Las dos grandes crisis económicas de entreguerras: hiperinflación alemana y crac del 29.

Autor: Jesús de Blas Ortega.

Fuente: Descubrir la Historia, 18/03/2019.

Durante el período de entreguerras se produjeron dos grandes crisis económicas cuyas consecuencias fueron dramáticas, tanto desde un punto de vista social, como político: la hiperinflación alemana, que se extendió durante los años 1922 y 1923, y el crac bursátil de 1929, que daría paso a la Gran Depresión de los años 30.

La hiperinflación alemana coincidió en el tiempo con la ocupación militar franco-belga de la cuenca del Ruhr, una de las zonas más industrializadas del continente europeo, y estuvo a punto de llevar a Alemania y a Europa a una situación crítica. Alemania fue el escenario de una escalada de acontecimientos revolucionarios que alcanzaron su apogeo en 1923 (gobiernos revolucionarios de Sajonia y Turingia) y también de la primera intentona golpista contrarrevolucionaria de las fuerzas de la extrema derecha (Hitler y Ludendorff en Munich). Los cambios políticos que se produjeron en Francia y en Reino Unido tras las elecciones de 1924, favorables al centroizquierda, así como el apoyo financiero diseñado por el norteamericano Charles Dawes, permitieron una estabilización temporal de la situación económica, social y política europea. Pero el estallido del crac bursátil en Nueva York en octubre de 1929 iba a dar paso a una década dominada por la Gran Depresión económica mundial, caldo de cultivo de una conflictividad social creciente que iba a dar paso a una radicalización política, tanto a izquierda, como a derecha. El desarrollo del fascismo y del nazismo en Europa, con su componente militarista y expansionista, iba a contribuir a precipitar el estallido de la II Guerra Mundial.

La Primera Guerra Mundial había sido la consecuencia de la rivalidad interimperialista por repartirse los mercados con el objetivo de las principales potencias de llegar a dominar la economía mundial. La devastación que se había conocido en Europa permitió a EE.UU. alcanzar un lugar preeminente como potencia hegemónica, tanto en el plano económico, como en el militar, o en el político. Pero las bases económicas y políticas sobre las que sustentaba la estabilidad europea y mundial eran muy débiles. Así, cuando se produjo el estallido de la burbuja bursátil en Nueva York, todo el edificio que se había ido construyendo con grandes dificultades durante la posguerra (Conferencia de París, Sociedad de Naciones, Conferencia de Génova, Plan Dawes, Plan Young, etc.), se vino abajo.

Vamos a analizar en este artículo estas dos grandes crisis de entreguerras, partiendo de la situación en que se encontraba el mundo tras la finalización de la Gran Guerra, con sus profundos desequilibrios económicos, monetarios y financieros.

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Cuando los cómics eran más peligrosos que el nazismo.

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Una página del cómic de 1952 ‘Teen-Age Dope Slaves’.

Autor: Eduardo Bravo.
Fuente: El País, 2 de marzo, de 2019.

A mediados de los cuarenta, los tebeos de 32 páginas con grapa, conocidos como comic-books, eran la forma de entretenimiento más popular en Estados Unidos. Sus ventas rondaban entre los 80 y 100 millones de copias semanales y lo habitual era que cada ejemplar pasase por seis o 10 lectores. Llegaban a más público que el cine, la radio o ese nuevo medio: la televisión.

Las buenas ventas permitieron desarrollar una floreciente industria que empleaba a más de un millar de profesionales. También fue notable la amplísima variedad de temas: hazañas bélicas, crímenes truculentos, narraciones gore, amor adolescente con toques de erotismo, historias de la mafia, venganzas por despecho, aventuras exóticas, sin olvidar el abuso de drogas. Un catálogo que pronto llamó la atención de los salvadores de la moral.

La persecución a la industria de los cómics y sus consecuencias han sido investigadas por David Hajdu, profesor de la Universidad de Columbia, en La plaga de los cómics, publicado por Es Pop en dos ediciones: una convencional y otra en la que se incluye un volumen con más de cuatrocientas cubiertas de tebeos. “Es difícil comprender la cultura estadounidense. Por un lado, promueve la libertad creativa. Por otro, la ataca en nombre de la virtud puritana. La polémica sobre los cómics a mediados del siglo XX es un buen ejemplo”, explica el autor.

Hogueras públicas

El psiquiatra estadounidense Fredric Wertham llegó a afirmar en su ensayo La seducción de los inocentes que, “comparado con la industria del cómic, Hitler era un principiante”. Sin embargo, los métodos de Wertham y sus seguidores no se diferenciaban demasiado a los empleados por el Tercer Reich. Como explica Hajdu, “algunos grupos religiosos organizaron protestas públicas en las que se recogían cómics que posteriormente eran quemados en hogueras. Igual que los nazis y, además, en el mismo periodo histórico”.

Además de amedrentar a la población y a los dibujantes, los grupos religiosos promovieron la creación de leyes que restringían la compraventa de cómics independientemente de la edad de los destinatarios. Hacia 1950 en EE UU había más de medio centenar de normas que limitaban la venta de esos títulos. Unas leyes que no solo afectaban a los tebeos de contenido más escabroso y violento, sino también a los de superhéroes, por considerar que contenían “valores estéticos y culturales contrarios a los de la cultura dominante porque sus protagonistas eran indisciplinados, inadaptados y marginados”, relata Hajdu.

Para resistir el embate, el mundo del cómic decidió organizarse. A diferencia de lo que había hecho Random House, que apeló a la libertad de expresión y creación para defender la publicación del Ulises de Joyce, los empresarios del tebeo optaron por la autorregulación. “Fundaron la Comics Code Authority (CCA) creyendo que una autocensura sería menos destructiva. Sin embargo, fue probablemente más restrictiva que la que hubiera impuesto el Gobierno”, analiza el investigador.

