier brote grave de peste en humanos está precedido de un brote en la población de roedores. Durante el brote, las pulgas infectadas, que han perdido sus huéspedes de roedores normales buscan otras fuentes de sangre.

El gobierno colonial británico en la India presionó el investigador médico Waldemar Haffkine, para que desarrollara una vacuna contra la peste. Después de tres meses de trabajo persistente con un personal limitado, estaba preparado un formulario para pruebas humanas. El diez de enero del año 1897, Haffkine la probó en el mismo. 

Tras los resultados de la prueba inicial, los voluntarios de la prisión de Byculla fueron utilizados en una prueba de control. Todos los presos inoculados sobrevivieron a las epidemias, mientras que siete presos del grupo que no estuvieron en la prueba murieron. Al final del siglo, el número de inoculados sólo en India llegaba a los cuatro millones. Haffkine fue nombrado director del laboratorio de la peste, llamado Instituto Haffkine en su honor y se encuentra en la ciudad Hindú de Bombay.

¿Qué paso en Navarra con la pandemia de 1855?

La epidemia de cólera del año 1855, fue la más importante por sus repercusiones de las tres que asolaron Navarra en el siglo XIX. A mediados del siglo XIX, Navarra tenía empadronadas 297.422 personas. Los navarros, en el siglo XIX, vivían una situación de retraso industrial, como sucede en casi toda España y, unas condiciones de vida y trabajo muy duras.

Si a esto añadimos, que la propiedad de la tierra estaba desigualmente repartida entre unas pocas personas, que las condiciones higiénico sanitarias de la población eran cuanto menos insalubres, con una provincia azotada cíclicamente por epidemias y las tres guerras carlistas. A ello hay que unir, los comportamientos marginales que eran moneda de uso común.

La epidemia estuvo presente en la Península Ibérica a través de diversos brotes descritos por el contemporáneo González Samano en el año1858, a los que denominó como épocas. La segunda abarca desde el año 1853 hasta el año 1856, siendo la más negativa de todos estos años el de 1855.

La enfermedad se inició en Navarra en el mes de febrero pero no será hasta la llegada de los meses del verano cuando se manifieste con toda su fuerza. De este modo, será la provincia española, que más pueblos vea afectados, 716 en total. La epidemia se extendió en el mes de junio como una mancha de aceite desde el sur de la provincia, afectando a toda la Ribera.

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Los efectos perduran a lo largo de todo el mes de julio y comienzan a difuminarse en agosto. En la Navarra Media, los estragos de la epidemia comienzan en el mes de julio y no será hasta finales de agosto o comienzos de septiembre cuando ésta pase a la Montaña.

Habrá poblaciones afectadas hasta noviembre, por lo que Navarra padeció la enfermedad durante seis largos meses. Según González Samano, fallecieron un total de 13 .715 personas, cifra muy elevada, probablemente cuestionable, pero que muestra el alto índice de mortalidad que debió producir este cólera. Si seguimos los estudios de Jordi Nadal calcula que Navarra perdió el 4% de sus habitantes.

La lucha contra la enfermedad aunó a las autoridades en una causa común. Los sacerdotes hacen de médicos en muchas ocasiones y los fondos monetarios procedentes de recaudaciones municipales y eclesiásticas, las distribuyen indistintamente alcaldes, concejales y eclesiásticos.

Al mismo tiempo y muy oportunamente, como se producía en algunos lugares de Europa, la reina Isabel II realiza una donación caritativa de 16. 000 reales de vellón para toda Navarra. En aquellos años, había un gobierno progresistas de la Unión Liberal dirigido por el general Leopoldo O’Donnell. No debemos olvidar que Navarra era una provincia profundamente conservadora y mayoritariamente carlista.

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Simultáneamente, se publican otras órdenes relativas a la ubicación de cementerios, funerales de cuerpo presente, organización de la beneficencia, etc, pero no deja de ser notable, como algunos vieron en esto, una incursión más del gobierno liberal en el dominio eclesiástico.

Cuando la epidemia todavía no ha hecho más empezaren Navarra pero es más que posible predecir que su paso por la provincia va a ser devastador, el obispo de la diócesis PamplonaSevero Andriani ya tiene escrita una carta pastoral, en la que expone cuales son las causas de esta pandemia y cuales las consecuencias si no se remedian los males con iniciativas cristianas.

La causa descansa para el obispo en la infidelidad del hombre hacia Dios, que es el padre misericordioso de todos los hombres, es un dios que perdona los pecados a través de la penitencia y que a cambio de pequeños sacrificios ofrece una vida eterna. Sin embargo, la España del bienio progresista y también en Navarra, vive una época descristianizadora y liberal.

Los gobiernos de la época achacan las causas de la epidemia al contagio provocado por el descuido de las normas elementales de higiene desarrolladas, a la mala alimentación que crea organismos biológicamente endebles y a las conductas absolutistas-represivas de los cordones sanitarios, que lejos de aislar a las poblaciones sanas de la enfermedad, las subsumían en la angustia y el acongojamiento.

Según el obispo Severo Andriani“el liberalismo se desprendía una nueva sensibilidad que rechazaba esa manera tradicional de entender la muerte. En efecto, el miedo tradicional a la muerte era el miedo al castigo en el más allá, mientras que el miedo al cólera cuyos efectos mortíferos formaban parte de la experiencia cotidiana de los españoles del siglo- era el miedo al castigo en esta vida por medio de la muerte corporal”.

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“Muchos habrá entre vosotros, mis amados Diocesanos, que pretenderán explicaros este fenómeno por las causas físicas y naturales haciendo abstracción de la providencia, como si Dios fuera un Ser relegado a los cielos, que ni sabe ni cuida de las causas humanas… Todo el mundo menos el pecado, reconoce a Dios por primera causa, todo marcha bajo la acción reguladora de su Providencia. La legislación liberal y la violación de los preceptos religiosos tornan al Dios bienhechor en el Dios de las siete plagas egipciacas del Antiguo Testamento.

El hombre, ateo ahora, ha transgredido la ley y nunca ha sido tan general y pública entre nosotros la profanación de los días consagrados al Señor; nunca tan grande el abandono de los Padres en la educación de sus hijos y el de los Amos en el cuidado de sus criados y domésticos; nunca tanto el escándalo y relajación de las costumbres públicas y privadas.

Pero hay algo peor aún, el enfrentamiento directo contra Dios. Hoy se escarnecen sus dogmas no sólo en el interior de las conciencias, no sólo en el hogar doméstico, sino en públicas reuniones, y aun en escritos que se buscan y leen con avidez y se propagan entre la incauta juventud con espíritu de proselitismo. Debido a estos motivos, Dios se ha enojado y ha enviado desde el Ganges hasta el más recóndito rincón de España la segunda gran plaga de cólera del siglo”.

Como vemos, en muchas pandemias, la iglesia y las religiones ha jugado un papel que ha favorecido el desarrollo de mitos que no ha servido para parar las pandemias, no solo en este caso como es el caso del obispo de Pamplona, sino por ejemplo con la prohibición del uso del condón en la pandemia del SIDA.


BIBLIOGRAFIA

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Gregg, Charles. “Plague: An Ancients Disease in the Twentieth Century “. 1985. Albuquerque. University of New Mexico Press.
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad, The Promised Messiah. “Noah’s ark: an invitation to faith”.
Kelly, John. “The Great Mortality: An Intimate History of the Black Death, the Most Devastating Plague of All Time”. 2005. New York: HarperCollins Publishers.
Martinez Lacabe. Eduardo. “La pandemia de 1855 en Navarra”. 1996. Gerónimo de Uztariz nº 12.
McNeill, William H. “Plagas and People”. 1976. New York. Anchor Books.
Orent, Wendy. “Plague: The Mysterious Past and Terrifying Future of the World ‘s Most Dangerous Disease”. 2004. New York. Free Press.

Primera república española

Autor: Edmundo Fayanas Escuer

Fuente: NUEVATRIBUNA.ES 11/03/20

La I Republica española surge el once de febrero de 1873, y dura hasta el 31 de diciembre de 1874. Podemos dividir este periodo republicano en dos fases:

  •  La primera parte que iría del once de febrero de 1873 hasta el dos de enero de 1874, que termina con el golpe militar del general Pavía. En este periodo hubo cinco gobiernos.
  • La segunda parte va del tres de enero del año 1874 hasta el treinta y uno de diciembre del mismo año y en ese periodo hubo tres gobiernos. Siendo esta parte republicana dominada por gobiernos conservadores.

Coincidió la primera república española con la tercera guerra carlista, el problema cantonal y la guerra de Cuba, con lo que la dificultas era máxima.

La Iª República española del año 1873 es consecuencia del proceso revolucionario iniciado en el año 1868 con la conocida como la revolución Gloriosa, que fue la primera que contó con un gran apoyo militar.

La caída de los Borbones fue el resultado en el plano político de la propia dinámica del capitalismo español, que necesitaba apoyarse en sectores políticos más progresistas, que posibilitasen el progreso y desarrollo del país.

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No se trataba de una transformación radical de las estructuras socioeconómicas, aunque la ambigüedad de las formulaciones de los grupos que apoyaron la Revolución permitió aglutinar distintos sectores sociales.

Los excesos radicales del año 1869 situaron en una posición defensiva a las fuerzas conservadoras ligadas a los intereses económico, que trabajaron para establecer una Monarquía constitucionalmente fácilmente controlable. El intento fracaso por la dispersión de las fuerzas, que sustentaban y la situación de vacío de poder que se creó dio como resultado la Primera República española.

El general Prim había sostenido que una República en España era inconcebible, porque decía que el republicanismo era una actividad política muy minoritaria. Sin embargo, la Asamblea, compuesta por el Senado y el Congreso, votó la reforma de la Constitución en el sentido de que se declarase como forma de gobierno de la nación la República, que fue proclamada por 319 votos a favor.

Se habían unido lo radicales y los republicanos y Estanislao Figueras plantea que la única solución salvadora de la patria es la República. Debemos saber, que los radicales habían sido el principal apoyo de la Monarquía constitucional, pero no tuvieron ningún problema en apoyar la República, a pesar de contar con la oposición del jefe de los radicales de Ruiz Zorrilla.

