La peste del año 1855

Autor: EDMUNDO FAYANAS ESCUER

Fuente: nuevatribuna.es 22/04/2020

La peste volvió a aparecer en el año 1855, esta vez en la provincia de Yunnan en China. Era el quinto año del mandato del emperador Xianfeng que pertenecía a la dinastía Qing. Se fue extendiendo a través de las rutas del opio y del estaño hasta llegar, en el año 1894, a Cantón y Hong Kong. Provocó la muerte de doce millones de personas.

La extensión de la peste continuó por la India en el año 1896, y a través de las rutas comerciales marítimas en el año 1900, ya había afectado a poblaciones de los cinco continentes.

La peste bubónica fue endémica debido a la plaga de roedores terrestres infectados en Asia Central. Fue siempre una causa conocida de la muerte entre las poblaciones humanas migrantes y establecidas en esta región durante siglos. La afluencia de personas nuevas, debido a los conflictos políticos y el comercio mundial, provocó la distribución de esta enfermedad en todo el mundo.

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Como ya hemos visto en anteriores artículos, el nombre hace referencia a esta pandemia como el tercer gran estallido de peste bubónica que afectó a la sociedad europea. La primera fue la Plaga de Justiniano, que asoló el Imperio Bizantino y sus alrededores entre los años 541 y el 542. La segunda fue la Peste Negra, que mató al menos un tercio de la población europea en una serie de ondas de infección en expansión desde los años de 1346 a 1353.

La iglesia y las religiones ha jugado un papel que ha favorecido el desarrollo de mitos que no ha servido para parar las pandemias, no solo en este caso como es el caso del obispo de Pamplona, sino por ejemplo con la prohibición del uso del condón en la pandemia del SIDA

Los patrones de esta peste indican que las olas de esta pandemia de finales del siglo XIX y principios del siglo XX pueden haber sido de dos fuentes diferentes. La primera era principalmente bubónica y se transportaba en todo el mundo a través del comercio marítimo, mediante el transporte de personas infectadas, ratas y cargas que transportaban pulgas.

La segunda cepa, más virulenta, tenía un carácter principalmente neumático con un fuerte contagio persona a persona. Esta cepa se limitó en gran parte a Asia, en particular a las regiones de Manchuria y Mongolia

Fue una plaga sin precedentes, pues por primera vez en la historia de la Humanidad, estuvo activa durante más de un siglo, del año 1855 a 1959. La peste bubónica se extendió por los cinco continentes y llegó a ser conocida como la tercera pandemia de la peste. Según la Organización Mundial de la Salud, la pandemia se consideró activa hasta 1960, cuando los fallecimientos a nivel bajas mundial bajaron hasta 200 al año.

Afectó en distintos periodos de tiempo a grandes ciudades como Hong Kong en el año 1894, Bombay en 1896, Sidney en el año 1900, Ciudad del Cabo en 1910, Los Ángeles en 1924. América latina también padeció esta pandemia.

Dejó unos doce millones de muertos, muchos de los cuales fueron en la India. Esta pandemia hizo, que se crearan medidas extraordinarias para su contención por primera vez en la historia. La cuarentena, las evacuaciones forzosas y la quema de los vecindarios afectados, como sucedió en el barrio chino de Honolulu en Hawai, fueron aplicadas en el año 1900.

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¿Cuál fue el foco del contagio?

Al oeste de Yunnan hay un depósito natural o nidus para la peste y hoy en día sigue siendo un riesgo para la salud. La tercera pandemia de la peste se originó en esta zona tras una rápida afluencia de chinos han para explotar la demanda de minerales, principalmente cobre, en la última mitad del siglo XIX.

El aumento del transporte en toda la región puso en contacto a las personas con las pulgas infectadas por la peste, y fue el factor principal entre la rata de pecho amarillo y los humanos. La gente volvió a llevar las pulgas y las ratas a zonas urbanas en crecimiento, donde a veces los pequeños brotes llegaban a proporciones epidémicas. La peste se extendió aún más después de que las disputas surgidas entre los mineros musulmanes y los chinos Han.

Estalló una revuelta violenta conocida como la rebelión Panthay principios de los años 1850, que provocó movimientos de tropas y migraciones de refugiados. El estallido de la peste ayudó a reclutar personas en la Rebelión Taiping. En la última mitad del siglo XIX, la plaga comenzó a aparecer en las provincias de Guangxi y Guangdong.

En la isla de Hainan y, más tarde, en el delta del río Pearl, incluyendo Cantón y Hong Kong. Mientras que William McNeil y otros pensaban que la plaga era llevada desde el interior a las regiones costeras por las tropas, que regresaban de las batallas contra los rebeldes musulmanes, Benedict sugiere que fue el lucrativo comercio de opio, que comenzó después del año 1840, el que favoreció la expansión de la peste en China.

En la ciudad de Cantón, a partir de marzo del año 1894, la enfermedad mató 60.000 personas en pocas semanas. El tráfico marítimo diario con la ciudad cercana de Hong Kong extendió rápidamente la plaga. Al cabo de dos meses, después de 100.000 muertos, las tasas de mortalidad se redujeron por debajo de las tasas epidémicas, aunque la enfermedad continuó siendo endémica en Hong Kong hasta el año 1929.

A finales del siglo XIX, los científicos ya tenían un mayor conocimiento de la plaga. En el año 1894, en Hong Kong consiguieron aislar al bacilo que causaba la pandemia. Los expertos identificaron ya en el año 1905, el papel que jugaban las ratas y las pulgas en la transmisión de la enfermedad.

Durante los cincuenta años siguientes se extendió por todo el mundo y causó unos doce millones de muertes. La epidemia se dio por controlada en el año 1960. Sin embargo, durante su extensión se establecieron focos zoonóticos estables en mamíferos de países en los que nunca antes había existido, como Estados Unidos, países de América del Sur (Perú, Bolivia, Brasil, Ecuador) y muy particularmente en Madagascar. Por ello, se puede afirmar que la tercera pandemia aún está presente en los focos estables de estos países.

Aunque en el siglo XVII dio inicio la revolución científica, planteándose una visión alternativa de las causas y los mecanismos de transmisión de las epidemias en general y de la peste en concreto, no es hasta el siglo XIX, cuando Louis Pasteur propone la “teoría germinal de las enfermedades infecciosas”. Esta teoría establece que las enfermedades infecciosas no proceden de la generación espontánea o del desequilibrio de los humores, sino que tienen sus causas en gérmenes con capacidad de transmisión entre las personas.

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Robert Koch demuestra esta teoría a raíz de sus investigaciones en tuberculosis y establece sus postulados, que proponen unos criterios experimentales para demostrar que un agente es responsable de una determinada enfermedad.

Alexander Yersin identifica la bacteria Yersinia pestis en el año 1894, como causa de la peste y Paul-Louis Simond descubre que la rata es el huésped primario y la pulga de la rata “Xenopsylla cheopys” actúa como vinculo de la transmisión entre la rata y el hombre.

Con el conocimiento de su etiología y su epidemiologia, la epidemia vehiculizada a través de las ratas fue controlada con relativa facilidad. La infección se extendió a las poblaciones de pequeños mamíferos de América, Asia y África, estableciéndose nuevas especies contaminantes, que se convirtieron en endémicas en estos nuevos territorios.