La CCA estuvo vigente hasta finales del siglo XX aunque, para entonces, su influencia era muy residual. Nada comparado con su época dorada, en la que muchos distribuidores se negaban a aceptar todo cómic que no contase con su sello impreso en la portada. De hecho, fue ese detalle el que hizo que surgiera en los años sesenta el cómic underground, cuyos autores nunca hubieran recibido el sello de aprobación. Como aclara Hajdu, “para ellos, el código era básicamente un manual de instrucciones: lo utilizaban para hacer totalmente lo contrario de lo que decía”.

 

La Guerra de Corea, el conflicto olvidado que nunca acabó.

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Autor: Dave Meler.

Fuente: queaprendemoshoy.com, 15/03/2018

 

El conflicto entre las fuerzas capitalistas y las fuerzas comunistas, durante la Guerra de Corea, escenificó a la perfección la rivalidad soviético-estadounidense durante la Guerra Fría y según muchos historiadores, perfiló el escenario político que vivimos hoy en día.

Sabías que… la Guerra de Corea a menudo ha sido llamada la “Guerra olvidada” en los Estados Unidos, ya que la cobertura del conflicto fue censurada y su memoria ha quedado ensombrecida por conflictos como la Segunda Guerra Mundial o la Guerra de Vietnam.

EL DETONANTE LA GUERRA DE COREA

El conflicto militar no podría entenderse adecuadamente sin considerar su contexto histórico. La península de Corea, había sido colonia japonesa desde 1910 hasta 1945, y fue ocupada por los Estados Unidos y la Unión Soviética al final de la Segunda Guerra Mundial. Cuando se propuso dividir temporalmente el país a lo largo del paralelo 38 para repartir la esfera de influencia en la península.

 “Una Corea dividida fue algo sin precedentes“.

Charles K. Armstrongprofesor de historia coreana en la Univ. de Columbia.

En 1948, la administración sureña anticomunista respaldada por los Estados Unidos, con sede en Seúl, se declaró a sí misma como la República de Corea. Y poco después, la administración del norte comunista respaldada por los soviéticos, con sede en Pyongyang, se declaró la República Popular Democrática de Corea. La inestabilidad fue constante, las escaramuzas fronterizas frecuentes y ambos bandos rechazaban la legitimidad del otro. Hasta que en el 25 de Junio de 1950 las fuerzas comunistas del norte cruzaron el paralelo 38 con la intención de ocupar el resto de la península e implantar una república comunista única.

BANDOS CONFRONTADOS

La guerra enfrentó básicamente a Corea del Sur y los Estados Unidos, bajo los auspicios de las Naciones Unidas, contra Corea del Norte y China. Aunque otras naciones, en menor medida, también aportaron tropas. La Unión Soviética fue el apoyo principal de Corea del Norte al comienzo de la guerra, aportando armas, tanques y asesoramiento estratégico. Pero, pronto, China emergió como su aliado principal, enviando soldados para luchar en Corea, asegurándose así de mantener el conflicto lejos de su frontera.

En cierto sentido, esta fue la primera y única guerra entre China y Estados Unidos, hasta ahora

Bruce CumingsProfesor de Historia en la Univ. de Chicago.

EFECTOS DEVASTADORES

Corea del Norte fue arrasada. Hoy en día los norcoreanos consideran el bombardeo estadounidense como un Holocausto“.

Prof. Asmtrong

EL FIN DEL CONFLICTO

Técnicamente, la Guerra de Corea no terminó nunca. La lucha armada llegó a su fin en 1953, cuando Corea del Norte, China y los Estados Unidos firmaron un armisticio. Y la creación de una zona desmilitarizada de 4km de ancho a lo largo del paralelo 38. Pero Corea del Sur nunca aceptó el armisticio, y nunca se ha firmado un tratado de paz formal. Ni Corea del Norte ni Corea del Sur habían logrado su objetivo: la destrucción del régimen opuesto y la reunificación de la península dividida.

Sus generales siguen luchando en una guerra que para ellos nunca a acabado. Desde 1953 ambas Coreas han convivido en una situación incómoda bajo la supervisión de más de 20,000 soldados estadounidenses y fuerzas de la ONU.

El asesinato del presidente Kennedy.

 

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Fotografía de Kennedy minutos antes de su asesinato

Fuente: historiaeweb.com, 22/11/2017

Un 22 de noviembre en Dallas

John Fitzgerald Kennedy es uno de los presidentes más mundialmente conocidos de la Historia de Estados Unidos. Su carisma, su juventud para ser presidente, sus relaciones sentimentales, y sobre todo, su magnicidio. han ayudado a acrecentar la leyenda urbana en torno a su persona. En las elecciones presidenciales de 1960, J.F. Kennedy había ganado por un escaso margen y contra todo pronóstico al candidato republicano, Richard Nixon. El que Kennedy estuviera en la ciudad de Dallas aquel 22 de noviembre de 1963 se debió a que formaba parte de su campaña para la reelección en las futuras elecciones de 1964. Los sondeos en los estados del Sur no le eran nada favorables, sobre todo en Texas, por lo que a finales de verano de 1963 el presidente decidió hacer un viaje allí para recaudar votos y aumentar su popularidad.

Kennedy inició una larga gira por 12 estados donde quería consolidar su candidatura. La campaña comenzó en Florida y de allí pasó a Texas. Kennedy se llevó con él a su vicepresidente, Lyndon B. Johnson, y a su esposa, Jacqueline Kennedy, con un mismo objetivo: aprovechar la buena fama e influencia que estos tenían en la sociedad en general, y en Texas en particular, ya que Johnson era tejano. En Texas, la gira comenzó el 21 de noviembre en las ciudades de Houston y San Antonio, con el objetivo de pasar a Fort Worth y Dallas al día siguiente.