Muchos consideran que la proclamación de la I República tuvo un origen ilegal, porque no era constitucional la fusión de las dos Cámaras para alterar la forma de gobierno. Por si fueran poco las dificultades para el desarrollo del planteamiento republicano, los propios republicanos estaban muy divididos.

Figueras fue nombrado presidente del Consejo, del formaban parte otros tres republicanos, Pi y Margall, Castelar y Salmerón y cinco radicales que antes habían respaldado el proyecto de monarquía de Amadeo de Saboya y eran Fernández de CórdobaEchegaray, Berenguer, Becerras y F. Salmerón, mientras que el también radical Cristino Martos, fue elegido presidente de la Asamblea republicana española.

La Iª Republica española tuvo escaso apoyo exterior, siendo solo reconocida por los Estados Unidos, Suiza, Costa Rica y Guatemala. Ni la Francia de Thiers, que acababa de proclamar la III República, ni la Alemania de Bismarck, se mostraron partidarias de su reconocimiento por la desconfianza que generaba un sistema que podía recordar en algún momento a la Comuna de París.

Inglaterra tampoco la reconoció debido a los recelos que tenía ante la posibilidad de que España llegase a establecer con Portugal la Unión Ibérica, de la que no era en absoluto partidaria.

Los dirigentes del Partido Republicano se encontraron con una oposición bicéfala:

  1.  La de los radicales que deseaban una República no federal, sino unitaria.
  2.  La de los federalistas extremistas, que deseaban la República federal inmediatamente, no como una imposición de arriba abajo, sino como una expresión del impulso revolucionario de la base, es decir, de abajo arriba.

Pi i Margall reconocía que esta propuesta era imposible pues la proclamación de la República había sido votada con la condición de que fuesen unas Cortes Constituyentes las que determinasen la forma que debía adoptar esa República.

Pi i Margall se le considera el padre del federalismo español. Sus ideas están expresada en su obra “La reacción y la revolución”, que fue publicada en el año 1854, Afirmaba que todo hombre era esencial y radicalmente libre, soberano de sí mismo, y entre soberanos no podía haber sumisión, sólo cabían los pactos. Estos pactos tenían que ser bilaterales sinalagmáticos y conmutativos y se establecían de abajo arriba, desde la familia hasta la federación universal, o pacto entre los países del mundo.

Los republicanos intransigentes no compartían la actitud de Pi i Margall y alentaron los desórdenes y las manifestaciones de violencia en la mayor parte del país. Se formó el Comité de Salud Pública en Madrid, a cuyo frente se encuentra Roque Barcia, que tenía una visión más radical y su objetivo era proceder de forma inmediata a la formación de cantones.

En Cataluña, el ocho de marzo, se proclamó el Estado catalán, y la Diputación se hizo con todos los poderes, decretando la abolición del ejército. El gobierno tuvo que reaccionar inmediatamente, pero se vio obligado a hacer concesiones a los federales. En Sevilla, también se produjo un intento parecido, pero la actitud enérgica del gobernador civil lo impidió.

La crisis estalla el veinticuatro de febrero como consecuencia de la disidencia entre los radicales y los republicanos federales a raíz de una discusión en torno a la renovación de las Diputaciones y Ayuntamientos.

Al día siguiente, el gobierno de coalición republicano-radical fue sustituido por un gobierno formado exclusivamente por republicanos, en el que seguía estando a la cabeza Estanislao Figueras y como ministro de Estado, Castelar, y de Gobernación, Pi i Margall.

La Asamblea seguía estando dominada por los radicales y de ahí que el Gobierno tratase de conseguir su disolución para proceder a unas nuevas elecciones. Estas se realizaron el diez de mayo, y su resultado fue una aplastante mayoría de los federales, lo cual no era más que consecuencia del retraimiento practicado por los radicales, los alfonsinos y los carlistas, aunque algunos se presentaron como candidatos a título individual.

La participación electoral fue sólo del 25%, la más baja de toda la historia parlamentaria de España hasta ese momento. Según dice Pi i Margall las Cortes elegidas de aquellas elecciones “se apresuraron a declarar, con sólo dos votos en contra, que la federación era la forma de gobierno de la nación española”.

Las Cortes se reunieron el uno de junio, pero los radicales que no renunciaron, a pesar de todo, al control sobre el Gobierno, consiguieron nombrar una Comisión Permanente, que estaba formada por ocho radicales, tres conservadores, cinco federales y tres radicales de conciliación.

Al mismo tiempo, los radicales intentaron una conspiración para proclamar la República unitaria y contaban con la colaboración de varios generales. Pi i Margall pudo disolver la Comisión, con lo que los radicales desaparecieron de la escena política.

Pi i Margall fue nombrado presidente del Consejo de Ministros a raíz de la constitución de las nuevas Cortes y de la sorprendente huida a Francia de su antecesor en el cargo, Estanislao Figueras.

El nuevo Gobierno trató de satisfacer al mismo tiempo la aspiración de la derecha, el orden, y la aspiración de la izquierda, la federación. El empeño de esta política era muy complicada, cuando además Pi i Margall tenía que enfrentarse simultáneamente a la guerra carlista, a las conspiraciones alfonsinas y a los federalista intransigentes, que habían iniciado ya un movimiento revolucionario cantonalista.

EL MOVIMIENTO CANTONALISTA

El nombramiento como presidente de Pi i Margall no sólo sirvió para controlar los excesos federalistas, sino que, por el contrario, dio rienda suelta a los que querían llevar su radicalismo al máximo.

Si seguimos al historiador Antoni Jutglar, a Pi i Margall le faltó la habilidad y la energía suficientes para asegurar lo que según él debía ser la garantía del orden: el programa y el sistema federal. Lo cierto es. que los excesos dieron lugar al fenómeno de los cantones.

Cuando Pi i Margall toma el poder seguían vigentes los problemas de orden público que había acompañado de siempre a la I República desde el mismo momento de su proclamación, especialmente en Andalucía.

Se trató de conseguir que los Gobernadores Civiles restablecieran la normalidad en las provincias donde ésta se hallaba más alterada para no tener que recurrir al ejército, como pretendían las autoridades militares. Málaga y posteriormente Sevilla, Cádiz, San Fernando y Sanlúcar fueron las poblaciones en las que la agitación se desarrollo entre finales de junio e inicios de julio.

¿Qué deseaban los sublevados?

Lo podemos comprobar en el manifiesto del Comité de Salud Pública de Cádiz que decía lo siguiente: “El Comité se ocupará sin descanso en la adopción de medidas necesarias para salvar la República y contrarrestar el espíritu centralizador de las organizaciones políticas pasadas y salvar para siempre al pueblo español de todas las tiranías”.

En la ciudad de Alcoy, que tenía una potente industria manufacturera, que daba trabajo a un gran número de trabajadores, se había instalado la sede de la Comisión Federal de la Federación Regional Española de la Primera Internacional. El nueve de julio, una huelga general organizada por las organizaciones bakunistas derivó hacía una situación de violencia, que acabó con el asesinato del alcalde la ciudad y el incendio de una fábrica.

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Es llamado el ejército a la ciudad y al mando del general Velarde, pudo restablecer la situación tres días más tarde. Los sucesos de Alcoy revistieron un carácter especial por tratarse de una insurrección puramente obrera, en la que tuvieron una participación destacada los internacionalistas, cosa que no ocurrió en el movimiento cantonal en general.

El cantón de Cartagena es otro de los episodios importantes del cantonalismo. La proclamación del cantón de Cartagena se produjo con la colaboración del Comité de Salud Pública de Madrid, el cual instó a los intransigentes a sublevarse para constituir una Junta Revolucionaria.

El movimiento cantonalistas de Cartagena se vio reforzado no sólo por las tripulaciones de los buques Almansa y Vitoria, sino que el regimiento Iberia, que el gobierno había mandado para sofocar la sublevación de Málaga, se unió a los sublevados.

Pi i Margall se enfrentaba al reto de proceder a la restauración del orden y la autoridad. Además de reducir la insurrección mediante la utilización de la fuerza, cosa que repugnaba a su talante democrático, su respeto por la libertad y a su carácter antimilitarista.

Para salvar la situación, Pi i Margall mandó a las Cortes el proyecto de Constitución republicana que había sido redactada por Castelar en solamente veinticuatro horas.

La Constitución republicana constaba de 117 artículos divididos en 17 títulos. Según ésta, la nación española sumía la forma de República federal, integrada por diferentes Estados que en total eran diecisiete que quedaban configurados en su título primero.

El artículo 1º de la Constitución dice: “Componen la Nación española los Estados de Andalucía Alta, Andalucía Baja, Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Castilla la Nueva, Castilla la Vieja, Cataluña, Cuba, Extremadura, Galicia, Murcia, Navarra, Puerto Rico, Valencia, Regiones Vascongadas. Los Estados podían conservar las actuales provincias o modificarlas según sus necesidades territoriales”.

El título II detallaba los derechos individuales de los españoles con una precisión a la de la Constitución de 1869. Otra de las novedades dignas de reseñar es la aparición de un cuarto poder, que se añadía a los ya tradicionales y que se denominaba “poder de relación”. Ese poder sería ejercido por el presidente de la República. En el título XIII se establecían las facultades de los diferentes Estados que componían la nación y se delimitaban las competencias de éstos en relación al poder federal.

EL CANTÓN NAVARRO

Navarra siempre ha sido una única provincia, pero en algunos procesos constitucionales siempre ha sido cuestiona si seguir sola o en unión de otras. En la actualidad, todavía sigue el debate y el enfrentamiento por seguir sola o que se integre en Euskadi.

Veamos la discusión que se produce en Navarra con el tema del cantón navarro.

El dieciocho de junio de 1873, se recibe una comunicación dirigida a la Diputación provincial por parte de los diputados navarros a Cortes Generales, que dice lo siguiente:

“Sr. Presidente de la Diputación de Navarra. Muy Sr. Nuestro y de nuestra distinguida consideración. Los Diputados por Navarra que suscriben deseosos del mejor acierto, así como de interpretar los deseos de sus comitentes, ruega a Vd. se sirvan hacer presente a esa Corporación que oirán con agrado todas las observaciones que tenga a bien dirigirles acerca de los siguientes puntos:

1º ¿Convendría que Navarra constituyese por sí solo un Estado Federal?