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¿QUÉ PASO EN HONG KONG EN EL AÑO 1894?

La peste de Hong Kong del año 1894 fue el inicio del estallido de la tercera pandemia en el mundo. En mayo de 1894, el primer caso se produjo en Hong Kong. El paciente era un secretario hospitalario nacional y lo descubrió el doctor Yu Xun, que era el decano del Hospital Nacional, que acababa de volver de Guangzhou

Cuando se construyeron los edificios de estilo chino en la zona de la montaña Taiping, que era la zona más densamente poblada de Hong Kong, hizo que se convirtiera en la zona más afectada de la epidemia. 

Hubo varias razones para el rápido estallido y la rápida propagación de la plaga. Primero, en los primeros tiempos de Kailuan, Sheung Wan era un asentamiento chino. El diseño de las casas allí no incluía canales de drenaje, lavabos ni agua corriente.

La gran concentración de edificios y la falta de baldosas eran también puntos débiles en el diseño de viviendas en ese momento. En segundo lugar, durante el Festival de Ching Ming del año 1894, muchos chinos residentes en Hong Kong volvieron al campo para barrer las sepulturas, que coincidieron con el estallido de la epidemia en Guangzhou y fue causa de la introducción de las bacterias en Hong Kong. Además, en los primeros cuatro meses de 1894, las precipitaciones disminuyeron y se secó el suelo, acelerando la propagación de la plaga.

Las medidas tomadas abarcaban tres aspectos:

– Establecer hospitales de peste y desplegar personal sanitario para tratar de aislar a los pacientes con peste.

– Realizar operaciones de búsqueda casera, descubrir y transferir pacientes con peste y limpiar y desinfectar casas y zonas infectadas.

– Establecer cementerios designados y asignar una persona responsable del transporte y el entierro.

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Controlar la epidemia se convirtió naturalmente en la máxima prioridad del gobernador de Hong Kong. De mayo a octubre del años 1894, la peste en Hong Kong mató a más de 2.000 personas y un tercio de la población huyó de Hong Kong.

Entre los años 1910 y 1911, la pandemia se extendió por todo el noreste de China, ocasionado la muerte de más de 60.000 personas. La tasa de mortandad entre los infectados era del cien por cien.

La llegada de la peste a Hong Kong en el año 1894, generó graves enfrentamientos entre las autoridades coloniales británicas y las elites chinas sobre qué medidas tomar para hacer frente a la nueva pandemia y como tratar a las víctimas.

La pandemia surgió en la zona oeste del territorio y las autoridades coloniales británicas crearon brigadas de inspectores que recorrían todas las calles donde se ordenaba el confinamiento.

El gran problema y lo que levanta gran polémica fue donde hospitalizar a los enfermos de la pandemia. Las tropas británicas obligaban a abrir las ventanas, mientras que los médicos chinos consideraban que las corrientes de aire creadas que provocaban aires letales. Otra de las órdenes implantadas fue vaciar las casas de los utensilios y demás enseres domésticos para quemarlos en la calle.

Se establecieron grupos de empleados para pintar las casas con una solución de cal que actuaba de forma desinfectante. Estas medidas fueron elogiadas por el gobierno británico por haber puesto freno a la pandemia. Sin embargo, la pandemia volvió de forma recurrente durante décadas, como ya hemos visto, estableciendo un patrón estacional.

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¿QUÉ PASÓ EN LA INDIA?

La plaga se trasladó desde Hong Kong a la India británica, provocando la muerte de unos diez millones en la India en su primera oleada. Posteriormente, en los treinta años siguientes mató a otros doce millones y medio. Casi todos los casos eran de la pestebubónica, con un porcentaje muy reducido cambiando por la peste neumónica.

La enfermedad se inició en las ciudades portuarias, empezando por Bombay, para posteriormente, trasladarse a otros puertos como Pune, Kolkata y Karachi.

Hacia el año 1899, el brote se extendió a comunidades más pequeñas y zonas rurales en muchas regiones de la India. En general, el impacto de las epidemias de peste fue más grande en la India occidental y septentrional, que eran las provincias designadas entonces como Bombay, Punjab y las provincias Unidas, mientras que la India oriental y sur no estuvieron tan afectadas.

Las medidas del gobierno colonial para controlar la enfermedad incluyeron cuarentena, campos de aislamiento, restricciones de viaje y la exclusión de las prácticas médicas tradicionales de la India. Las restricciones a las poblaciones de las ciudades costeras fueron establecidas por comités especiales de la peste con poderes totales y aplicadas por el ejército británico. Los indios encontraron estas medidas culturalmente intrusivas y, en general, represivas y tiránicas.

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Las estrategias gubernamentales de control de plagas experimentaron cambios importantes entre los años 1898-1899. Entonces, era evidente que el uso de la fuerza para hacer cumplir las regulaciones de peste se estaba mostrando contraproducente y, ahora que la plaga se había extendido a las zonas rurales, sería imposible la aplicación en zonas geográficas más grandes. 

Las autoridades de salud británicas en la India comenzaron a obligar la vacunación generalizada contra la peste, que fue realizada por el doctor Waldemar Haffkine contra la peste. Las autoridades británicas también autorizaron la inclusión de los médicos indígenas dentro de su sistema de medicina en los programas de prevención de la plaga.

Las acciones represivas del gobierno para controlar la peste llevaron a los nacionalistas de Pune a criticar públicamente al gobierno colonial. El veintidós de junio del año 1897, los hermanos Chapekar asesinaron a Walter Charles Rand, un oficial de servicios civiles hindú, que actuaba como presidente del Comité de la Peste Especial de Pune y su ayudante militar, el teniente Ayerst.

La acción de los Chapekars fue considerada como un acto de terrorismo. El gobierno colonial acusó a la prensa nacionalista culpable de incitación. La activista independentista Bal Gangadhar Tilak fue acusado de sedición por sus escritos, así como también el editor del diario Kesari, siendo condenado a dieciocho meses de prisión rigurosa.

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Pira funeraria en la ciudad hindú de Sonapur

La reacción pública ante las medidas sanitarias promulgadas por el Estado indio británico reveló en última instancia las limitaciones políticas de la intervención médica en el país. Estas experiencias fueron formativas en el desarrollo de los servicios modernos de salud pública de la India.

Uno de los aspectos que llamaba mucho la atención en la metrópoli eran las tradiciones fúnebres de los hindúes y de los musulmanes, debido al exotismo que significan para los europeos.

LA PESTE EN MÉXICO

El puerto de Mazatlán vivía a finales del Siglo XIX una insólita prosperidad comercial, lo que le situaba ante los ojos del exterior como una de las ciudades más progresistas del Occidente de México. El origen del brote en el continente americano fue atribuido al barrio chino de San Francisco en el Estado de California.

Sin embargo debemos saber, que la población mexicana vivía sumida entre el lodo y la inmundicia, las aguas negras carecían de la canalización adecuada, por lo que en todas las áreas de la ciudad se podían ver lagunas de agua estancada y surgían fuertes olores fétidos.