El asesinato de J.F.K.

El presidente y su esposa recorrían el centro de Dallas en un coche descapotable con John F. Connnally, gobernador de Texas, y su esposa. Entre una multitud que los aclamaba a ambos lados, se oyeron tres disparos de un rifle, y dos de las balas dieron a Kennedy en la espalda y la cabeza, resultando herido también el gobernador. Los espectadores se dispersaron en busca de refugio, mientras el coche presidencial iniciaba una rápida carrera hacia el hospital Parkland Memorial, al mismo tiempo que Jackie Kennedy trataba de sostenerle la cabeza en su falda con gran angustia y horror. A pesar de todos los esfuerzos por salvarle la vida, la muerte de Kennedy era inevitable. Moría en el hospital a las 13:00 horas, sin haber recobrado nunca la consciencia.

Antes de las tres de la tarde, el vicepresidente Johnson prestó juramento como presidente de Estados Unidos en el avión presidencial en el vuelo de regreso a Washington D.C. Jackie Kennedy también estuvo en ese vuelo, aun con la ropa totalmente manchada con la sangre de su esposo fallecido. Hubo un luto nacional sin precedentes en la Historia estadounidense, y el presidente fue enterrado en el cementerio nacional de Arlington, el 25 de noviembre de 1963. Muy poco después del magnicidio, se arrestó a Lee Harvey Oswald, un ex soldado de la Infantería de Marina, como principal sospechoso de la muerte de Kennedy. Oswald trabajaba en una biblioteca situada en la calle de la agresión, y salió unos pocos minutos después del asesinato, declarándose inocente al ser detenido.

Lee Harvey Oswald al día siguiente de la muerte de Kennedy
Lee Harvey Oswald al día siguiente del magnicidio

Teorías conspiratorias sobre la muerte de Kennedy

A pesar de que el arma que fue identificada como el arma homicida pertenecía a Lee Harvey Oswald, hay varios factores que han hecho desarrollar a lo largo del paso del tiempo una serie de teorías de la conspiración. En primer lugar, el propio Oswald fue asesinado por Jack Ruby, propietario de una discoteca, al día siguiente del magnicidio. Ruby alegó que lo hacía para vengar al presidente, pero lo cierto es que también imposibilitó que se llevara a cabo un proceso judicial justo y una investigación policial completa.

En segundo lugar, por la ausencia de transparencia institucional que ha rodeado este acontecimiento desde hace décadas. Johnson, como nuevo presidente, designó rápidamente una comisión de investigación, presidida por el juez Warren, jefe del Tribunal Supremo, para aclarar lo sucedido. La comisión trabajó durante 10 meses y sus conclusiones fueron claras en el Informe Warren: el presidente Kennedy había sido asesinado por un solo asesino, Lee Harvey Oswald, que había actuado porque estaba loco, y no por razones políticas.

Este informe contiene contradicciones y no responde a todas las preguntas. Varios testigos afirmaron tener la certeza de haber escuchado disparos desde el otro lado de la calle, y tanto la personalidad de Ruby como su misteriosa muerte en la cárcel en 1967, levantaron y sigue levantando la sospecha de una conspiración política, cambiante a lo largo de las décadas entre la Cuba de Fidel Castro, la CIA, la mafia o la URSS.

Bibliografía

HOBSBAWN, E.J. (1995):  Historia del Siglo XX: 1914-1991. Ed. Crítica. Barcelona.

FURTADO, P. (2009): 1001 días que cambiaron el mundo. Ed. Grijalbo, Barcelona.

V.V.A.A. (2013): 365 días que cambiaron el mundo. Ed. Planeta, Barcelona.

El siglo XXI cumple 40 años: por qué todo lo que ocurre hoy tiene su origen en 1979.

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Autor: Pablo Pardo.

Fuente: El Mundo, 02/01/2019

«Periodo de cien años». Así es como define la palabra «siglo» el Diccionario de la Academia. Pero, en Historia, un siglo no siempre dura lo mismo. Hay siglos de más de cien años. Y siglos de menos.

Por ejemplo, el siglo XX fue, políticamente, muy corto. Para muchos, fue desde el principio (en 1914) o el final (en 1918) de la Primera Guerra Mundial, hasta la caída del Muro de Berlín (en 1989) o la desintegración de la Unión Soviética (en 1991). O sea, entre 71 y 77 años. Todo lo anterior a esas fechas pertenece al siglo XIX. Todo lo posterior, al XXI.

La Primera Guerra Mundial liquidó el orden político del XIX al acabar con «cinco emperadores, ocho reyes y dieciocho dinastías menores», según enumera con precisión notarial el marqués de Salvatierra, Rafael Atienza, en su ensayo Heredar el Mérito, que fue su discurso de ingreso en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. Y la caída del Muro y el colapso de la URSS -nacida, precisamente, durante la Primera Guerra Mundial- concluyó la Guerra Fría y, con ella, con el terror al Holocausto nuclear.

Pero el siglo XXI político podría haber nacido diez años antes, en 1979. Y, durante una década, habría coexistido con el XX. Entre 1979 y 1989 el mundo vivió uno de los periodos más intensos de la Guerra Fría. Y, al mismo tiempo, las líneas de fractura que marcan la política mundial de hoy ya habían aparecido. Los 7.700 millones de seres humanos que poblamos la Tierra vivimos a la sombra de lo que pasó en 1979. Y eso también se aplica a los 2.400 millones de personas que aún no habían nacido.