2º En caso contrario sería preferible su unión a las provincias Vascas, a las de Aragón, ó la Rioja:

Es cuanto tenemos el gusto de manifestarles, encareciendo la urgencia de la contestación. Tienen el gusto de ofrecerse con este motivo.”

El diecinueve de junio, se convoca una reunión para tratar sobre la conveniencia o inconveniencia de que Navarra forme un Estado federal o se agregue a otras provincias.

Se reúne la Diputación provincial de Navarra bajo la presidencia de Esteban Camón, y en la que participan los diputados provinciales, Tomás Moreno, Fermín Ibarra, Baltasar Morrás, Gumersindo Ochoa y Miguel Aldaz. Deciden que se debe invitar a una reunión más amplia a personas representativas de la sociedad navarra para que opinen sobre el tema cantonal, que se plantea en la posible nueva Constitución republicana.

Se plantean tres alternativas a la Diputación. Veamos:

1º La formación de Navarra en un solo Estado y aceptar la unidad política con el respeto y acatamiento en un solo Presidente de la República federal española, de un solo Parlamento y las altas leyes políticas no opuestas a su autonomía foral.

En todo lo demás puede gobernarse sola, tanto en los apartados económico, administrativo por sus fueros y leyes, sin que perjudique a la marcha de los demás Estados en su régimen interior, pues así ha venido existiendo hasta la fechas sin oposición contraria.

2º La agregación a Aragón o Castilla en las que hay intereses generales creados, completamente diversos a Navarra, trayendo una perturbación inmediata. Navarra no iba a tomar nada de Aragón y Castilla. Estos obtendrían un provecho o ventaja que pueden gozar por sí solos.

Si Navarra se une a Aragón o Castilla y el Congreso o Consejo cantonal actúa para ambas provincias, no puede llegarse nunca a una uniformidad en ningún asunto.

Las diferencias en esas provincias en temas como la guardería del campo, la dación de las cuentas municipales, los goces de aprovechamientos de montes y pastos se han regido y rigen por las leyes generales, por más que se les conceda a estos Congresos facultades de legislar esas materias. Respecto a los pueblos de Navarra no puede legalmente la Diputación actual ni el Congreso de ambas provincias romper la costumbre en ley o la ley expresa de que en Navarra se nombran guardas en ciertos pueblos.

Se deja aparte otras consideraciones respecto a obras públicas por las que tan altos sacrificios ha hecho Navarra, en los que dando participación a otras provincias más retrasadas, pierde muchísimo después de tanto esfuerzo a su costa.

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Como es posible, que un Congreso cantonal mixto de provincias ejerciese las atribuciones del antiguo Consejo de Navarra Diputación del Reino, dadas privativamente a la actual Diputación provincial, por Decreto de 21 de enero de 1871 de Gobernación, es a la par Comisión provincial.

3º La unión a las provincias forales vascas, destaca la importancia de los puertos de mar y dejarían de crear problemas los derechos de entrada de nuestros vinos y líquidos en sus fronteras provinciales, con cuya cesación o disminución de pagos de aduanas se provocaría un crecimiento de nuestro comercio.

Ellos tienen su autonomía foral propia, que aunque inmejorable en su caso, como juzgamos la nuestra para nosotros, ha de sufrir un gran quebrantamiento, así no la nuestra, si a de fusionarse de acuerdo las cuatro provincias, de ahí las protestas mutuas de las cuatro provincias que pretenden conservar su independencia.

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Hay por otra parte, una alta consideración que tener muy en cuenta: de todos es sabido, el espíritu político que se da en la mayoría de las provincias Vascongadas y Navarra, el espíritu de guerra que domina los destinos de la nación, su sistema gubernamental, puede anular, en la plenitud de sus facultades nuestros fueros y franquicias, y puede suponer un peligro que no debe ocultarse.

Formado un Estado con las cuatro provincias mencionadas, es muy posible o al menos factible que se desarrolle y aumente un espíritu de imposición al resto de España y a que no se consiga la mayoría política, valiéndose de la amplitud del sufragio.

Abierta la sesión por el Presidente de la Diputación provincial de Navarra, Esteban Camón invita a los participantes a que manifiesten su opinión y planteen todas las dudas que les surjan sobre el tema del Cantón, que plantea la Constitución republicana, sin ningún tipo de restricciones y con total libertad.

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El resultado de dicha reunión es la información que pasa a sus diputados a Cortes en Madrid respecto su posición política respecto al cantón navarro en la futura Constitución republicana. Para ello, manda el siguiente telegrama a las Cortes:

“En sesión extraordinaria de hoy 19 de junio a la que han concurrido varios particulares de las Merindades, residentes aquí, ha quedado por unanimidad acordada la opinión de que conviene que Navarra constituya por sí sola un Estado Federal, salvando en todo caso su autonomía foral dentro de la unidad constitucional, como hasta el presente. Comuníquese a Diputados a Cortes”.

El veintisiete de junio, la Diputación acuerda dar una alocución a los habitantes de Pamplona ante el estado de perturbación política:

“Diputación foral y provincial de Navarra. Ciudadanos. La Diputación de Navarra que no desconoce el círculo de atribuciones administrativas se cree en el deber ineludible, por su carácter de autoridad dirigir su voz a esta capital de la Provincia: la impulsa a ello el deseo vehemente que tiene de que por ningún motivo sea turbado el orden, base firme de todo poder y condición preciso de todo Gobierno, si es que ha de marchar dentro de su legitima existencia y mucho más si la forma de él es apoyado en la democracia, en la República Federal proclamada por nuestras Cortes.

Deponed pues, toda idea de excitación aunque a ello os obligue el celo por los principios políticos que profesáis.

La Diputación que aceptó y proclamó la República asociada a las autoridades civiles y militares, la Diputación que en 19 de febrero se dirigió a todo el país recomendándole el acatamiento de todas las autoridades legítimas, hoy os repite lo mismo: orden y obediencia a las Autoridades.

Respecto al Gobierno de la República federal, declarada en las constituyentes que son la Soberanía Nacional. Confiad en nuestras autoridades que unidas como están e identificadas en su anhelo por la buena marcha del Gobierno, sabrán elevar al mismo nuestras aspiraciones, para que remueva todo obstáculo que se oponga a la consolidación del orden y de la República”.

El proyecto constitucional fue discutido durante tres días, y en los debates se puso de manifiesto la falta de acuerdo entre los republicanos de distinto signo, lo que hizo imposible su aprobación.

EL DEBATE FORAL EN EL CONGRESO Y EL SENADO

El diputado Madoz en una intervención en la Cortes el día seis de octubre dice: “que fuera de alguna excepción no había ningún fuero que se opusiese a la Constitución”.

El ministro de Gracia y Justicia, Luis del Río Ramos, interviene en el Congreso, en nombre del Gobierno para entre otras cosas decir que si caben en la Constitución los fueros y expone que es una paradoja el sostener el concepto siguiente:”nadie se ofende porque le den una cosa mejor que la que tiene. No basta que a mí me pareciera mejor lo que doy; es menester que lo parezca así al que lo reciba”.

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El mismo día, el ministro Luis del Río Ramos replica al diputado Sancho diciendo: “que no comprendía, como el día cuatro de octubre, había exclamado que siendo hijos de la libertad, los fueros y la Constitución y suponiendo que cabían aun mismo tiempo en la casa paterna, viniese a decir ahora que los fueros no pueden recibir la luz o el reflejo constitucional; es decir, añadía que este hijo que entre en la casa paterna será ciego, no podrá ver su casa nunca”.

Ante las graves dudas que genera el fuero navarro en las Cortes Generales, la Diputación emite un comunicado que dice:

¡Cuánta razón tenía el ministro censurando que se hiciese cuestión de subterfugios y de pasiones está en que había de por medio objetos tan sagrados!

Solo así puede comprenderse que a la legislación especial de Navarra la llamasen hijo prodigo de la Constitución española, cuando esta había de derivarse de los antiguos principios políticos forales de Navarra en que estaban consignados los modernos derechos individuales, y en otra de la Novísima recopilación de Navarra; cuyas garantías decía Olózaga (el seis de octubre) adquiría Navarra y no estaban contenidas en los fueros: era mucho apasionarse en hombres a quien no podía considerarse ignorante, el decir que si el Estado moderno de la sociedad conquistaba esas grandes garantías, Navarra las conquista también; cuando se sabe que ya los tenía anteriormente y al gozarlas de nuevo, ningún favor se le hacía si en todo caso había de haber sido respetada su legislación antigua foral a falda de Constitución”. 

Llevado el asunto de la Constitución al Senado, se vuelve a repetir el cuestionamiento de los fueros. En la sesión del dieciocho de octubre, el senador Viluma hace públicos sus temores acerca de la compatibilidad de los fueros y de la unidad constitucional por lo cual entiende “un solo Monarca sólo unos Cuerpos Colegisladores”.

El senador Ferrer dice: “Eran diferentes los de Navarra y provincias Vascongadas que los fueros municipales y económicos eran dignos de admiración y recomendables a la Nación para extenderlos a la misma y que por haberlos perdido algunas provincias se vieron caer en la miseria y ambición en que todas las veían; que los municipales y económicos que habían hecho la verdadera felicidad del país no estaban en oposición a la Constitución…”.

El duque de Fría espera que el Gobierno explique el sentido de la palabra “unidad constitucional”.

En nombre del Gobierno responde el ministro de Gracia y Justica diciendo:” La unidad de una cosa se salva en los principios de la Constitución, en los grandes vínculos en las grandes formas características y de ningún modo en los pequeños detalles… La Unidad Constitucional se salva habiendo un solo Rey Constitucional para todas las provincias, un mismo poder legislativo y una misma representación común”.

El senador Ferrer afirma “lo más generoso hubiera sido decir, ahí tenéis los fueros, que los españoles tienen una libertad nacional, consultad lo que os tiene más en cuanta, unámonos para formar una misma familia”.