Las autoridades municipales y los notables de la comunidad, solo discutieron como terminar con estas aguas negras y remediar esta insalubre situación. Sin embargo, nunca se tomaron decisiones, que permitieran mejorar las detestables condiciones higiénicas de la ciudad.

Esta falta de unión de criterios entre el gobierno y la sociedad dominante, colocaron a la población en una circunstancia prácticamente de fragilidad, y se pudiera en cualquier momento desarrollar cualquier enfermedad infecciosa. Ya anteriormente la ciudad había sufrido el cólera morbus en el año 1849 y la fiebre amarilla en el año 1883.

Como vemos, la negligencia era total y absoluta, nadie parecía darse cuenta de los riesgos a los que estaban expuestos y aunque se tenía conocimiento de la existencia de un terrible mal infeccioso, que durante siglos había azotado a la humanidad, se le creía extinguido de las costas americanas.

La epidemia de la peste negra, de la variedad Bubónica se manifiesta en el puerto de Mazatlán el trece de octubre del año 1902. Se piensa que el virus lo trajeron unos marineros que venían a bordo del vapor Curacao, procedentes de San Francisco.

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Se dice que el virus en sus inicios no se evidencia con suficiente claridad, quizás esto se debió a la falta de conocimientos sobre el mal o al hecho de las autoridades de negarse a aceptar, que la ciudad pudiera estar asociada con un problema infeccioso, sin aceptar que la realidad era otra.

Los primeros brotes del mal se dieron en una vecindad de malolientes pocilgas de madera, conocidos como “Cuarteria de Lamadrid”, a corta distancia de los cobertizos de la aduana marítima y el muelle principal de embarque.

A los siete días de presentarse el primer brote de la enfermedad tuvieron lugar las primeras muertes de una espeluznante cadena, que no tendría fin hasta la completa erradicación de la epidemia.

La epidemia empezó poco a poco a infectar a los ocupantes de las casas cercanas y esto alarmó a la población, quienes pidieron la intervención de las autoridades, las que en voz del delegado del Consejo Superior de Salubridad, les informó que después de una concienzuda investigación se había evaluado, que solo se trataba de una forma grave de Paludismo, causado por tantos pozos de agua infectada y al muladar existente en esos caseríos.

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Ante la inacción de las autoridades, la peste se propagaba con una espantosa rapidez y fuera de todo control. Al final se tomaron medidas como la puesta en cuarentena del puerto, el aislamiento de las personas infectadas, que eran evacuadas de sus casas en camillas especiales.

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Posteriormente, se criticó la falta de higiene de esos barrios de la ciudad, especialmente los vertederos de basura y los malos sistemas de desagüe. Algunas de las viviendas de los infectados fueron quemadas y se instituyó la fumigación de calles y cloacas.

Para evitar la propagación a otras partes del país se cerró la ciudad. Se calcula que murieron unas 600 personas.

LA INVESTIGACIÓN DE ESTA PANDEMIA

Los investigadores que trabajan en Asia durante la Tercera Pandemia identificaron las causas y el bacilo de peste. En el año1894, en Hong Kong, el bacteriólogo francés suizo Alexandre Yersin consigue aislar la bacteria responsable, la que se denominara Yersinia pestis, en honor de este doctor y determinó el modo común de transmisión. 

La enfermedad es causada por una bacteria que normalmente se transmite por la picadura de las pulgas en un huésped infectado, a menudo una rata negra

Sus descubrimientos condujeron a tiempo a métodos de tratamiento modernos, incluyendo los insecticidas, el uso de antibióticos y, eventualmente, las vacunas contra la peste. El investigador francés Paul Louis Simond demostró en el año 1898, el papel de las pulgas como agente contaminante.

La enfermedad es causada por una bacteria que normalmente se transmite por la picadura de las pulgas en un huésped infectado, a menudo una rata negra. Las bacterias son transferidas de la sangre de las ratas infectadas a la pulga de las ratas.

f5Waldemar Haffkine

El bacilo se multiplica en el estómago de la pulga, bloqueándolo. Cuando la pulga siguiente muerde un mamífero, la sangre consumida se regurgita junto con el bacilo al torrente sanguíneo del animal mordido. Cualquier brote grave de peste en humanos está precedido de un brote en la población de roedores. Durante el brote, las pulgas infectadas, que han perdido sus huéspedes de roedores normales buscan otras fuentes de sangre.

El gobierno colonial británico en la India presionó el investigador médico Waldemar Haffkine, para que desarrollara una vacuna contra la peste. Después de tres meses de trabajo persistente con un personal limitado, estaba preparado un formulario para pruebas humanas. El diez de enero del año 1897, Haffkine la probó en el mismo. 

Tras los resultados de la prueba inicial, los voluntarios de la prisión de Byculla fueron utilizados en una prueba de control. Todos los presos inoculados sobrevivieron a las epidemias, mientras que siete presos del grupo que no estuvieron en la prueba murieron. Al final del siglo, el número de inoculados sólo en India llegaba a los cuatro millones. Haffkine fue nombrado director del laboratorio de la peste, llamado Instituto Haffkine en su honor y se encuentra en la ciudad Hindú de Bombay.

¿Qué paso en Navarra con la pandemia de 1855?

La epidemia de cólera del año 1855, fue la más importante por sus repercusiones de las tres que asolaron Navarra en el siglo XIX. A mediados del siglo XIX, Navarra tenía empadronadas 297.422 personas. Los navarros, en el siglo XIX, vivían una situación de retraso industrial, como sucede en casi toda España y, unas condiciones de vida y trabajo muy duras.

Si a esto añadimos, que la propiedad de la tierra estaba desigualmente repartida entre unas pocas personas, que las condiciones higiénico sanitarias de la población eran cuanto menos insalubres, con una provincia azotada cíclicamente por epidemias y las tres guerras carlistas. A ello hay que unir, los comportamientos marginales que eran moneda de uso común.

La epidemia estuvo presente en la Península Ibérica a través de diversos brotes descritos por el contemporáneo González Samano en el año1858, a los que denominó como épocas. La segunda abarca desde el año 1853 hasta el año 1856, siendo la más negativa de todos estos años el de 1855.

La enfermedad se inició en Navarra en el mes de febrero pero no será hasta la llegada de los meses del verano cuando se manifieste con toda su fuerza. De este modo, será la provincia española, que más pueblos vea afectados, 716 en total. La epidemia se extendió en el mes de junio como una mancha de aceite desde el sur de la provincia, afectando a toda la Ribera.

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Los efectos perduran a lo largo de todo el mes de julio y comienzan a difuminarse en agosto. En la Navarra Media, los estragos de la epidemia comienzan en el mes de julio y no será hasta finales de agosto o comienzos de septiembre cuando ésta pase a la Montaña.

Habrá poblaciones afectadas hasta noviembre, por lo que Navarra padeció la enfermedad durante seis largos meses. Según González Samano, fallecieron un total de 13 .715 personas, cifra muy elevada, probablemente cuestionable, pero que muestra el alto índice de mortalidad que debió producir este cólera. Si seguimos los estudios de Jordi Nadal calcula que Navarra perdió el 4% de sus habitantes.