Prácticamente todas las noticias internacionales de los últimos seis meses tienen su origen directo en acontecimientos que se produjeron en ese año: la retirada unilateral de EEUU de Siria y Afganistán, la negociación del Brexit, los disturbios de loschalecos amarillos en Francia, la guerra comercial entre EEUU y China, el asesinato y descuartizamiento en el consulado de Arabia Saudí en Estambul del periodista Jamal Khashoggi, y el bloqueo de las exportaciones de petróleo de Donald Trump a Irán.

La razón es que ese año explotó el islam militante (y terrorista) suní y la Revolución islámica chií. En EEUU surgió la coalición cristiana que forma el núcleo duro de apoyo a Trump, y en Gran Bretaña se sembraron las semillas de la desconfianza de ese país hacia lo que representa la Unión Europea. Brotó el neoliberalismo y, con él, la idea de que el individuo es más importante que la colectividad y que la estabilidad macroeconómica -es decir, una inflación baja- es prioritaria, aunque el precio que haya que pagar para lograrla sea paro, salarios bajos, o precariedad laboral. China se dio a conocer como una potencia política y militar y abandonó el comunismo en favor del capitalismo de Estado en el que el Gobierno decide quién gana y quién pierde en un sistema teóricamente de libre mercado que cada día gana adeptos en todo el mundo. Todo en un año.

La idea de1979 como fecha clave no es nueva. El historiador conservador Niall Ferguson ya la ha planteado. Y el jefe de la sección de Opinión del diario The Washington PostChristian Caryl, le dedicó en 2014 un libro, Strange Rebels: 1979 and the Birth of the 21st Century (Extraños Rebeldes: 1979 y el Nacimiento del Siglo XXI). Como explicó Caryl entonces a Public Radio International, 1979 fue «un punto de inflexión» que marcó el inicio «de una era conservadora».

Lo que sigue es un repaso de cómo, 40 años después, seguimos atascados en los conflictos de aquel año. Porque 1979 no fue un año en el que se produjera una ruptura clara o se creara un orden nuevo. Al contrario. Fue un año en el que se abrieron unas crisis que, tras cuatro décadas, siguen tan lejos de ser solucionadas como lo eran entonces.

IRÁN

En febrero una coalición liderada por el ayatolá Jomeiní derroca a la monarquía de ese país. En abril se proclama la República Islámica, a medida que los fundamentalistas van imponiéndose a sangre y fuego a sus antiguos socios. En noviembre, un grupo de seguidores de Jomeiní viola la inmunidad de la embajada de EEUU en Teherán y secuestra a 52 diplomáticos de ese país durante 14 meses.

Desde entonces, ambos países están en una guerra fría (y, a veces, caliente, como en 1987 y 1988), mientras Irán expande su revolución y entra en un estado de guerra no declarada contra las dos grandes potencias de la región, Israel y Arabia Saudí. Las guerras de Siria, Yemen, y Afganistán son, totalmente o en parte, consecuencia de esa Revolución. También lo es la decisión de Trump de reinstaurar las sanciones a la exportación de petróleo de Irán en noviembre.

ARABIA SAUDÍ

Casi olvidado, pero tan importante como la Revolución iraní, es lo que pasa en la Gran Mezquita de La Meca, en noviembre y diciembre, cuando 200 integristas la toman al asalto y empiezan a emitir mensajes diciendo que la familia real saudí es «una panda de borrachos, obsesos sexuales y adictos al juego que ha pervertido el islam», según recuerda el entonces corresponsal del New York Times en Líbano y hoy columnista, Thomas Friedman.

La crisis sólo se resuelve cuando Francia envía a Arabia Saudí un grupo de Fuerzas Especiales que son convertidas a toda prisa al islam -«estoy seguro de que se desconvirtieron inmediatamente», explica Friedman- para liquidar a los integristas. Pero las consecuencias duran hoy. «El régimen saudí, que ya había sido desafiado desde fuera por la recién creada República Islámica de Irán, pasa a serlo también desde dentro con la toma de la Mezquita. Así que Riad pacta con los clérigos radicales. Les dicen: «Vosotros bendecís nuestro poder político, y nosotros bendecimos vuestro poder espiritual, y cada uno tiene vía libre para hacer lo que quiera», concluye el periodista.

Según Friedman, hay un segundo trato: «Washington les dijo a los árabes: ‘Seguid bombeando petróleo y, sobre todo, no molestéis a los judíos. Si cumplís esa parte del trato, a cambio podéis hacer lo que os dé la gana: tratad a vuestras mujeres como queráis, mandad a radicales a combatir a donde sea…’». Para el periodista, «es un acuerdo que hoy, casi 40 años después, goza de una excelente salud. Y eso es muy deprimente».

AFGANISTÁN

En diciembre, la Unión Soviética invade ese país. Lo que sigue es una de las guerras más salvajes y olvidadas del siglo XX. Y el primer experimento saudí de expansión de su modelo de islam político. Los voluntarios y el dinero de ese país transforman a la resistencia antisoviética, que pasa de ser tribal y tradicionalista a integrista. En 1996, los aliados de Riad, los talibán, toman el poder en Kabul. Pronto se une a ellos un saudí millonario llamado Osama bin Laden. Cuatro décadas después de la invasión soviética de Afganistán, EEUU y sus aliados siguen combatiendo a los talibán y a Al Qaeda que, ahora, se ha metamorfoseado en un grupo mucho más radical que ha aterrorizado al mundo tanto o más que su predecesor: el Estado Islámico.

GRAN BRETAÑA

Fue sólo por un voto: 311 contra 310. Ése es, el 28 de marzo, el margen de victoria de la moción de censura contra el entonces primer ministro británico, James Callaghan, que tiene que convocar elecciones anticipadas. El resto es historia. Margaret Thatchergana, y en los siguientes 11 años pone en práctica un ideario cada vez más orientado hacia el liberalismo clásico. Los sindicatos que controlan el Partido Laborista serán pulverizados. Las empresas públicas, privatizadas.