El representante navarro, Conde de Ezpeleta interviene en la sesión del Senado el 19 de octubre y afirma: “Si la unidad constitucional se entiende como régimen constitucional, porque yo encuentro grande la diferencia. La diferencia de tomar las cosas en grande a venir a detenerse en las más pequeñas, si se toma en aquel sentido, estamos acordes; pero si es en el segundo, diré que es una decepción, un engaño; porque sería decir que darnos una cosa, no dándola y entonces no habría nada y las provincias quedaran reducidas a un estado peor que el de los últimos pueblos de Castilla”.

Antes de proceder en el Senado a la votación del texto constitucional republicano, el senador, Marqués de Montesa, pregunta si la palabra Fuero se entiende también la confirmación de las leyes de Navarra.

Le contesta el ministro de Gracia y Justicia de forma afirmativa diciendo:

“Me he extendido y acaso he estado difuso en estas explicaciones porque el punto es sumamente importante en la actualidad; he dicho al principio que opinaba porque Navarra constituyese un solo Estado a Cantón por si solo sin agregación. La razón primera esta dicha en la exigencia de las Cortes de que los Reyes o Poder Soberano no pudieran hacer que fuera Reino aparte sino sólo o de por él.

Aun que esto quisiese darse por abolido y completamente derogados por olvidados las tendencias históricas en defensa de ser y querer ser Navarra una sola arguyendo que había aceptado la unidad constitucional, una cosa es que se haya entendido y se entienda hoy distinta del régimen y otra cosa es que a pretexto de éste se intente prescindir de todo y sujetar a la provincia a anexiones por las cuales pierda su propia y foral autonomía administrativa que está comprendida en los 26 artículos de la Ley orden vigente de 16 de agosto de 1841”.

Antes que finalizasen esos debates constitucionales y ante los reproches que recibe Pi i Margall por parte de muchos diputados que le acusaban de ser el responsable de la insurrección cantonal por su política de concesiones y por contemporizar con la situación política. Pi i Margall ante esta situación presenta su dimisión

El dieciocho de julio, fue elegido nuevo presidente Nicolás Salmerón, con 119 votos frente a los 93 que recibió Pi i Margall. En cinco meses se habían sucedido ya cinco gobiernos y dos presidentes. Salmerón fue elegido con el apoyo de los monárquicos. Salmerón adoptó una actitud de mayor firmeza ante la revolución cantonal, que se había extendido por todo el sur y el levante español.

Sus primeras medidas consistieron en reorganizar el ejército para intentar sanearlo y cortar los brotes de connivencia que se había producido entre algunas unidades y los insurrectos. Formó expedientes a las autoridades que habían tomado parte en las sublevaciones cantonales, como los gobernadores de Murcia y Alicante.

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Recurrió a los militares monárquicos como Martínez Campos, o radicales como Pavía, a quienes nombró, respectivamente, capitanes generales de Valencia y Andalucía, las regiones donde se había centrado el conflicto, para que ejercieran la mano dura.

Pavía reunió un ejército de tres mil hombres, que fueron suficientes para reducir los cantones andaluces de Córdoba. Sevilla y Cádiz a finales de julio e inicios de agosto. Málaga resistió algún tiempo más y fue sometida el dieciocho de septiembre. La mayor resistencia la ofreció Cartagena que resistió el asedio del general López Domínguez hasta el once de enero del año 1874.

Los conservadores españoles presentaron el movimiento cantonalista como una revolución social, sin embargo esto no es así. Solamente en el caso de Alcoy y algunas acciones aisladas en Andalucía tuvieron aspectos de revolución social.

Para el historiador José María Jover, la revolución cantonal fue en todas partes el golpe de mano de activistas políticos de una burguesía deseosa de detentar poder.

La utilización del ejército por parte de Salmerón le atrajo el ataque de la izquierda en las Cortes Generales. Sin embargo, Salmerón se negaba a firmar dos sentencias de muerte propuestas por las autoridades militares, el cinco de septiembre presentó su dimisión. Las Cortes apoyaron a Emilio Castelar que contó con 133 votos, mientras que Pi i Margall obtuvo 67.

Castelar fue el último presidente de la I República y su gestión se centró en conseguir el apoyo de los radicales, pues creía que su separación había sido el principal error de los políticos republicanos.

Protegió a los monárquicos y pactó con la Santa Sede, todo lo cual significa un importante golpe de timón para que la República se inclinase hacia la derecha. Su éxito más importante fue lograr la confianza del ejército. La I República giraba hacia la derecha y esto hace que la izquierda junto a Salmerón acuse a Castelar de crear una República que podían disfrutar los no republicanos.

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El gobierno de Castelar fue derrotado en dos votaciones en la Cortes y crecía la posibilidad de que se restableciese el sistema federal. El Capitán General de Madrid, el radical, Manuel Pavía, irrumpió en las Cortes el tres de enero de 1874 y con uno pocos disparos, acabó con las Cortes Constituyente republicanas.

Pavía se dirige a los mandos del ejército diciendo:

“Dos veces ha sido derrotado el Ministerio de Castelar e iba a ser sustituido por lo es basan su política en la destrucción de la Patria.

En nombre, pues, de la salvación del ejército, de la Libertad y de la Patria, he ocupado el Congreso, convocado a los representantes de todos los partidos, exceptuando los cantonales y los carlistas, para que formen un gobierno nacional que salve tan caros objetos.

El Capitán General de Madrid no formaría parte del Gobierno, y continuará en su puesto. En nombre de la Patria, espero que secundará V.E mi patriótica misión, conservando el orden a todo trance”.

El golpe del general Pavía suponía una vuelta a la tradicional concepción del papel del ejército en la España liberal. Cuando se llegaba a un momento de crisis política y de revuelta social, como el que se daba en la I República española, el ejército asumía la responsabilidad de poner las cosas en sus sitio, restableciendo el orden y reconduciendo la marcha del país por los cauces que representaba la verdadera voluntad nacional, que no era otra que garantizar el poder a las elites nacionales en contra del sentir de la mayoría.

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En este caso, como en otros anteriores y otros posteriores de la historia, el papel del ejército siempre ha sido el de garantizar el poder a las elites políticas y económicas sin importarles nada el coste para el resto de la población.

Una vez disueltas las Cortes, Pavía reunió a políticos y generales que se encontraban en Madrid para entregares el poder. Los generales Serrano, Concha, Topete y Berenguer, junto a los políticos Rivero, Martos, Sagasta acordaron que el Gobierno que se había de constituir siguiera llamándose Poder Ejecutivo de la República.

Se nombre presidente de la República al general Serrano y el gobierno estaría presidido por Zavala. La República no dejaba de existir, aunque tomaba una forma diferente, donde la alta burguesía, la aristocracia, el clero ocuparían lugar principal en el desarrollo político.

Con el fin de conseguir el mayor apoyo a esta República presidencialista, Serrano pidió la colaboración de Cánovas del Castillo, que era el representante de Alfonso XII y también la de Castelar, que era el republicano más conservador. Sin embargo, ninguno de los dos lo apoyo, pues no estaban de acuerdo con la salida política propuesta, ni aun como fórmula transitoria.

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Serrano dio un papel principal al ejército y mandó disolver la I Internacional. A los pocos días de tomar el poder, se rendía el cantón de Cartagena a las tropas de López Domínguez.

Bilbao se encontraba sitiada por las tropas carlistas desde inicios de enero de 1874, y había fracaso los diversos intentos del ejército liberal de romper el cerco carlista de la ciudad.

Serrano toma el mando del ejército liberal del norte y con eso pretendía conseguir una victoria que reforzara su posición política. Mientras tanto, en Madrid se producían conspiraciones alfonsinas dirigidas por los generales Concha, Echague y Martínez Campos como se vio en abril y planteaban el restablecimiento de una monarquía encabezada por Alfonso XII.

El gobierno de Zavala tuvo que tomar en el campo financiero una medida de transcendental importancia y su ministro de Hacienda, Echegaray, hizo aprobar un decreto el diecinueve de marzo, por el que el Banco de España recibía el monopolio de la emisión de billetes, pudiendo poner en circulación dinero por cuatro veces superior al encaje oro y plata, y por cinco veces de su capital efectivo, que fue elevado a cien millones de pesetas.

La situación económica que había heredado la Revolución de 1868 de la monarquía de Isabel II era desastrosa. El ministro de Hacienda del gobierno provisional del año 1868, Laureano Figuerola, lo denuncio inmediatamente. La deuda superaba los ingresos anuales y los gastos comenzaron a crecer con el triunfo de la revolución Gloriosa, con lo que la situación económica empeora.

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Figuerola plantea una serie de reformas para lograr la nivelación del presupuesto de forma gradual. El principal problema que había padecido la economía del país residía en los obstáculos que la política proteccionista de la era isabelina había impuesto al desarrollo mercantil e industrial de España. Su principal misión fue la supresión y la reforma de todos aquellos tributos que obstaculizasen la libertad de comercio o la circulación de mercancías.

La política que llevaron a cabo para igualar gradual los presupuestos fue la de recurrir al crédito, tanto para hacer frente al déficit heredado como para financiar los que se habían de producir en el proceso de transición. Se efectuaron una serie operaciones de crédito con bancos extranjeros en unas condiciones muy desfavorables para el Estado español que elevaron considerablemente la deuda exterior española.

Durante la República la producción manufacturera y el comercio exterior funcionó bien y la balanza comercial tuvo su único año de saldo favorable. Sin embargo, la brusca subida del oro en el mercado nacional agravó la situación por el retraimiento de las clases adineradas que prefirieron guardar sus reservas. Los fondos públicos bajaron y las peticiones de reembolsar billetes aumentaron. Se produjo una cierta crisis bancaria, pero las mayores consecuencias las sufrió el régimen republicano dirigido por el general Serrano.

El tres de septiembre de 1874 Zavala dimitió, siendo sustituido por Sagasta, lo que no evito que los seguidores de Alfonso XII siguiesen conspirando. A finales del año 1874, España había alcanzado su máximo grado de cansancio político. Después de una revolución, un régimen provisional, una monarquía democrática y una república que había atravesado en su corta duración por dos fases diferentes, ahora el régimen del general Serrano se mostraba falto de perspectivas y con escaso futuro.