La lucha contra la enfermedad aunó a las autoridades en una causa común. Los sacerdotes hacen de médicos en muchas ocasiones y los fondos monetarios procedentes de recaudaciones municipales y eclesiásticas, las distribuyen indistintamente alcaldes, concejales y eclesiásticos.

Al mismo tiempo y muy oportunamente, como se producía en algunos lugares de Europa, la reina Isabel II realiza una donación caritativa de 16. 000 reales de vellón para toda Navarra. En aquellos años, había un gobierno progresistas de la Unión Liberal dirigido por el general Leopoldo O’Donnell. No debemos olvidar que Navarra era una provincia profundamente conservadora y mayoritariamente carlista.

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Simultáneamente, se publican otras órdenes relativas a la ubicación de cementerios, funerales de cuerpo presente, organización de la beneficencia, etc, pero no deja de ser notable, como algunos vieron en esto, una incursión más del gobierno liberal en el dominio eclesiástico.

Cuando la epidemia todavía no ha hecho más empezaren Navarra pero es más que posible predecir que su paso por la provincia va a ser devastador, el obispo de la diócesis PamplonaSevero Andriani ya tiene escrita una carta pastoral, en la que expone cuales son las causas de esta pandemia y cuales las consecuencias si no se remedian los males con iniciativas cristianas.

La causa descansa para el obispo en la infidelidad del hombre hacia Dios, que es el padre misericordioso de todos los hombres, es un dios que perdona los pecados a través de la penitencia y que a cambio de pequeños sacrificios ofrece una vida eterna. Sin embargo, la España del bienio progresista y también en Navarra, vive una época descristianizadora y liberal.

Los gobiernos de la época achacan las causas de la epidemia al contagio provocado por el descuido de las normas elementales de higiene desarrolladas, a la mala alimentación que crea organismos biológicamente endebles y a las conductas absolutistas-represivas de los cordones sanitarios, que lejos de aislar a las poblaciones sanas de la enfermedad, las subsumían en la angustia y el acongojamiento.

Según el obispo Severo Andriani“el liberalismo se desprendía una nueva sensibilidad que rechazaba esa manera tradicional de entender la muerte. En efecto, el miedo tradicional a la muerte era el miedo al castigo en el más allá, mientras que el miedo al cólera cuyos efectos mortíferos formaban parte de la experiencia cotidiana de los españoles del siglo- era el miedo al castigo en esta vida por medio de la muerte corporal”.

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“Muchos habrá entre vosotros, mis amados Diocesanos, que pretenderán explicaros este fenómeno por las causas físicas y naturales haciendo abstracción de la providencia, como si Dios fuera un Ser relegado a los cielos, que ni sabe ni cuida de las causas humanas… Todo el mundo menos el pecado, reconoce a Dios por primera causa, todo marcha bajo la acción reguladora de su Providencia. La legislación liberal y la violación de los preceptos religiosos tornan al Dios bienhechor en el Dios de las siete plagas egipciacas del Antiguo Testamento.

El hombre, ateo ahora, ha transgredido la ley y nunca ha sido tan general y pública entre nosotros la profanación de los días consagrados al Señor; nunca tan grande el abandono de los Padres en la educación de sus hijos y el de los Amos en el cuidado de sus criados y domésticos; nunca tanto el escándalo y relajación de las costumbres públicas y privadas.

Pero hay algo peor aún, el enfrentamiento directo contra Dios. Hoy se escarnecen sus dogmas no sólo en el interior de las conciencias, no sólo en el hogar doméstico, sino en públicas reuniones, y aun en escritos que se buscan y leen con avidez y se propagan entre la incauta juventud con espíritu de proselitismo. Debido a estos motivos, Dios se ha enojado y ha enviado desde el Ganges hasta el más recóndito rincón de España la segunda gran plaga de cólera del siglo”.

Como vemos, en muchas pandemias, la iglesia y las religiones ha jugado un papel que ha favorecido el desarrollo de mitos que no ha servido para parar las pandemias, no solo en este caso como es el caso del obispo de Pamplona, sino por ejemplo con la prohibición del uso del condón en la pandemia del SIDA.


BIBLIOGRAFIA

Gandhi, MK. “The plague panic in South Africa”.
Gregg, Charles. “Plague: An Ancients Disease in the Twentieth Century “. 1985. Albuquerque. University of New Mexico Press.
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad, The Promised Messiah. “Noah’s ark: an invitation to faith”.
Kelly, John. “The Great Mortality: An Intimate History of the Black Death, the Most Devastating Plague of All Time”. 2005. New York: HarperCollins Publishers.
Martinez Lacabe. Eduardo. “La pandemia de 1855 en Navarra”. 1996. Gerónimo de Uztariz nº 12.
McNeill, William H. “Plagas and People”. 1976. New York. Anchor Books.
Orent, Wendy. “Plague: The Mysterious Past and Terrifying Future of the World ‘s Most Dangerous Disease”. 2004. New York. Free Press.

¿Qué define una colonia?

Fragmento de una caricatura de Le Petit Journal de 1898 en la que se representa la disputa colonial por China de forma alegórica. De izquierda a derecha la reina Victoria del Reino Unido, el káiser Guillermo II de Alemania, el zar Nicolás II de Rusia, Marianne —la personificación de Francia— y un samurái japonés se reparten la tarta china. Fuente: Wikimedia.

Autor y fuente: elordenmundial.com

Cuando se creó la ONU nada más terminar la Segunda Guerra Mundial, un buen número de países —entre ellos algunos ganadores de la guerra— tenían bajo su control una gran cantidad de territorios enmarcados en un régimen colonial. En su artículo 1, la Carta de las Naciones Unidas indica “el respeto por el principio de la igualdad de derechos y por el de la libre determinación de los pueblos”. Y aquí aparecía un concepto clave: libre determinación de los pueblos. Como indica la propia ONU, ese derecho significa que “el pueblo de una colonia o Territorio dependiente decide sobre la futura condición de su país”. Relacionado con eso, también surgía la duda de qué se podía considerar una colonia o territorio dependiente, y la ONU lo definió como “un territorio cuyo pueblo todavía no ha alcanzado un nivel pleno de autogobierno”.

Esta idea a menudo se ha confundido con una especie de derecho a la independencia, cuando no es exactamente así. El derecho a la autodeterminación estipula que los territorios coloniales tenían derecho a decir qué querían ser en el futuro. La mayoría, por motivos obvios, han acabado eligiendo la independencia, pero otros territorios, a menudo insulares y bastante dependientes, han preferido mantenerse ligados a otro país, normalmente europeo —como ocurrió recientemente con Nueva Caledonia, territorio francés—. Incluso llegó a haber extraños inventos federales y confederales en un último intento de las metrópolis europeas por conservar estos territorios atados —y eludir en lo posible las obligaciones descolonizadoras—, como la Unión Francesa o la Unión Indonesio-Neerlandesa.

Para ampliar: “El derecho a la autodeterminación y los límites a la independencia”, Trajan Shipley en El Orden Mundial, 2018

Hoy todavía quedan 17 territorios pendientes de descolonizar en todo el mundo, con cinco potencias administradoras distintas: Reino Unido, Estados Unidos, Francia, España y Nueva Zelanda.