Gran Bretaña no sólo es el lugar de origen, en el siglo XVIII, del capitalismo moderno; también se convierte, tras la Segunda Guerra Mundial, en el creador del estado del bienestar que protege a los ciudadanos «de la cuna a la tumba». Ahora, el Gobierno de ese país se está planteando desmontar, al menos en parte, ese sistema de protección social.

Thatcher, además, reforzará el nacionalismo británico en contraposición al superestado representado por la Comunidad Económica Europea del que saldrá la UE actual. Para ello, contrapondrá el capitalismo anglosajón, más liberal y abierto a la globalización (un término que había sido creado en la década de los años treinta), al capitalismo renano, de Alemania y Francia, que da un papel más grande al Estado. La semilla del Brexit, y también del neoliberalismo y del debate sobre la apertura de las economías a la competencia mundial, queda, así, sembrada. El 13 de noviembre, en Nueva York, el ex gobernador de California Ronald Reagan pronuncia cinco palabras: «Voy a presentarme a presidente». La revolución de Thatcher ha cruzado el Atlántico.

EEUU

La presentación de la candidatura de Reagan puede parecer lo más duradero de 1979 en la primera potencia mundial. Pero no lo es. Más relevancia tendrá la fundación, en junio, de la Mayoría Moral, una coalición de los cristianos evangélicos de ese país con un ideario claro: rechazo al aborto, a la homosexualidad y al comunismo, y defensa del patriotismo, de los valores tradicionales y del Estado de Israel. Su propio nombre es una declaración de principios, porque alude a la «Mayoría Silenciosa» de la que había hablado una y otra vez el presidente Richard Nixon a partir de 1969 para referirse a los votantes conservadores que, en teoría, no se encontraban representados por ningún partido, medio de comunicación, ni movimiento cultural establecido.

La Mayoría Moral sólo dura nueve años. Pero su impacto sigue en 2019. Desde 1979, cinco de los seis presidentes que ha habido en EEUU -la excepción es Barack Obama– han tenido que cortejar el voto evangélico para llegar a la Casa Blanca. Una de las primera figuras públicas de relevancia que apoyó a Donald Trump en la campaña de 2016 fue el reverendo evangélico Jerry Falwell, rector de la Universidad de la Libertad… e hijo del reverendo evangélico Jerry Falwell, el fundador de la Mayoría Moral.

El impacto político de los evangélicos no se circunscribe a EEUU. En 2016, el entonces congresista brasileño Jair Bolsonaro escenifica, pese a su declarada fe católica, una ceremonia de bautismo por inmersión típicamente evangélica en el río Jordán, en Israel. El 1 de enero de 2019, Bolsonaro se convierte en presidente de Brasil con el apoyo masivo de, entre otros, los evangélicos de su país.

CHINA

La China que hoy conocemos se forja en 1979. Por un lado, la China agresiva, que coacciona a sus vecinos y tiene ambiciones neocoloniales, da una muestra de esa nueva confianza en sí misma al invadir Vietnam en enero de 1979.

Es, en teoría, una disputa entre el comunismo soviético -representado por Vietnam, que ha invadido Camboya- y el chino -seguido por los Jemeres Rojos camboyanos-. Pero en realidad es el intento de Pekín de reafirmar que su esfera de influencia en Asia es intocable. Un intento que fracasará, porque Vietnam, igual que antes con Francia y con EEUU, derrota a China, que en marzo se retira del país, aunque los choques fronterizos seguirán una década.

Claro que la lucha ideológica entre las dos formas de comunismo -la soviética y la china- es sólo una excusa. Entre otras cosas, porque China ha decidido dejar de ser comunista. En 1979, las grandes empresas estatales del país son autorizadas por Pekín a producir por encima de la cuota fijada por el Gobierno, y a vender tanto a precios fijados por el Estado como por el mercado. Marx y Mao quedan para los museos. El país más poblado del mundo inicia su andadura hacia un capitalismo supervisado por un Gobierno que se autoproclama comunista.

Éstos son los cambios más dramáticos que se produjeron en 1979 y que en 2019 seguirán marcando la actualidad del mundo. Un mundo que, en realidad, nació hace 40 años.

La crisis de los misiles que conmocionó al mundo.

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El presidente de los USA, Kennedy, anunciando el descubrimiento de los misiles en Cuba.

Autor: Victor Arrogante. 14/10/2018.

Fuente: nuevatribuna.es.

Se conoce como crisis de los misiles, a los trece días de octubre de 1962, en los que Estados Unidos y la Unión Soviética estuvieron a punto de comenzar una guerra nuclear por Cuba. El 14 de octubre de 1962, un avión espía de EEUU descubrió que la URSS había instalado secretamente sus misiles balísticos de medio alcance P-12 en la isla. Este hecho ocasionó un conflicto entre las dos superpotencias. La paz mundial estuvo seriamente en peligro, al borde de la Tercera Guerra Mundial.

Moscú había intentado restaurar el equilibrio nuclear en el mundo, después de que EEUU instalara en 1961 sus misiles balísticos en Turquía. Al descubrir los misiles soviéticos en Cuba, John Fitzgerald Kennedy, realizó un bloqueo militar contra la isla, creando un cerco con su flota y aumentando el número de sus tropas y aviones.

En marzo de 1962, la Comisión Taylor, planteó medidas para justificar la intervención militar en Cuba. En mayo, una delegación rusa llegó a la isla para proponer la instalación de cohetes con carga nuclear y garantizar que los norteamericanos no invadieran la isla. En junio, el Estado Mayor de la URSS aprobó la composición de tropas soviéticas que participarían en la operación. Todo se iba complicando, cuando en el mes de junio, el comandante Raúl Castro viajó a Moscú, para explicar los criterios de Fidel Castro de hacer público el acuerdo militar, como acto soberano entre dos estados. Los rusos insistieron en mantenerlo en secreto. Tres meses después, EEUU confirmaba la presencia de emplazamientos de misiles en Pinar del Río, Villa Clara y Camaguey.