Como todos estamos viendo, rápidamente fue eliminada la Iª República y el texto constitucional por el que se iba a regir nunca vio la luz ni fue puesta en práctica. La monarquía borbónica aparece como la única salida posible política a tantos intentos frustrados de encontrar una solución política para el país.

Florence Nightingale, la enfermera revolucionaria

Grabado sobre Florence Nightingale en el hospital de Scutari durante la guerra de Crimea (Duncan1890 /Getty Images/iStockphoto)

Autora: Marta Ricart.

Fuente: La Vanguardia, 26/01/2020

Florence Nightingale es un caso peculiar: es una de las pocas mujeres que ya fue reconocida en su época y por su obra, como impulsora de la enfermería moderna. Por eso, es un símbolo feminista. En mayo se cumplirán los 200 años de su nacimiento.

Le pusieron el nombre de la ciudad donde nació, Florencia, pero era hija de una familia inglesa acaudalada y liberal para lo que era la época. Su abuelo materno, William Smith, fue un parlamentario cristiano disidente, abolicionista de la esclavitud y simpatizante de la revolución francesa y parece que su nieta heredó su espíritu revolucionario y su reformismo social.

Quería trabajar, algo inaudito entre las damas de su época

En ese tiempo, lasmujeres, o eran criadas o señoras o cogían los hábitos y Florence Nightingale no encajaba bien en ninguno de esos papeles, como señala Anna Ramió, especialista en historia de la enfermería, profesora en el campus de Sant Joan de Déu y vocal del Col.legi d’Infermeres de Barcelona (COIB). Nightingale fue educada más que muchas damas de su época y, a diferencia de la mayoría de ellas, se negó a casarse y dedicarse a una familia.

Solo con 17 años dijo haber vivido “una llamada de Dios para hacer el bien”, pero no ingresó en un convento. Quería trabajar de enfermera o educadora de pobres o delincuentes. Ella misma reconoció que entonces solo se trabajaba si eras una mujer pobre o viuda sin recursos.

Uno de los pocos retratos de Florence Nightingale
Uno de los pocos retratos de Florence Nightingale (HENRY HERING/WIKIMEDIA COMMONS)

Al regreso de un viaje por Grecia y Egipto visitó (según algunas fuentes, enfermó y fue atendida allí) el hospital luterano de Kaiserswerth, en Alemania, y conoció el trabajo de sus diaconisas (cuidadoras). Decidió volver allí para aprender, pese a la oposición familiar.

Poco después, asumió un cargo en un centro asistencial de mujeres en Londres y empezó a analizar la asistencia que prestaban hospitales de esa ciudad y de París. En 1854, gracias a su amistad con Sidney Herbert, secretario de Estado de Guerra, logró que la mandara al frente de un grupo de 38 enfermeras a la guerra de Crimea (1853-1856), que se libraba en el aún imperio otomano.

La prensa la idealizó como “la dama de la lámpara”

La prensa,como The Times, reseñaba las penosas condiciones de los soldados y en un artículo creó su leyenda como “la dama de la lámpara”, que durante la noche iba por el hospital británico en Scutari (hoy, una zona de Estambul) cuidando de los heridos y enfermos. Se elogió su figura de “ángel cuidador”, pero su verdadero papel fue organizador.

Siguiendo las corrientes higienistas de un incipiente concepto de salud pública que luego arraigaría en Gran Bretaña, cambió los hospitales militares: acabó con las camas compartidas por soldados vestidos con sus sucias ropas, consiguió ropa de cama, habilitó una lavandería, hizo alejar el vertedero y logró ventilar las salas y mejorar la alimentación de los enfermos. Había pocos medicamentos y morían más soldados de infecciones y epidemias que por heridas de guerra. Nightingale mantenía que mejorar las condiciones ayudaba al organismo a curarse, ideas que formulaba desde un poso más religioso que científico, pero eran acertadas.

Sus estudios mostraron que aumentaba la supervivencia. Por que, además, introdujo en los hospitales la epidemiología y la estadística (hacía gráficas, formularios sobre las causas de enfermedad y de muerte…), otro campo en el que fue pionera. Fue la primera mujer admitida en la Royal Statistical Society británica, aunque no consiguió que se abriera una cátedra de estadística en la Universidad de Oxford.

Florence Nightingale, dentro del monumento a los héroes de la guerra de Crimea en Londres
Florence Nightingale, dentro del monumento a los héroes de la guerra de Crimea en Londres (GETTY IMAGES/ISTOCKPHOTO)

Peleó con militares, funcionarios gubernamentales y médicos. Ella criticaba su ineficacia y mala preparación y ellos tampoco tenían buena opinión de esa mujer que se metía en sus asuntos. Pero estando en Crimea ya se hizo muy conocida, se la homenajeó y se creó el Fondo Nightingale para formar a enfermeras, lo que le permitió seguir haciendo estudios, informes, teorizando sobre cómo mejorar los hospitales, la asistencia en India, la enfermería… Por ejemplo, influyó para que en 1860 se creara la primera escuela de Medicina Militar del Reino Unido.

En 1860 abrió una escuela de entrenamiento de enfermeras en el hospital Saint Thomas (hoy es la Escuela Florence Nightingale de Enfermería y Ccomadronas). Su escrito Notas sobre enfermería, qué es y qué no es (1859) se considera el primer plan de estudios de enfermería. A ella se debe también el código ético de la profesión y la mejora de la enfermería que atendía a domicilio, que se considera el primer paso del futuro Instituto Nacional de Salud británico. Su formación se exportó a otros países, desde India hasta Australia y Estados Unidos.

En 1860 creo la primera escuela de enfermeras

Pese a que poco después del regreso de Crimea empezó a sufrir problemas de salud (hoy se cree que pudo padecer un trastorno neurológico), se mantuvo activa incluso durante unos años que estuvo en cama. Murió a los 90 años (1910). Al parecer, su familia rechazó que se la enterrara en Westminster, donde reposaría junto a personalidades como Newton, Dickens, David Livingstone, Rudyard Kipling…

Su figura ha sido a veces de heroína romántica y se le dedicaron hasta poesías y pinturas (y estatuas y se le hizo biografías aún en vida). En el otro extremo, hay quien la ha tildado de beata, de ignorante (por negar los “gérmenes contagiosos”), se le ha criticado que no creyera en las aptitudes de las mujeres, en su profesionalidad (era contraria a una titulación y registro de enfermeras) o que pudieran votar.

Sus puntos de vista pueden parecer contradictorios, porque veía la atención a los enfermos desde un enfoque humanitario pero, por ejemplo, hizo que se pagara a las enfermeras y se opuso a que este trabajo lo hicieran las órdenes religiosas, como solía ocurrir en los países católicos. Ramió recuerda que en ese tiempo, ya se había implantado el anglicanismo y corrientes protestantes.

Anna Ramió apunta que, para ser justos con Florence Nightingale, hay que verla en la perspectiva de su tiempo. En esa Inglaterra victoriana rompió esquemas. “Desde luego, es de las pocas mujeres que salen en los libros de historia (al menos en los ingleses)”, comenta, aludiendo a que hay pocas figuras femeninas históricas reconocidas más allá de las reinas. Y, en ensayos suyos como Cassandra se lamenta que las mujeres eran tratadas como incapaces y reivindica que reciban una educación más amplia y puedan aplicarla, explicaba en un artículo para la UNESCO en 1998 Alex Attewell, director entonces del museo dedicado a la pionera de la enfermería.

Ramió defiende que hay que ver su figura en la perspectiva de su época

Ramió destaca que Nightingale dio visibilidad a los cuidados a enfermos y, al estandarizar la formación, los profesionalizó. En 1887 ya habían salido de la escuela Nightingale 520 enfermeras y sus ex alumnas dirigían la enfermería de 42 hospitales. Henri Dunant reconoció que le inspiró para crear la Cruz Roja (1863) y la misma Florence fue una de las impulsoras de la filial británica de la organización. Fue una mujer peculiar, por suerte, no la única de su tiempo: al parecer, en su círculo de conocidos estuvo la hija de lord Byron, hoy más conocida como Ada Lovelace, pionera de la programación informática.

El 2020 ha sido declarado Año Internacional de la Enfermera y la Comadrona por la Organización Mundial de la Salut (OMS), en el bicentenario de Nightingale, y se le rendirá tributo. En Barcelona, el COIB, junto a la Universitat de Barcelona y el hospital Clínic, preparan una exposición para mayo sobre la historia de la enfermería.

Louis Pasteur: más allá de la pasteurización

Fuente: Detectives de la Historia 09/02/2019

Louis Pasteur nace en Dole, Francia, en el año 1822, específicamente el 27 de diciembre. En su infancia se acercaba más al arte y las letras, hasta que su padre lo obliga a ir al bachiller, donde al principio se gradúa de letras en 1840 y luego de ciencias en 1842, teniendo irónicamente, notas mediocres en química. Fue admitido en la Escuela Normal Superior de París, estudiando química bajo la dirección de Dumas y Balard, doctorándose en 1847 en física y química.

Desde 1847 a 1853, fue profesor de química en Dijon y posteriormente en Estrasburgo, ahí conoce a Marie Laurent, su esposa, la cual era la hija del rector de la universidad. Tuvo cinco hijos, aunque sólo dos llegaron a la edad adulta, los otros murieron a temprana edad de tifus.

Ya en 1854 es nombrado decano de la Facultad de Ciencias en la Universidad de Lille, pasando luego en 1857 a desempeñarse como director de estudios científicos de la Escuela Normal de París. Por último, desde 1888, hasta su muerte, fue el director del instituto que lleva su nombre en la capital francesa.

Tras varios infartos en el crepúsculo de su vida, con una salud debilitada por una hemiplejía (que padecía desde 1868), falleció en 1895 a los 72 años, en Marnes-la-Coquette, Francia.

La pasteurización y el almacenamiento de alimentos

Pasteur en su estudio e investigación de microbiología, hace el hallazgo de corroborar sobre que las levaduras eran las responsables de la producción de alcohol durante la fermentación y la actuación de algunas bacterias eran las causantes de agriar la cerveza y el vino. Dos bebidas que hoy en día conocemos mu bien.