Ante las dilaciones de las potencias coloniales en aplicar el derecho a la autodeterminación, la ONU insistió en 1960 con la Resolución 1514, donde se exponía que “En los territorios en fideicomiso y no autónomos y en todos los demás territorios que no han logrado aún su independencia deberán tomarse inmediatamente medidas para traspasar todos los poderes a los pueblos de esos territorios”seguida de la Resolución 1541, que era algo así como una guía para saber cuándo un territorio se consideraba descolonizado y en la que, para garantizar que esto se cumplía, creó el llamado Comité Especial de Descolonización.

Este comité es el que pilota y asesora a los territorios para poder ejercer su derecho a la autodeterminación, aunque es la Asamblea General de la ONU la que decide si incluir o no a un territorio en la lista de los lugares pendientes de descolonización. Hoy esa lista consta de 17 territorios que aún no han ejercido el derecho a la autodeterminación. La mayoría son islas y archipiélagos, además de dos territorios continentales: Gibraltar y el Sáhara Occidental. Cada uno de ellos tiene una potencia administradora, que es el país que es responsable de garantizar que la descolonización se haga efectiva. De igual manera, todavía existen cinco potencias coloniales: Reino Unido, Francia, Estados Unidos, España y Nueva Zelanda.

En cuanto a la segunda pregunta —si las colonias tienen que ser necesariamente territorios de ultramar—, la respuesta es no. Al menos no es un requisito imprescindible, si bien existe correlación en que, tanto históricamente como en la actualidad, las colonias estaban muy alejadas de la metrópolis. Hay que tener en cuenta que el estatus de colonia lo marca el hecho de que el territorio aún no haya decidido su futuro libremente, no el tipo de futuro por el que se decanten —sea cual sea—. Así, un territorio como Mayotte, situado en el Índico, es un departamento francés de ultramar que también está dentro de la Unión Europea. De hecho, varios países de la Unión Europea tienen territorios de ultramar que no tienen estatus de colonia, caso de Portugal —Azores y Madeira—, España —las Canarias— o el Reino de los Países Bajos, con varias islas en el Caribe.

La monumental historia de la cruel guerra de Vietnam

En guerra. Helicópteros de combate en Vietnam en el año 1967 durante la operación Pershing, dedicada a la búsqueda y destrucción en la llanura de Bong Son y el valle An Lao en el sur del país. Los soldados esperan la nueva oleada de helicópteros (Patrick Christain / Getty)
En guerra. Helicópteros de combate en Vietnam en el año 1967 durante la operación Pershing, dedicada a la búsqueda y destrucción en la llanura de Bong Son y el valle An Lao en el sur del país. Los soldados esperan la nueva oleada de helicópteros (Patrick Christain / Getty)

Autor: Justo Barranco Barcelona

Fuente: La Vanguardia, 25/05/2019

Muchos nos equivocamos en Vietnam pensando que porque los americanos no eran los buenos, los otros tenían que serlo”, recuerda el historiador británico Max Hastings. No lo eran. El autor de libros como Armagedón. La derrota de Alemania , aborda ahora una guerra que vivió de primera mano: la del Vietnam, donde fue joven corresponsal de la BBC.

Allí vio atrocidades por parte de los americanos y dos gobiernos crueles e incompetentes al norte y sur del Vietnam. Una historia que, tras cientos de entrevistas y de escarbar en numerosos documentos, plasma en La guerra de VietnamUna tragedia épica 1945-1975(Crítica).

Equivocación histórica

“Erramos pensando que como los americanos no eran los buenos, los otros tenían que serlo”

Hastings (Londres, 1945)explica en una entrevista telefónica que comenzó a escribir el libro por tres razones: Primero, porque la mayoría de libros sobre la guerra eran de estadounidenses y la trataban como una guerra americana, “y fue una tragedia asiática, con dos millones, quizá tres millones de vietnamitas, muertos. Cuarenta vietnamitas por estadounidense. Quería poder contar la historia de los vietnamitas”. En segundo lugar, añade, “la guerra me causó una impresión tremenda como corresponsal joven y estúpido. Y quería volver a mirarla”. Y tercero, “porque en los sesenta y los setenta todos nos dábamos cuenta de que la guerra era un desastre y EE.UU. no podían ganar, y además luchaban de manera terrible”, y de ahí nació el error de pensar que los norvietnamitas tenían que ser los buenos. “Una de las cosas más importantes que intento establecer en mi libro son las cosas horrorosas que los estadounidenses realizaron, pero también las de los comunistas. Yo quedé anonadado por cómo los americanos lanzaban misiles por el campo indiferentes a quien hubiera debajo, fueran tropas o campesinos. Pero también relato cómo los comunistas para imponer su ideología infligieron un sufrimiento terrible a los vietnamitas. Cuando la guerra acabó en 1975, muchos pensaban en el sur que nada podía ser peor que el régimen de Saigón apoyado por los americanos. Tras vivir el gobierno comunista cambiaron de opinión”.

El joven corresponsal de guerra Max Hastings (derecha) en Vietnam, donde informaba para la BBC y de donde fue evacuado al final de la contienda desde la embajada americana
El joven corresponsal de guerra Max Hastings (derecha) en Vietnam, donde informaba para la BBC y de donde fue evacuado al final de la contienda desde la embajada americana (MAXHASTINGS.COM)

Hastings prosigue: “La mayoría de las guerras, y lo aprendes tras muchos años de escribir sobre ellas, no tienen causas absolutamente buenas o malvadas. En Vietnam, cuando llegué en el año setenta, estaba muy sorprendido de que los americanos no merecieran ganar, pero no creo que la otra parte mereciera ganar tampoco. Sientes una enorme piedad por los millones de personas que tienen que sufrirlas cuando ambas partes cometen actos espantosos”. En ese sentido, recuerda la crueldad de los norvietnamitas. “En casi todas las batallas morían más vietnamitas pero a Le Duan, el fanático que regía Vietnam del Norte, no le importaba. Estaba determinado a la victoria a cualquier coste. Su crueldad era increíble. Hay momentos en los sesenta en los que Ho Chi Minh habría aceptado una paz de compromiso. Entonces pensábamos que él estaba al mando. Pero no, y fue Le Duan el que dijo que ningún acuerdo, sólo aceptarían la victoria total”.

Odio a los extranjeros

“Los norvietnamitas ganaron porque eran vietnamitas y los estadounidenses no”

Además Occidente no se enteraba de nada. “Todo el mundo, incluida la Casa Blanca, estaba convencida hasta el final de la guerra de que esta se luchaba por los norvietnamitas a las órdenes de Mao y Breznev. Ahora sabemos que los rusos estaban muy disgustados con la guerra. Y los chinos no estaban contentos. Recordaban Corea. Los americanos desesperados podrían usar armas nucleares o invadir Vietnam del Norte y tendrían al ejército americano en su frontera. Pero en ese periodo Rusia y China luchaban por el liderazgo del mundo comunista y se vieron obligados a asistir al Norte y su gobierno fue muy inteligente. Pero los rusos estacionados en Vietnam vivieron un tiempo terrible, no se les permitía hablar con civiles o viajar libremente. Nunca confiaron en ellos. Los vietnamitas odiaban a los extranjeros de cualquier tipo”.