Quedaban todavía días de intensas negociaciones para que la crisis de Octubre llegara a su fin. Entre los días 18 y 22 de octubre, el canciller Nikita Jruschov aseguraba que los misiles eran de carácter defensivo. Kennedy ordenó la máxima alerta y refuerza la base naval de Guantánamo, creando todas las condiciones para bombardear la isla caribeña. El 26 de octubre Fidel Castro ordena abrir fuego contra aviones enemigos en vuelos de baja altura y el 27, un avión de EEUU es derribado y muerto su piloto.

El 28 de octubre, Cuba presentó una declaración de cinco puntos, tras la reunión bilateral entre Estados Unidos y la Unión Soviética. El presidente Kennedy aceptó eliminar las medidas de bloqueo a Cuba; mientras que Nikita Jruschov aceptó retirar del territorio cubano las instalaciones de armas de defensa estratégica. El Gobierno Revolucionario de Cuba, declaró que: «No existirán las garantías de que habla el Presidente Kennedy contra una agresión a Cuba, si, además de la eliminación del bloqueo naval que promete, no se adoptan otras medidas».

Cuba exige: el cese del bloqueo económico y de todas las medidas de presión comercial y económica que ejercen los EEUU en todas partes del mundo contra el país; cese de todas las actividades subversivas, lanzamiento y desembarco de armas y organización de invasiones mercenarias; cese de los ataques piratas que se llevan a cabo desde las bases existentes en Estados Unidos y Puerto Rico; cese de todas las violaciones del espacio aéreo y naval; y retirada de la Base Naval de Guantánamo y devolución del territorio cubano ocupado por los Estados Unidos. Algo se ganó, pero el bloqueo a Cuba se sigue produciendo y Guantánamo sigue siendo una base americana.

En el momento de la crisis de los misiles, Estados Unidos gozaba de una superioridad nuclear decisiva sobre la Unión Soviética. Poseía más de 400 misiles balísticos intercontinentales, en comparación con 78 en el arsenal de la URSS. La enorme ventaja estratégica incluía los sofisticados submarinos Polaris, con poder devastador para un golpe nuclear, y la abrumadora fuerza de choque de alrededor de 1.300 bombarderos nucleares, a diferencia de menos de 200 en el arsenal soviético. Además, en la década del 60 el tiempo para alcanzar el objetivo era un factor crucial. Se necesitaban unos 30 minutos para que los misiles soviéticos llegaran a Estados Unidos, un tiempo suficiente para que los estadounidenses tomaran represalias con un devastador contraataque. Desde Cuba los misiles soviéticos hubieran podido destruir la mayor parte de los centros militares y urbanos de Estados Unidos en 7 ó 10 minutos.

Anatoly Dobrinin, embajador soviético en Washington y figura decisiva junto a Robert Kennedy en la búsqueda de una solución a la crisis, declaró en sus memorias, que los motivos de Khrushchev fueron estratégicos: «la medida era parte de una estrategia geopolítica más amplia para lograr una mayor paridad con Estados Unidos». Un factor esencial para que el Kremlin decidiera introducir misiles nucleares en Cuba fue el fracaso de la invasión de Bahía de Cochinos, donde Kennedy fue percibido como un presidente débil e indeciso que decaería bajo presión. El siguiente paso fue obtener la cooperación de Fidel Castro. El mensajero fue el embajador Alexander Alexeiev, un veterano agente de la KGB y estrecho colaborador de Raúl Castro.

Fidel Castro hizo suya la idea de los misiles nucleares en Cuba: «Es un movimiento muy arriesgado… pero si tomar tal decisión es indispensable para el bloque socialista, creo que estoy a favor del emplazamiento de los misiles en nuestra isla». Con el respaldo de Castro, el traslado secreto y el despliegue se puso en marcha.

Sin embargo, el 14 de octubre cambió el rumbo de la historia, cuando el avión espía tomó las fotos que proporcionaron a Washington la primera evidencia sólida de la presencia de misiles soviéticos en Cuba. El 16 de octubre el presidente Kennedy fue informado. Durante los siguientes cinco días, en absoluto secreto, el Presidente y sus asesores analizaron las opciones disponibles. Al final se decidió hacer frente, hasta sus últimas consecuencias, el desafío soviético.

En el contexto histórico, la crisis se produjo durante la Guerra Fría (1945-1991). Las dos superpotencias nunca se llegaron a enfrentar directamente, pero sí indirectamente en diversos puntos del Planeta. El armamento nuclear de ambos países significaba que siempre fuera posible una gran guerra apocalíptica. El 1 de enero de 1959 la revolución liderada por Fidel Castro triunfa en Cuba. El 20 de enero de 1961 Kennedy jura como presidente de Estados Unidos. En abril de ese mismo año, los Estados Unidos respaldan a un grupo de cubanos anticastristas que fallan en su intento de invadir Cuba en Bahía de Cochinos. En agosto de 1961 comienza la construcción del Muro de Berlín. En febrero de 1962 comienza el embargo estadounidense a Cuba.

Los historiadores reconocen que la crisis de los misiles en Cuba fue el momento más peligroso de la historia de la humanidad. Las gestiones del Secretario General de las Naciones Unidas, U Thant, contribuyeron notablemente a desactivar la crisis. El 24 de octubre, en su discurso ante el Consejo de Seguridad, instó a que se celebrarán urgentemente negociaciones entre las partes involucradas e informó de que había enviado exhortaciones al Presidente Kennedy y al Primer Ministro Khruschev para que establecieran una moratoria de dos a tres semanas de duración. Esa medida entrañaría, por parte de la URSS, la suspensión voluntaria de todos los envíos de armamentos a Cuba; y por parte de los Estados Unidos la suspensión voluntaria del cerco y en especial registro de barcos rumbo a Cuba. Hizo un llamamiento a las autoridades de Cuba para que suspendieran la construcción y el desarrollo de servicios e instalaciones militares importantes durante el período de negociación.