Así pues, descubre que calentando hasta los 44 grados centígrados soluciones azucaradas, se eliminaban esos microorganismos que dañaban el vino, la cerveza o la leche, de esta manera, crea el proceso que permite almacenar alimentos en un estado seguro, favoreciendo a la industria alimentaria.

El fin de la generación espontánea

Luego de su estudio sobre la fermentación y pasteurización, Pasteur se pregunta sobre si los microorganismos se formaban de manera espontánea o no. Para ello, hace un experimento, donde introduce material nutritivo esterilizado en diversos recipientes, todos ellos sellados para impedir la contaminación. Los resultados demostraron que en los recipientes donde se introducía el aire húmedo, se producía una rápida putrefacción del material orgánico. En cambio, en los que estaban bien sellados, no había alteración del material original.

Así pues, Pasteur concluye que el aire tiene gérmenes y microorganismos varios que se desarrollan en contacto con la materia orgánica en condiciones adecuadas, suponiendo así el fin de la teoría de la generación espontánea.

La teoría germinal de las enfermedades infecciosas

En 1865, el gobierno francés le pide ayuda para resolver la causa de una enfermedad de los gusanos de seda, que habían destruido la industria. Emprende la investigación, y tras 4 años, comprendió los mecanismos de contagio. Donde no era una sola enfermedad, sino dos parásitos que infectaban a los gusanos en su etapa inicial y en las hojas donde se alimentaban.

Diagnosticó que los huevos y hojas infectadas debían ser destruidos y reemplazados por otros nuevos, y sanos. De esta manera, desarrolla su teoría germinal de las enfermedades infecciosas, según explicaba que toda enfermedad infecciosa tiene su causa en un ente vivo microscópico con capacidad para propagarse entre las personas, ideas que chocaban con lo aceptado en su momento, como el desequilibrio de humores y el escepticismo de que algo tan pequeño pueda matar a seres mucho más fuertes.

Las vacunas

Luego de desarrollar su teoría, haría su gran aporte para con la humanidad, las vacunas, que no es más que infectar con microorganismos debilitados a un cuerpo sano, para que desarrolle las defensas ante tal enfermedad y así, protegerse ante futuras infecciones. Este método fue probado con eficacia por primera vez en humanos, con un niño que sufrió mordeduras de un perro con rabia, al ser vacunado y luego de diez días de tratamiento, no desarrolló la enfermedad mortal.

Cómo la icónica máquina de coser Singer cambió la vida de millones de personas en todo el mundo

La primera máquina de coser Singer, hecha por Isaac Singer y patentada en 1851. Getty images

Pocas máquinas han sido tan atesoradas en los hogares del mundo, pasadas de generación en generación, evocando memorias e inspirando sueños como la máquina de coser Singer.

Es además uno de los productos más vendidos de la historia.

La Compañía Máquina de Coser fue la creación de un excéntrico estadounidense llamado Isaac Merritt Singer, quien inventó lo que llamó «el motor de coser» y lo patentó en 1851.

Aunque no fue la primera máquina de coser, pues había sido inventada por Walter Hunt en 1833, la Singer era más confiable y capaz de coser continuamente 900 puntadas por minuto, 20 veces más que una costurera experta.

Dos años después fue aclamada como «uno de los dispositivos de ahorro de mano de obra más eficientes que se haya presentado al público».

Todo un espectáculo

Singer y su socio comercial Edward Clark se dedicaron a establecer lo que llegaría a ser un imperio comercial internacional.

«Singer era brillante para el espectáculo. Era muy bueno vendiendo la máquina de coser. Abrió fantásticas salas de exhibición grandes y lujosas en EE.UU. Además las llevaba a ferias y circos», le contó a la BBC la historiadora de textiles Lin Gadner.

Isaac Singer
Image captionSinger había sido actor y tenía una gran facilidad para montar espectáculos, y su talento contribuyó a crear la imagen de su máquina. En 1869, el artista Edward Harrison May lo retrató en una pose y ropa que reflejaba su riqueza y extravagancia característica.

«Sabía que tenía que persuadir no solo a los manufactureros de que las adoptaran, sino también a los consumidores de que las prendas cosidas a máquina eran tan buenas, y hasta mejores, que las cosidas a mano», señala Gardner.

«Durante toda la historia, la gente había cosido a mano todos y cada uno de los pedazos de tela, y de repente apareció esta máquina que supuestamente se iba a encargar de hacerlo… ¡era difícil de creer!«, explica Alex Askaroff, especialista en máquinas de coser.

«Así que montaron espectáculos públicos en Broadway, Nueva York: pagabas 10 centésimos de dólar y podías ver que era cierto. Y así es como todo empezó».

La creación de una ciudad

En la década de 1870, varias compañías estadounidenses se dieron cuenta de que podían vender sus máquinas en el extranjero.

Publicidad de Singer en español
Image captionLas máquinas Singer se llegaron
a vender en todo el mundo.

Para Singer, el mercado más obvio en el cual experimentar era Reino Unido.

Primero establecieron una fábrica en Glasgow, Escocia. Pero pronto fue evidente que, aunque producían más de mil máquinas a la semana, no podían satisfacer la demanda.

Así que buscaron otro sitio en Europa para hacer una sede más grande y, al final, se quedaron en Escocia, en un lugar que tenía todo lo que necesitaban: un río, bosques y tren.

La fábrica se empezó a construir en 1882 y 2 años después estaba lista. Era una instalación de vanguardia, la más grande de su tipo en el mundo.

«Hay un mapa brillante de 1861 en el que lo único que ves es un ferrocarril, un canal y el río Clyde», cuenta Gardner. «Y en el mapa de 1891 ya hay un laberinto de calles y la enorme fábrica».

«Literalmente cambió la geografía del lugar».

GUÍA INTERACTIVAMapa de la zona antes y después de la llegada de Singer

1891

Mapa de la zona depués de la llegada de Singer

1861

Mapa de la zona antes de la llegada de Singer

Más que eso.

Con el mundialmente famoso astillero de John Brown en el área empleando una enorme cantidad de personas y la flamante fábrica Singer, que atrajo a miles más, el aluvión de la industria inadvertidamente creó una ciudad completamente nueva que se llamó Clydebank.

Pero su gran impacto lo tuvo en los hogares de todo el mundo.

En las fábricas

No obstante, ese no fue el primer destino de la que era considerada una maravilla tecnológica.

Inicialmente la compañía abordó las fábricas, pensando que, al enterarse que con la máquina podían hacer un sombrero o un abrigo en dos días en vez de dos semanas, la comprarían.

Máquina Singer usada en la encuadernación de libros.
Image captionCosiendo libros desde el siglo XIX hasta el XXI.

Y efectivamente así fue: encargaron decenas, centenas y, en ocasiones, miles.

Además, su uso se extendió más allá de la manufactura de prendas de vestir. Alterando la forma de partes de la máquina, podía usarse para hacer una variedad de cosas, desde zapatos y guantes hasta libros.

De hecho, hoy en día siguen habiendo encuadernadoras de libros que las utilizan y no son nuevos modelos, sino las mismas máquinas que compraron hace décadas.

Hechas para perdurar

Las máquinas de coser Singer producidas a principios del siglo XX eran finamente diseñadas. Construidas con hierro fundido y una combinación de aleaciones, estaban hechas para durar. Eran virtualmente indestructibles.

Pero tenían un problema: también eran extremadamente costosas.

Así que en la década de 1870 se les ocurrió una idea que para entonces era toda una novedad: entregarle al consumidor la máquina y dejar que la pagara en cuotas a lo largo de algunos años.

Máquina Singer
Image captionEran casi indestructibles y llevaban decoraciones en pan de oro.

En el primer año las ventas subieron de 5.000 a 25.000 máquinas y cada año después la cantidad se doblaba.

Para 1918, al final de la Primera Guerra Mundial, las máquinas de coser Singer eran tan populares que estaban en uno de cada cinco hogares en el mundo.

Y esa no era la única táctica de marketing. Tenían vendedores de puerta a puerta, en las vitrinas de sus tiendas ponían chicas atractivas a coser, ofrecían cursos para aprender a manejar las máquinas… toda una estrategia que le aseguró a la marca su lugar a la cabeza de todas las demás durante décadas.

Así que abrieron fábricas en varios otros lugares del mundo.

En el hogar

Gran parte del éxito de Singer se debía a la lealtad de sus consumidoras. La compañía había alimentado esa relación desde que empezó a vender a particulares.

Conscientes de que la idea de llevar una máquina a la casa para que la usara una mujer era una idea sui generis, la presentaron como un aparato que ahorraba tiempo y podía ayudarles a ganar dinero.

Afiche promocional
Image captionUna máquina que tenía cabida
en todos los hogares, según la compañía.

A menudo se dice que este o aquel producto cambió la vida de la gente. Este es uno de esos casos.

Para darnos una idea, Andrew Godley, historiador de gestión y negocios, cuenta que, según «los diarios que escribían las amas de casa en EE.UU. en las décadas de 1860 y 1870, pasaban el equivalente a dos días a la semana haciendo o reparando ropa, cosiendo a mano y otras tareas asociadas con ello».

«La máquina de coser les ahorró el 90% de ese tiempo«, dice Godley.

Además, no solo podían coser para su familia más rápido, sino también para otra gente, cobrar y así ganar su propio dinero, algo realmente transformativo.

Un final feliz

Pero todo llega a su fin.

Cuando se recuperaron las industrias que habían estado inhabilitadas debido a la Segunda Guerra Mundial, el monopolio de Singer se vio amenazado.

Nuevas máquinas de coser mejores y más baratas entraron al mercado. Singer no adoptó la estrategia adecuada para competir y eso, combinado con la llegada de la revolución de la moda de los años 60 -con ropa barata y atractiva- llevó a que la compañía perdiera el estatus que por tanto tiempo había conservado.

No obstante, en algunos lugares las máquinas de coser Singer siguen transformando vidas.

Uno de ellos es la organización Street Girls Aid (o «Ayuda a chicas de la calle») en Ghana, donde reciben máquinas de coser restauradas por la organización benéfica Herramientas para la Autosuficiencia en un taller en Southampton, en el sureste de Inglaterra.

Gloria Boakyewaa
Image captionGloria Boakyewaa es una de las chicas que recibió una de las máquinas Singer.