De hecho, el historiador asegura que “la principal razón por la que los norvietnamitas ganaron es que eran vietnamitas y los estadounidenses no. Y los estadounidenses, y los británicos, en las guerras desde 1945 nunca han sido buenos identificándose con las culturas locales. La gran lección del Vietnam es que no importa cuántas batallas ganas. No significan nada a menos que tengas algún compromiso social, cultural y político con la sociedad local. No existió en Vietnam, ni Afganistán, ni Siria, ni Irak”.

Si el gobierno del Norte era cruel, el del Sur no era de carmelitas. “Ngo Dinh Diem, el dictador del Sur, era un títere americano. Una figura curiosa. Tenía ciertas cualidades, era un patriota apasionado y también un católico fanático en un país budista. Si pudiera haber gobernado un poco mejor podría haber tenido éxito como en Corea del Sur, donde tras la guerra rigió un terrible dictador títere pero dio lugar a la democracia y hoy es un país exitoso. Pero él promovió a católicos a expensas de los budistas y dio a su familia, gente terrible, una autoridad extraordinaria para la opresión y para explotar el país para hacer dinero. Al final, los americanos se convencieron de que con él el país no podía prosperar y permitieron a sus generales matarle. Una vez fueron cómplices de su asesinato perdieron cualquier posición moral. Tras Diem los americanos apoyaron a una sucesión de generales que los vietnamitas, a los que no les gustaban los extranjeros, veían que no podían despertarse sin preguntar a los americanos”.

Para Occidente también hay mucha estopa. “Si De Gaulle hubiera sido inteligente habría visto que en 1945 no había manera de que los franceses mantuvieran Vietnam como colonia. Pero Francia estaba tan humillada por la derrota de 1940 que no negociaron con los comunistas vietnamitas y comenzaron diez años de guerra hasta perderla”, señala. Hastings cuenta que los americanos pagaron esa guerra. “Los franceses estaban arruinados. En 1951 ya se dieron cuenta de que no podían ganar y fueron los americanos los que se obsesionaron con hacerlo. Les parecía una batalla muy importante en la guerra fría y para 1952 cada proyectil y cada bomba de los franceses lo pagaban los americanos. Había tropas francesas con cascos, jeeps, aeronaves y armas americanos. Cuando las tropas americanas llegaron años más tarde, los campesinos vietnamitas pensaron que eran la misma gente”.

Sobre los estadounidenses, Hastings dice que hay que recordar la circunstancia histórica: “Apoyaban terribles regímenes en América del Sur sólo porque eran anticomunistas. Con Diem en Vietnam pensaron que tenía un régimen corrupto y cruel pero no peor que muchos de los sudamericanos. Por qué debía caer”. Luego, sigue, “en cada momento los líderes americanos tomaban las decisiones no por lo que fuera mejor para los vietnamitas sino sobre todo para los políticos americanos. Johnson en cada momento pensaba cómo afectaría a sus posibilidades de ser reelegido. Nixon y Kissinger, al tomar posesión en 1969, sabían que la guerra estaba perdida. Pero siguieron presidiendo sobre decenas de miles de personas muriendo pensando en qué podía soportar el electorado americano. EE.UU. tenía un orgullo inmenso por haber ganado la Segunda Guerra. Ningún presidente se sintió capaz de decirle a la gente que no podían hacer las cosas como quisieran. Y fue un trauma terrible para los estadounidenses ver los límites de su poder”, concluye.

La Guerra de Corea, el conflicto olvidado que nunca acabó.

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Autor: Dave Meler.

Fuente: queaprendemoshoy.com, 15/03/2018

 

El conflicto entre las fuerzas capitalistas y las fuerzas comunistas, durante la Guerra de Corea, escenificó a la perfección la rivalidad soviético-estadounidense durante la Guerra Fría y según muchos historiadores, perfiló el escenario político que vivimos hoy en día.

Sabías que… la Guerra de Corea a menudo ha sido llamada la “Guerra olvidada” en los Estados Unidos, ya que la cobertura del conflicto fue censurada y su memoria ha quedado ensombrecida por conflictos como la Segunda Guerra Mundial o la Guerra de Vietnam.

EL DETONANTE LA GUERRA DE COREA

El conflicto militar no podría entenderse adecuadamente sin considerar su contexto histórico. La península de Corea, había sido colonia japonesa desde 1910 hasta 1945, y fue ocupada por los Estados Unidos y la Unión Soviética al final de la Segunda Guerra Mundial. Cuando se propuso dividir temporalmente el país a lo largo del paralelo 38 para repartir la esfera de influencia en la península.

 “Una Corea dividida fue algo sin precedentes“.

Charles K. Armstrongprofesor de historia coreana en la Univ. de Columbia.

En 1948, la administración sureña anticomunista respaldada por los Estados Unidos, con sede en Seúl, se declaró a sí misma como la República de Corea. Y poco después, la administración del norte comunista respaldada por los soviéticos, con sede en Pyongyang, se declaró la República Popular Democrática de Corea. La inestabilidad fue constante, las escaramuzas fronterizas frecuentes y ambos bandos rechazaban la legitimidad del otro. Hasta que en el 25 de Junio de 1950 las fuerzas comunistas del norte cruzaron el paralelo 38 con la intención de ocupar el resto de la península e implantar una república comunista única.

BANDOS CONFRONTADOS

La guerra enfrentó básicamente a Corea del Sur y los Estados Unidos, bajo los auspicios de las Naciones Unidas, contra Corea del Norte y China. Aunque otras naciones, en menor medida, también aportaron tropas. La Unión Soviética fue el apoyo principal de Corea del Norte al comienzo de la guerra, aportando armas, tanques y asesoramiento estratégico. Pero, pronto, China emergió como su aliado principal, enviando soldados para luchar en Corea, asegurándose así de mantener el conflicto lejos de su frontera.

En cierto sentido, esta fue la primera y única guerra entre China y Estados Unidos, hasta ahora

Bruce CumingsProfesor de Historia en la Univ. de Chicago.

EFECTOS DEVASTADORES

Corea del Norte fue arrasada. Hoy en día los norcoreanos consideran el bombardeo estadounidense como un Holocausto“.

Prof. Asmtrong

EL FIN DEL CONFLICTO

Técnicamente, la Guerra de Corea no terminó nunca. La lucha armada llegó a su fin en 1953, cuando Corea del Norte, China y los Estados Unidos firmaron un armisticio. Y la creación de una zona desmilitarizada de 4km de ancho a lo largo del paralelo 38. Pero Corea del Sur nunca aceptó el armisticio, y nunca se ha firmado un tratado de paz formal. Ni Corea del Norte ni Corea del Sur habían logrado su objetivo: la destrucción del régimen opuesto y la reunificación de la península dividida.

Sus generales siguen luchando en una guerra que para ellos nunca a acabado. Desde 1953 ambas Coreas han convivido en una situación incómoda bajo la supervisión de más de 20,000 soldados estadounidenses y fuerzas de la ONU.

El siglo XXI cumple 40 años: por qué todo lo que ocurre hoy tiene su origen en 1979.