A modo de conclusiones: El domingo 28 de octubre, la dirección soviética envió un mensaje urgente a Dobrynin en Washington, indicando que Kruschev había aceptado las demandas del Presidente. El acuerdo incluía un pacto secreto para el desmantelamiento gradual de los misiles estadounidenses obsoletos en Turquía y el compromiso de no invadir a Cuba. Durante las negociaciones Castro fue ignorado, por lo que se sintió humillado. Kennedy fue asesinado un año después por un homicida procastrista. Kruschev fue destituido como primer ministro a los dos años, y Castro se mantuvo como presidente durante más de medio siglo, fiel aliado de Moscú a cuyos intereses expansionistas sirvió en los años setenta enviando cuerpos militares expedicionarios a Angola, Mozambique o Etiopía.

Con todo, la crisis se resolvió rápidamente y muestra la eficacia de la estrategia de la disuasión; la amenaza del holocausto nuclear frenó el aventurerismo de las potencias y la importancia del diálogo ente las dos superpotencias, instalándose una comunicación directa entre la Casa Blanca y el Kremlin para desactivar cualquier crisis o malentendido: el «teléfono rojo».


−JFK: «Dean, por favor, explícame cómo se llevaría a cabo todo el proceso.
−DA: «Su primer paso, señor, será darles a los soviéticos entre 12 y 24 horas para que retiren los misiles. Ellos, obviamente, se negarán. Entonces usted ordenará los ataques, seguidos de la invasión. Opondrán resistencia y serán vencidos».
−JFK: «Planes que requieren armas nucleares… [Silencio] ¿Y cuál sería el paso siguiente?».
−DA: «Esperemos que prevalezca la cordura… antes de llegar al paso siguiente».

Extracto de la conversación entre John F. Kennedy, presidente de los Estados Unidos y Dean Acheson, exsecretario de Estado en la película Trece días (2000)

La Primera Guerra Mundial: Todo lo que necesitas saber.

Autor: Luis Martín Millán. 08/09/2018

Fuente: geopolitico.es

El ser humano es la criatura más inteligente del planeta tierra, y por eso su nombre científico es Homo Sapiens, pero, a pesar de esto, en la historia de la humanidad han existido desacuerdos y peleas que han llevado estas diferencias al siguiente nivel, llegando así al punto de matar con el propósito de cumplir su cometido. Una de las guerras más significativas de la historia fue La Primera Guerra Mundial que para su momento fue la más grande conocida y existente, que no solo dejo una historia que contar sino también una huella en el continente europeo y en el resto del mundo. Pero surgen muchas preguntas sobre esta guerra, sobre las razones por las cuales estalló, cuantas vidas se perdieron o quien gano finalmente esta sangrienta batalla. Aquí encontrarás respuesta tanto a estas como a otras preguntas sobre este amargo episodio de la historia mundial, ¡La Primera Guerra Mundial!

La Primera Guerra Mundial

Se le llamó Primera Guerra Mundial cuando surgió la Segunda Guerra Mundial, pero, cuando estalló solo se le conocía como La Gran Guerra o La Guerra Mundial, y fue básicamente una confrontación bélica ocurrida principalmente en el continente europeo, su duración fue de un poco más de cuatro años, desde el 28 de Julio de 1914 hasta el 11 de Noviembre de 1918 cuando Alemania se sujetó a las condiciones y términos del Armisticio.

El numero de muertes cobradas por la Primera Guerra Mundial no se sabe con exactitud, lo que los registros arrojan es que mas de nueve millones de combatientes y al menos siete millones de civiles perdieron la vida, lo que representa según la cantidad de personas en el mundo en aquel momento, que el 1% de la población mundial perdió la vida debido a la guerra, una cifra que resulta absurdamente elevada dada la sofisticación tecnológica e industrial de los beligerantes.

Por esta razón la Primera Guerra Mundial es considerada como el quinto conflicto más mortífero que ha experimentado el mundo en la historia de la humanidad.

Protagonistas de la Primera Mundial

Muchas de las naciones envueltas en la Gran Guerra, también forman parte hoy día de Europa, esto no significa que es algo que los enorgullece, pero sin duda alguna, si es algo que ha quedado plasmado para la historia internacional. Algo que caracterizaba la guerra eran las alianzas existentes entre naciones y una de ellas era la “Triple Alianza” que era conformado principalmente por las potencias centrales, es decir: El Imperio Alemán como principal protagonista, y así también junto con Alemania, Austria-Hungría. Por otro lado, el papel de Italia, figuraba sumándose a la Triple Alianza junto a Alemania, Austria y Hungría, pero la nación dio un giro inesperado al no se unirse a las potencias centrales, dando como razón que Austria, violando los términos pactados, fue la nación agresora que desencadeno el conflicto.

Por otro lado, se encontraba otra alianza de igual manera compuesta por tres naciones, a tal alianza se le llama La Triple Entente que era básicamente compuesta por El Reino Unido, Francia y también El Imperio Ruso.

Por supuesto estas alianzas experimentaron cambios y terminaron creciendo con la integración de otras naciones a las ya establecidas alianzas, sea a uno u otro de los bandos según como fuera evolucionando La Gran Guerra, como fue el caso por ejemplo de la Triple Entente a la cual se le juntaron El Imperio del Japón, los Estados Unidos y curiosamente después de haber formado parte de la Triple Alianza, Italia terminó sumándose a la Triple Entente.