Son máquinas Singer de principios del siglo XX y, sin embargo, generalmente solo necesitan una limpieza profunda para funcionar como nuevas.

Herramientas para la Autosuficiencia restaura unas 300 máquinas al año y las envía a Accra, a 5.000 kilómetros de distancia en dirección sur.

En Street Girls Aid decenas de jóvenes aprenden a coser, a diseñar y a soñar.

«No importa si las máquinas que tenemos son nuevas o viejas, lo que importa es que son duraderas«, dice Vida Amoako, la directora de la organización.

De hecho, la mayoría de las chicas prefieren máquinas de coser manuales, «porque no tienes que pagar cuentas de electricidad», dice una de ellas.

«Al final del curso de un año, se llevan la máquina con la que han aprendido. Así pueden abrir su propio negocio», explica Amoako.

Más de 20 jóvenes se gradúan cada año.

«¡Tener esta máquina de coser va a cambiar mi vida a más no poder!», exclama Abena Ntiriawah.

«Cuando termine el curso, voy a tener mi propio negocio para poder trabajar para mí misma», asegura Gloria Boakyewaa. «Voy a ser una profesional perfecta, una costurera de alta calidad».

Este artículo está basado en parte en el documental de la BBC Scotland «The Singer Story: Made in Clydebank» (La historia de Singer: hecho en Clydebank»)

Walt Whitman, la voz libre de América

https://www.laaventuradelahistoria.es/walt-whitman-la-voz-libre-de-america
https://www.laaventuradelahistoria.es/walt-whitman-la-voz-libre-de-america
El poeta Walt Whitman en Washington, hacia 1865.

Fuente: laventuradelahistoria.com 31/05/2019

Todo empezó en marzo de 1842, cuando Ralph Waldo Emerson impartió la conferencia El poeta en Nueva York. Por entonces, Walter Whitman (Walt Whitman) era un redactor de la revista Aurora que acudía a la cita del filósofo con mayor prestigio de Estados Unidos. Emerson comenzó diciendo que el verdadero poeta rompe las cadenas de todos, que representa al hombre completo y la belleza, que ese poeta daba fe de lo que experimentaba y que llevaba a la liberación personal. Pero Emerson aún no lo había encontrado en su país: “Busco en vano a este poeta del que hablo”.

Walt Whitman se quedó tan fascinado que aquellas palabras se quedaron resonando en su interior hasta que, ocho años después, escribió los primeros versos. Llevaba casi una década haciendo acopio de la fuerza y libertad con la que escribiría toda su vida, y decidió que aquel impulso creativo tenía que ver la luz en 1855. Su grito al mundo se llamaba Hojas de hierba, y eran cientos de versos que ocupaban 95 páginas encuadernadas en un verde amarillento. Whitman no olvidaba quién le había inspirado.

El apoyo y la influencia de Ralph W. Emerson fue clave para que "Hojas de hierba" triunfase.
El apoyo y la influencia de Ralph W. Emerson fue clave para que «Hojas de hierba» triunfase.

Acudió a la oficina de correos y envió a Concord (Massachusetts) un paquete con uno de los mil ejemplares que había pagado de su bolsillo. El filósofo de Concord recibió desconcertado un libro anónimo con el retrato de un hombre de barbas y sombrero, los derechos de autor a nombre de un tal Walter Whitman, y unos versos encajados en el primer poema que decían: “Walt Whitman, un cosmos, el hijo de Manhattan”.

Emerson se quedó impresionado de aquellos doce poemas sin título que rasgaban las convenciones y cantaban a lo más íntimo del ser humano, ya que encajaban en sus más viejos anhelos. Días después de recibir el libro, el filósofo leyó un anuncio en la prensa que le confirmó la autoría del libro, así que escribió al tal Whitman, augurándole una gran carrera. El libro, escribía en la carta, “es una de las piezas más extraordinarias de humor y sabiduría con las que América ha contribuido”. Además, quería ir a verle a presentarle sus respetos a Nueva York, algo que sucedió a finales de año.

Revolución y provocación

Hojas de Hierba era una revolución y una provocación, pero también la voz profunda de un poeta que en el prólogo ya advertía que “la verdadera prueba para un poeta es que su país lo absorba tan afectuosamente como él lo ha absorbido”. Y a pesar de propagar la voz popular de su pueblo y de un país al que cantaba, tuvo que bajar el precio para dar salida a aquel manojo de páginas que pocos comprendieron: de dos dólares a 50 centavos.

La crítica se le echó encima por el alto voltaje sexual, pero también por desafiar el puritanismo que envolvía la sociedad en un país que en 1850 había aprobado una ley para capturar a los esclavos que se fugaban de sus amos. Los versos transpiraban libertad, no estaban sometidos a rimas, métricas ni convenciones. Eran tan libres como la naturaleza, y tan democráticos como las convenciones que rompía.

Edición de 1856 de "Hojas de Hierba".
Edición de 1856 de «Hojas de Hierba».

El New York Tribune publicó una reseña diciendo que la poesía de Whitman era “burda y grotesca”, y no le vio mucho futuro; el poeta y editor James Rusell Lowell creyó que “eran auténticas paparruchas”. Y hasta el famoso Thomas Carlyle, que leyó los versos desde Inglaterra, dijo años después que parecía “como si el toro del pueblo hubiera aprendido a sostener una pluma”.

Tenía en contra a la opinión pública pero, del otro lado, el mayor filósofo de Estados Unidos hacía fuerza a su favor, difundiendo Hojas de hierba, enviándoselo a amigos y recomendando leer una obra de “budismo norteamericano”. Algo en la literatura norteamericana cambiaba para siempre.

Una vida de sobresaltos

Pocas personas están tan íntimamente ligadas a su obra como Whitman. Canto a mí mismo, el poema que abre el libro, es ya una declaración abierta de la naturaleza humana “porque cada átomo que me pertenece, te pertenece también a ti”. Y es precisamente esa voz que navega en lo más profundo lo que hace de Whitman un revolucionario al romper las reglas establecidas.

Whitman había nacido en una granja de Long Island, Nueva York, el 31 de mayo de 1819. Entre los nueve hermanos, dos tenían nombres de héroes: George Washington y otro Thomas Jefferson. Su padre era un carpintero que leía con fruición, algo que él heredó. Los versos del joven de 36 años tenían voz furiosa, y Hojas de hierba seguía el rastro épico de los viejos poemas griegos. Por aquel entonces había leído la Ilíada de Homero a orillas del mar, en Long Island, y recorría en autobús la calle Broadway recitando en voz alta a Homero. Los vecinos veían, extrañados, a aquel hombre descamisado con botas de cuero, barbas y sombrero, de piel rojiza y un cuello musculoso, sin sospechar que iba a revolucionar la literatura.

Hasta publicar la primera edición, el poeta había trabajado en una larga lista de oficios, desde tipógrafo, ayudante en un despacho de abogados, regente de una papelería, hasta carpintero y periodista, el más estable en su vida: fundó The Long Islander y trabajó en el New York Evening PostLife Illustrated o The Brooklyn Daily Eagle. Con 21 años, y trabajando de profesor en Nueva York, ya mostraba en sus cartas –hay 3.000, editadas en seis volúmenes– la vena pasional e inconformista que mantendría en su vida. “¡Woodbury! ¡Qué nombre tan apropiado! Si me viera obligado a soportar su intolerable insipidez durante todo un año, sin esperanza de alivio, sería capaz de enterrarme, a mí y a cualquiera que albergase un ínfimo deseo de compañía inteligente. (…) Amigo mío, no puedes hacerte una idea de la horrible monotonía de este sitio. Hacer dinero, trabajar, trabajar, trabajar…”, le escribió a su amigo Paul Leech el 19 de agosto de 1840.

Seguidores de Walt Whitman reunidos para leer y comentar su obra.
Seguidores de Walt Whitman reunidos para leer y comentar su obra.

Por suerte, su destino era la escritura y estaba convencido después de una aventura en Nueva Orleans, de donde le echaron del Daily Crescent por su irreverencia política. En la ciudad sureña se había impregnado de otra cultura y tantas gentes a las que luego honraría en Canto a mí mismo: la prostituta, el fumador de opio, el barquero, el ganadero, el director de orquesta, la novia, el cobrador, los carpinteros, los cazadores de mapaches.

Sin embargo, sus empeños literarios habían resonado poco hasta Hojas de Hierba. Su novela Franklin Evans, el borracho, publicada en 1842, pasó desapercibida y él mismo llegó a decir que era “una auténtica porquería”. Y aunque estaba considerada como su única novela, recientemente se descubrió que no era la única.

Se llama Vida y aventuras de Jack Engle y fue publicada en 1852 por entregas en el periódico The Sunday Dispach de forma anónima, por lo que se perdió entre los papeles. Hasta que, en el 2016, un estudiante de la Universidad de Houston que realizaba un doctorado halló en los cuadernos de Whitman notas donde pergeñaban personajes e ideas. Cuando pidió las copias del The Sunday Dispach a la Biblioteca Nacional, vio que coincidían los personajes y las tramas. La historia publicada era de Walt Whitman.

Tras su regreso de Nueva Orleans, trabajó en el Brooklyn Freeman hasta que se unió a su padre en el taller de carpintería, pero su progenitor murió poco después de publicar Hojas de Hierba y su vida tomaría nuevo rumbo, con detractores y admiradores. Los filósofos Henry David Thoreau y Amos Bronson Alcott, amigos íntimos –y vecinos– de Emerson, formaban parte del segundo grupo, así que lo visitaron en el otoño de 1856 en su casa de Brookling, donde lo encontraron en su buhardilla, con imágenes de Baco y Hércules en las paredes, en un extraño desorden.

Entregó a Thoreau la segunda edición de Hojas de Hierba, que llevaba escrito en el lomo y con letras doradas, los buenos augurios que Emerson le había deseado en aquella carta: “Lo saludo al principio de una gran carrera”. Thoreau, que le había preguntado al poeta si había leído a los orientales –Whitman dijo que no–, tras leer con interés la segunda edición en la que incorporaba la famosa carta de Emerson y un nuevo poema, dijo que había dicho “más verdades que cualquier otro norteamericano o moderno”.