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Autor: Pablo Pardo.

Fuente: El Mundo, 02/01/2019

«Periodo de cien años». Así es como define la palabra «siglo» el Diccionario de la Academia. Pero, en Historia, un siglo no siempre dura lo mismo. Hay siglos de más de cien años. Y siglos de menos.

Por ejemplo, el siglo XX fue, políticamente, muy corto. Para muchos, fue desde el principio (en 1914) o el final (en 1918) de la Primera Guerra Mundial, hasta la caída del Muro de Berlín (en 1989) o la desintegración de la Unión Soviética (en 1991). O sea, entre 71 y 77 años. Todo lo anterior a esas fechas pertenece al siglo XIX. Todo lo posterior, al XXI.

La Primera Guerra Mundial liquidó el orden político del XIX al acabar con «cinco emperadores, ocho reyes y dieciocho dinastías menores», según enumera con precisión notarial el marqués de Salvatierra, Rafael Atienza, en su ensayo Heredar el Mérito, que fue su discurso de ingreso en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. Y la caída del Muro y el colapso de la URSS -nacida, precisamente, durante la Primera Guerra Mundial- concluyó la Guerra Fría y, con ella, con el terror al Holocausto nuclear.

Pero el siglo XXI político podría haber nacido diez años antes, en 1979. Y, durante una década, habría coexistido con el XX. Entre 1979 y 1989 el mundo vivió uno de los periodos más intensos de la Guerra Fría. Y, al mismo tiempo, las líneas de fractura que marcan la política mundial de hoy ya habían aparecido. Los 7.700 millones de seres humanos que poblamos la Tierra vivimos a la sombra de lo que pasó en 1979. Y eso también se aplica a los 2.400 millones de personas que aún no habían nacido.

Prácticamente todas las noticias internacionales de los últimos seis meses tienen su origen directo en acontecimientos que se produjeron en ese año: la retirada unilateral de EEUU de Siria y Afganistán, la negociación del Brexit, los disturbios de loschalecos amarillos en Francia, la guerra comercial entre EEUU y China, el asesinato y descuartizamiento en el consulado de Arabia Saudí en Estambul del periodista Jamal Khashoggi, y el bloqueo de las exportaciones de petróleo de Donald Trump a Irán.

La razón es que ese año explotó el islam militante (y terrorista) suní y la Revolución islámica chií. En EEUU surgió la coalición cristiana que forma el núcleo duro de apoyo a Trump, y en Gran Bretaña se sembraron las semillas de la desconfianza de ese país hacia lo que representa la Unión Europea. Brotó el neoliberalismo y, con él, la idea de que el individuo es más importante que la colectividad y que la estabilidad macroeconómica -es decir, una inflación baja- es prioritaria, aunque el precio que haya que pagar para lograrla sea paro, salarios bajos, o precariedad laboral. China se dio a conocer como una potencia política y militar y abandonó el comunismo en favor del capitalismo de Estado en el que el Gobierno decide quién gana y quién pierde en un sistema teóricamente de libre mercado que cada día gana adeptos en todo el mundo. Todo en un año.

La idea de1979 como fecha clave no es nueva. El historiador conservador Niall Ferguson ya la ha planteado. Y el jefe de la sección de Opinión del diario The Washington PostChristian Caryl, le dedicó en 2014 un libro, Strange Rebels: 1979 and the Birth of the 21st Century (Extraños Rebeldes: 1979 y el Nacimiento del Siglo XXI). Como explicó Caryl entonces a Public Radio International, 1979 fue «un punto de inflexión» que marcó el inicio «de una era conservadora».

Lo que sigue es un repaso de cómo, 40 años después, seguimos atascados en los conflictos de aquel año. Porque 1979 no fue un año en el que se produjera una ruptura clara o se creara un orden nuevo. Al contrario. Fue un año en el que se abrieron unas crisis que, tras cuatro décadas, siguen tan lejos de ser solucionadas como lo eran entonces.

IRÁN

En febrero una coalición liderada por el ayatolá Jomeiní derroca a la monarquía de ese país. En abril se proclama la República Islámica, a medida que los fundamentalistas van imponiéndose a sangre y fuego a sus antiguos socios. En noviembre, un grupo de seguidores de Jomeiní viola la inmunidad de la embajada de EEUU en Teherán y secuestra a 52 diplomáticos de ese país durante 14 meses.

Desde entonces, ambos países están en una guerra fría (y, a veces, caliente, como en 1987 y 1988), mientras Irán expande su revolución y entra en un estado de guerra no declarada contra las dos grandes potencias de la región, Israel y Arabia Saudí. Las guerras de Siria, Yemen, y Afganistán son, totalmente o en parte, consecuencia de esa Revolución. También lo es la decisión de Trump de reinstaurar las sanciones a la exportación de petróleo de Irán en noviembre.

ARABIA SAUDÍ

Casi olvidado, pero tan importante como la Revolución iraní, es lo que pasa en la Gran Mezquita de La Meca, en noviembre y diciembre, cuando 200 integristas la toman al asalto y empiezan a emitir mensajes diciendo que la familia real saudí es «una panda de borrachos, obsesos sexuales y adictos al juego que ha pervertido el islam», según recuerda el entonces corresponsal del New York Times en Líbano y hoy columnista, Thomas Friedman.

La crisis sólo se resuelve cuando Francia envía a Arabia Saudí un grupo de Fuerzas Especiales que son convertidas a toda prisa al islam -«estoy seguro de que se desconvirtieron inmediatamente», explica Friedman- para liquidar a los integristas. Pero las consecuencias duran hoy. «El régimen saudí, que ya había sido desafiado desde fuera por la recién creada República Islámica de Irán, pasa a serlo también desde dentro con la toma de la Mezquita. Así que Riad pacta con los clérigos radicales. Les dicen: «Vosotros bendecís nuestro poder político, y nosotros bendecimos vuestro poder espiritual, y cada uno tiene vía libre para hacer lo que quiera», concluye el periodista.

Según Friedman, hay un segundo trato: «Washington les dijo a los árabes: ‘Seguid bombeando petróleo y, sobre todo, no molestéis a los judíos. Si cumplís esa parte del trato, a cambio podéis hacer lo que os dé la gana: tratad a vuestras mujeres como queráis, mandad a radicales a combatir a donde sea…’». Para el periodista, «es un acuerdo que hoy, casi 40 años después, goza de una excelente salud. Y eso es muy deprimente».

AFGANISTÁN

En diciembre, la Unión Soviética invade ese país. Lo que sigue es una de las guerras más salvajes y olvidadas del siglo XX. Y el primer experimento saudí de expansión de su modelo de islam político. Los voluntarios y el dinero de ese país transforman a la resistencia antisoviética, que pasa de ser tribal y tradicionalista a integrista. En 1996, los aliados de Riad, los talibán, toman el poder en Kabul. Pronto se une a ellos un saudí millonario llamado Osama bin Laden. Cuatro décadas después de la invasión soviética de Afganistán, EEUU y sus aliados siguen combatiendo a los talibán y a Al Qaeda que, ahora, se ha metamorfoseado en un grupo mucho más radical que ha aterrorizado al mundo tanto o más que su predecesor: el Estado Islámico.