Aun así, al poeta erigido en voz nacional, con barba de druida y una salud íntegra, le gustaba la adulación y se rodeaba de chicos jóvenes, en quienes veían la audiencia perfecta para hablar de sí mismo y seguir escribiendo versos; un afán que expresó en público en el verano de 1856: “El trabajo de mi vida consiste en escribir poesía… unos pocos años, y la media anual de poemas que me exijo es de entre diez y veinte mil, o probablemente más”.

Compromiso humano

Whitman comenzó a atraer cierta admiración a partir de 1860, con la tercera edición de un poemario al que Emerson había sugerido supresiones y él se había negado porque quería seguir su propio camino. Años después, recordando aquella conversación, el poeta dijo que el sabio de Concord lo había apreciado más por no aceptar su consejo.

Al tiempo, Whitman añadía nuevos poemas y pulía otros para incorporar en Hojas de Hierba, una obra surgida en la gran década de literatura estadounidense, pues en apenas unos años se publicaban La Letra Escarlata (1850), Moby Dick (1851) y Walden (1854). Pero aquel país que parecía nacer de nuevo pronto se caería al precipicio de la Guerra de Secesión. El pesimismo de Whitman aumentaba, así que  trató de compensarlo con un compromiso que lo llevó por campamentos militares y campos de batalla hasta instalarse en Washington. Allí trabajó como voluntario en un hospital de heridos y allí compuso, tras el asesinato de Lincoln en 1865, La última vez que florecieron las lilas en el jardín. La guerra lo había desconcertado y su compromiso humano, que ya se vislumbraba hacía décadas, aumentó. De hecho, años después, The Galaxy publicó sus ensayos sobre democracia.

El poeta Walt Whitman probablemente en Nueva York, hacia 1870.
El poeta Walt Whitman probablemente en Nueva York, hacia 1870.

Instalado en Washington, Whitman se acordó de Emerson, su viejo mentor, para que le ayudara a buscar trabajo. Necesitaba cartas de recomendación y Emerson accedió a enviarle una al secretario del Tesoro, aunque a pesar de elogiar su patriotismo y decir que sus textos eran “más profundamente americanos, democráticos y en interés de la libertad política que los de cualquier otro poeta”, el secretario,  Salmon P. Chase, pensó que la reputación del poeta era mala. Finalmente, Whitman consiguió un trabajo en 1865 como administrativo en el Departamento de Interior, pero no duró mucho, ya que su jefe encontró un ejemplar Hojas de Hierba en el cajón. Tras leerlo, lo echó del trabajo.

Whitman continuó recibiendo amenazas por “la desfachatez” de su libro a pesar de las siete ediciones que llevaba hacia 1882. Las presiones por censurarlo se mantenían. Él, ya instalado en Candem (Nueva Jersey), no desistió en su camino y siguió escribiendo y dictando conferencias, sobre todo acerca de Lincoln, con ese carácter que ya había advertido un joven escritor en la revista Putnam’s. Tras la aparición de la primera edición, Charles Eliot Norton lo había definido como “una mezcla de trascendentalista de Nueva Inglaterra con alborotador de Nueva York”.

Los últimos años de vida, instalado en la casa que compró en Candem y que hoy es un museo, Whitman recibía a admiradores de todo el mundo, que acudían con fervor a conocer al poeta revolucionario que acabó escribiendo y puliendo 389 poemas en nueve ediciones. El escritor Mark Twain, intuyendo que la vida del poeta llegaba a su fin, le envió en 1889 una carta de felicitación por su cumpleaños y un regalo: que se tomara treinta años más de vida. Pero Whitman murió tres años después y el tiempo acabó por confirmar Hojas de Hierba como una de las grandes creaciones estadounidenses.

La crítica socialista a la política comercial a fines del XIX

 Cartel político donde el Partido Liberal del Reino Unido enfrenta al proteccionismo con el libre comercio; La tienda de libre comercio está llena hasta el borde de los clientes debido a los bajos precios mientras que la tienda basada en el proteccionismo ha sufrido por los altos precios y la falta de costumbre. (Fuente: Wikipedia)

Autor: EDUARDO MONTAGUT
Fuente: Nueva Tribuna, 4/09/2019

Durante todo el siglo XIX se produjo un debate en España entre los proteccionistas y los librecambistas. Los primeros representaban los intereses de los grandes productores de cereal del interior peninsular, en alianza con los fabricantes textiles catalanes con evidente apoyo de los obreros del ramo, y los industriales siderúrgicos vascos. Frente a estos grupos que buscaban asegurarse el mercado español de la competencia externa, estaban los comerciantes, siempre interesados en poder comprar mercancías sin el coste añadido de los aranceles, y las compañías ferroviarias que necesitaban importar tecnología para poder montar las líneas de ferrocarril.

En la España del siglo XIX, con algunas excepciones, primó la adopción de políticas proteccionistas

En la España del siglo XIX, con algunas excepciones, primó la adopción de políticas proteccionistas. En 1826 se promulgó el Real Arancel General de entrada de frutos, géneros y efectos del extranjero, que establecía la prohibición expresa de entrada de más de seiscientos productos y el derecho diferencial de bandera. El proteccionismo comenzó a ser defendido ya con fuerza en estos primeros momentos por los industriales catalanes para preservar sus productos textiles de la competencia inglesa. Después de la pérdida de casi todas las colonias se estableció que Cuba y Puerto Rico quedarían como monopolio exclusivo de los productos agrícolas e industriales peninsulares. El proteccionismo siguió siendo la política seguida a la muerte de Fernando VII hasta la Regencia de Espartero, ya que, este político y militar cercano a Gran Bretaña, estableció el Arancel de 1841 que redujo considerablemente el número de artículos que no se podían importar. En otro sentido, se incorporó al País Vasco al sistema aduanero español, coincidiendo con la derrota carlista. La relajación del proteccionismo provocó el enfrentamiento de los catalanes, y la otra medida, la protesta de los vascos.

La reforma hacendística de Mon-Santillán de 1845 y el Arancel de 1849 introdujeron algunos matices librecambistas, aunque, a partir de entonces se dieron continuas modificaciones de tarifas aduaneras en distinto sentido. Los matices librecambistas estaban motivados por la necesidad de importar tecnología y bienes de equipo para la construcción del ferrocarril, y eran defendidos también por los comerciantes, mientras que los cambios en sentido proteccionista se debían, en gran medida, a la presión de los industriales catalanes, fuertemente organizados en torno al Instituto Industrial de Cataluña.

El Arancel Figuerola de 1869 se inclinó más claramente hacia el librecambismo porque suprimía el derecho diferencial de bandera, establecía un programa gradual de reducción de tarifas sobre los productos importados y no prohibía la importación de ningún producto. En todo caso, conviene relativizar el carácter librecambista de este Arancel, debido al ministro Laureano Figuerola al poco de triunfar la Revolución Gloriosa. Ciertamente lo fue, pero si lo comparamos con los anteriores y los posteriores.

Cánovas proclamó que el proteccionismo era un dogma fundamental del Partido Conservador

Pero en la época de la Restauración la política económica volvió a tener un marcado carácter proteccionista, como se puede comprobar en el Arancel de 1891. Cánovas proclamó que el proteccionismo era un dogma fundamental del Partido Conservador. El proteccionismo debía contentar a tres pilares fundamentales del sistema político liberal-conservador: los industriales catalanes, los grandes propietarios cerealistas castellanos y los empresarios siderúrgicos vascos.

LA POSTURA DEL PSOE EN 1887

Pues bien, en este artículo nos centraremos en la postura que adoptó el PSOE a la altura de 1887 sobre esta polémica. La posición socialista de publicó en el número 95 de El Socialistade 30 de diciembre de 1887.

En el año 1887 todavía duraban los efectos de la Gran Depresión de 1873, que provocó la adopción en muchos países de políticas fuertemente proteccionistas. Los defensores de esta intervención del Estado en las relaciones comerciales y sus detractores librecambistas se enzarzaron en esta época en una intensa polémica, a la que no se vio ajena España. Cada posición achacaba a la otra la responsabilidad de los problemas económicos. Para los socialistas era una polémica entre dos facciones de la burguesía. Los librecambistas serían los defensores del “pan barato”, es decir, de permitir las importaciones de trigo para que bajaran los precios del principal alimento con el fin de no subir mucho los salarios. Por el contrario, los proteccionistas eran los defensores de los “buenos salarios”. Pero esta polémica era para el PSOE un “solemne disparate”.

Los librecambistas serían los defensores del “pan barato” y los proteccionistas defenderían los “buenos salarios”, en una polémica que para el PSOE era un “solemne disparate”

Ni unos ni otros ofrecerían soluciones a la supuesta causa fundamental del capitalismo: la imposibilidad para la clase trabajadora de poder adquirir todo o casi todo lo que se producía, es decir el desequilibrio entre oferta y demanda. El equilibrio entre ambas no se podría restablecer impidiendo que entrasen productos extranjeros a través de los aranceles (“impuestos protectores”). El proteccionismo solamente libraba a la producción española de la competencia, una producción que se realizaba con tecnología y sistemas de trabajo inferiores a los que se daban en el extranjero. Pero tampoco se veía en el librecambismo una solución, porque el fin de la protección no cambiaba la realidad de la superproducción. Todos los países sufrían la crisis, ya fueran adalides del libre cambio como Inglaterra, o defensores del proteccionismo como Francia o Alemania. España no se salvaba de esta crisis, aunque aplicase en ese momento un cierto eclecticismo, justo en el momento en el que gobernaban los liberales.

Las dos doctrinas serían, por lo tanto, siempre según los socialistas, ineficaces para terminar con el exceso de producción. La situación cambiaría no con la adopción de una u otra política, proteccionista o librecambista, sino cuando desapareciese el capitalismo. Los obreros no estaban recibiendo el valor de lo que producían, solamente una parte del mismo, y que les impedía consumir todo lo que creaban para poder satisfacer sus necesidades. La solución pasaría por la conquista del poder político, expropiando a los detentadores de la riqueza, evitando que nadie pudiera acaparar el fruto del trabajo de los demás. En fin, una solución revolucionaria.