GRAN BRETAÑA

Fue sólo por un voto: 311 contra 310. Ése es, el 28 de marzo, el margen de victoria de la moción de censura contra el entonces primer ministro británico, James Callaghan, que tiene que convocar elecciones anticipadas. El resto es historia. Margaret Thatchergana, y en los siguientes 11 años pone en práctica un ideario cada vez más orientado hacia el liberalismo clásico. Los sindicatos que controlan el Partido Laborista serán pulverizados. Las empresas públicas, privatizadas.

Gran Bretaña no sólo es el lugar de origen, en el siglo XVIII, del capitalismo moderno; también se convierte, tras la Segunda Guerra Mundial, en el creador del estado del bienestar que protege a los ciudadanos «de la cuna a la tumba». Ahora, el Gobierno de ese país se está planteando desmontar, al menos en parte, ese sistema de protección social.

Thatcher, además, reforzará el nacionalismo británico en contraposición al superestado representado por la Comunidad Económica Europea del que saldrá la UE actual. Para ello, contrapondrá el capitalismo anglosajón, más liberal y abierto a la globalización (un término que había sido creado en la década de los años treinta), al capitalismo renano, de Alemania y Francia, que da un papel más grande al Estado. La semilla del Brexit, y también del neoliberalismo y del debate sobre la apertura de las economías a la competencia mundial, queda, así, sembrada. El 13 de noviembre, en Nueva York, el ex gobernador de California Ronald Reagan pronuncia cinco palabras: «Voy a presentarme a presidente». La revolución de Thatcher ha cruzado el Atlántico.

EEUU

La presentación de la candidatura de Reagan puede parecer lo más duradero de 1979 en la primera potencia mundial. Pero no lo es. Más relevancia tendrá la fundación, en junio, de la Mayoría Moral, una coalición de los cristianos evangélicos de ese país con un ideario claro: rechazo al aborto, a la homosexualidad y al comunismo, y defensa del patriotismo, de los valores tradicionales y del Estado de Israel. Su propio nombre es una declaración de principios, porque alude a la «Mayoría Silenciosa» de la que había hablado una y otra vez el presidente Richard Nixon a partir de 1969 para referirse a los votantes conservadores que, en teoría, no se encontraban representados por ningún partido, medio de comunicación, ni movimiento cultural establecido.

La Mayoría Moral sólo dura nueve años. Pero su impacto sigue en 2019. Desde 1979, cinco de los seis presidentes que ha habido en EEUU -la excepción es Barack Obama– han tenido que cortejar el voto evangélico para llegar a la Casa Blanca. Una de las primera figuras públicas de relevancia que apoyó a Donald Trump en la campaña de 2016 fue el reverendo evangélico Jerry Falwell, rector de la Universidad de la Libertad… e hijo del reverendo evangélico Jerry Falwell, el fundador de la Mayoría Moral.

El impacto político de los evangélicos no se circunscribe a EEUU. En 2016, el entonces congresista brasileño Jair Bolsonaro escenifica, pese a su declarada fe católica, una ceremonia de bautismo por inmersión típicamente evangélica en el río Jordán, en Israel. El 1 de enero de 2019, Bolsonaro se convierte en presidente de Brasil con el apoyo masivo de, entre otros, los evangélicos de su país.

CHINA

La China que hoy conocemos se forja en 1979. Por un lado, la China agresiva, que coacciona a sus vecinos y tiene ambiciones neocoloniales, da una muestra de esa nueva confianza en sí misma al invadir Vietnam en enero de 1979.

Es, en teoría, una disputa entre el comunismo soviético -representado por Vietnam, que ha invadido Camboya- y el chino -seguido por los Jemeres Rojos camboyanos-. Pero en realidad es el intento de Pekín de reafirmar que su esfera de influencia en Asia es intocable. Un intento que fracasará, porque Vietnam, igual que antes con Francia y con EEUU, derrota a China, que en marzo se retira del país, aunque los choques fronterizos seguirán una década.

Claro que la lucha ideológica entre las dos formas de comunismo -la soviética y la china- es sólo una excusa. Entre otras cosas, porque China ha decidido dejar de ser comunista. En 1979, las grandes empresas estatales del país son autorizadas por Pekín a producir por encima de la cuota fijada por el Gobierno, y a vender tanto a precios fijados por el Estado como por el mercado. Marx y Mao quedan para los museos. El país más poblado del mundo inicia su andadura hacia un capitalismo supervisado por un Gobierno que se autoproclama comunista.

Éstos son los cambios más dramáticos que se produjeron en 1979 y que en 2019 seguirán marcando la actualidad del mundo. Un mundo que, en realidad, nació hace 40 años.

La deuda que aplastó en el XIX a los imperios español, chino y otomano

Fuente: Diario «El Mundo», 26/01/2015.
Autor: JUAN JOSÉ RIVAS MORENO

«Siempre se ha visto que, cuando un gobierno hipoteca sus ingresos para pagar la deuda, éste está destinado a hundirse en un estado de languidez, inactividad, e impotencia. [Las consecuencias del endeudamiento] deben ser por necesidad una de estas dos: o bien la nación destruye la deuda pública, o bien la deuda pública destruye a la nación. Las dos no pueden coexistir». En el contexto del ascenso de partidos anti-austeridad como Podemos en España y Movimiento Cinque Stelle en Italia, y tras la victoria de Syriza en las elecciones griegas, la repudia de la deuda nacional contraída con Europa se ha convertido en el tema principal de la especulación tanto política como económica.

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Pol Pot y el genocidio de Camboya

Un cable diplomático estadounidense fechado el 17 de Abril de 1975 que puede leerse en la biblioteca de archivos revelados por de la organización Wikileaks, y calificads como confidenciales, afirma: «el FBI ha corregido el nombre del Primer Ministro camboyano de Tol Sat a Pol Pot». Ningún otro documento de los miles recogidos por Wikileaks (que cuenta con la colección de cables diplomáticos de Henry Kissinger, del ex presidente Carter, y con el Cablegate filtrado) hace alusión a Tol Sat – o Pol Pot – antes del 17 de Abril de 1975, un año después de que los Jemeres Rojos ocuparan la capital camboyana de Phnom Penh. Instauraron un régimen de terror cuyo legado sería el genocidio más grande de la Historia en términos porcentuales.

En el mismo telegrama, entre secciones tachadas como «secretas» que aún no han sido desclasificadas, se describe cómo, al enterarse de la nueva identidad del líder de los Jemeres Rojos, las autoridades estadounidenses en Bangkok, aliado tradicional de EEUU en el conflicto de Vietnam, preguntaron al coronel Bou Thit por la identidad del tal Pol Pot.

La respuesta del coronel fue inmediata: se debía de tratar de Phophat, quien había estudiado en Francia con Ieng Sary y Hou Yuon, líderes de los comunistas camboyanos. Pero tal como ocurre con las etiquetas ‘Pol Pot’ y ‘Tol Sat’, ‘Phophat’ no aparece en ningún telegrama norteamericano de la época, y tampoco ha sido confirmado que fuera uno de los apodos de Pol Pot, nacido Saloth Sar.

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