No obstante, El Imperio Otomano El Reino de Bulgaria tiempo después de haberse desarrollado la guerra, se sumaron a la Triple Alianza, compuesta por las potencias centrales. La cuenta de los participantes en la guerra era más de 70 millones de combatientes, y al menos unos 60 millones eran militares provenientes de Europa, que se movilizaron y pasaron a ser protagonistas activos del conflicto mas grande de la historia.

El Inicio de La Primera Guerra Mundial

Cuando los austrohúngaros el 28 de Julio comenzaron los actos ofensivos al intentar invadir Serbia. A su vez Rusia estaba movilizándose cuando Alemania invadió Bélgica, que por su parte había tomado la decisión de declararse neutral, y Luxemburgo en vía a Francia.

Este primer acto hostil invadido sobre la soberanía belga, llevo al Reino Unido a tomar cartas en el asunto declarando la guerra a Alemania. Aunque la Gran Guerra o Guerra Mundial se desarrolló en múltiples locaciones terrestres y marítimas dentro y fuera del territorio europeo, uno de los más importantes y concurridos de ellos fue el Frente Occidental en el cual parte de los alemanes se encontraban detenidos por las autoridades francesas a 120 kilómetros de la capital París, luego de haber intentado tomar parte del país para transportar libremente su armamento balístico; comenzando de esta manera una guerra de desgaste en las cuales las líneas de trincheras, las cuales servían como protección y resguardo para los combatientes, fueran siquiera modificadas hasta el año 1917.

Por otro lado, en el Frente Oriental, el ejército de Rusia consiguió algunas victorias frente a los astro-húngaros, pero prontamente estos fueron detenidos por el ejercito de Alemania en su esfuerzo por apoderarse de Prusia Oriental. El Imperio Otomano se unió a la guerra en noviembre de 1914, lo que tuvo como consecuencia la apertura de diversos frentes en el Cáucaso, Mesopotamia y el Sinaí. Al año siguiente Italia y Bulgaria se sumaron al conflicto, luego en 1916 se anexo Rumania y un año más tarde en 1917 los Estados Unidos, como ultimo participante del atroz conflicto.

Una característica que hizo destacar a esta guerra o conflicto de todas las demás fue la implementación de armas químicas, su empleo o utilización fue masivo a pesar de estar prohibido en las conferencias de la Haya de 1899 y 1907. Durante la Gran Guerra fue utilizado una amplia gama de gases, entre los cuales podríamos mencionar el Cloro, gas Mostaza, y el Fosgeno; mientras que se iban implementando el uso ilegal de estas armas en la guerra, también se fueron creando junto con ellas contramedidas eficaces, como las mascaras de gas, lo cual hizo que se redujera el peligro y no solo eso, también obtuvieron beneficios de usarlos ya que solo una mínima parte de las victimas heridas mortalmente fueron por causa de tales agentes químicos, aproximadamente tan solo un 3% de las muertes durante la guerra.

El desenlace de la Guerra Mundial

La Gran Guerra la Guerra Mundial tuvo un periodo que se pudiera llamar estancamiento, en la cual solo se produjeron muertes, pero ningún avance significativo para los propósitos de ninguna de las dos alianzas. No fue sino hasta marzo de 1917 cuando comenzó el desenlace de la Gran Guerra, cuando cae el gobierno ruso tras la Revolución de Febrero, así como también la firma de un tratado o acuerdo de paz, pacto hecho entre la Rusia Revolucionaria y las Potencias Centrales luego de la Revolución de Octubre, en marzo de 1918.

En noviembre de 1918 fue solicitado un armisticio por parte del imperio astro-húngaro. Por todo el frente occidental Alemania demostró una gran ofensiva a comienzos de 1918, por lo cual los aliados hicieron retroceder a la línea alemana en una serie de victorias bélicas. Siguiendo este mismo marco de ideas, Alemania durante la Revolución, solicito de la misma manera un armisticio el 11 de noviembre de 1918, poniendo un punto final a la guerra con la victoria aliada.

Consecuencias de la Primera Guerra Mundial

Uno de los efectos más evidentes a largo plazo de La Gran Guerra fue la gran ampliación de los poderes y responsabilidades gubernamentales en Francia, Estados Unidos y Reino Unido, con el objetivo de aprovechar a cabalidad el potencial que tiene el país, con la formación de instituciones y ministerios nuevos. Se elaboraron nuevos impuestos y se promulgaron otras nuevas leyes, todas ellas pensadas para reforzar el esfuerzo bélico, algunas de las cuales siguen vigentes aun hasta nuestros días.

Estados Unidos desde el año 1919 exigió a Reino Unido la reintegración de los préstamos, que procedieron al menos en parte de las reparaciones de guerra alemanas, que de la misma manera podían pagar por préstamos de Estados Unidos a Alemania. Este sistema circular se destruyó en 1931 y los pagos pendientes cesaron de reintegrarse; razón por la cual, todavía para 1934, El Reino Unido seguía debiendo a EEUU 4400 millones de dólares, deuda que nunca ha sido saldada.

La Primera Guerra Mundial también produjo un desequilibrio en el número de habitantes por género, esto debido a la cantidad de hombres que se sumaron y murieron en el conflicto, dándose un número de mujeres mucho más alto que el de hombres. Casi un millón de hombres ingleses murieron durante La Gran Guerra, lo que hizo que aumentara la diferencia en número de género en esa nación de cerca de 670.000 a 1.700.000 mujeres más que de hombres.

La cantidad de mujeres solteras que buscaban independencia económica creció de manera impresionante, no obstante, la desmovilización y el declive económico de la posguerra trajo con ella altas tasas de desempleo, y a pesar que la guerra había aumentado el número de mujeres trabajadoras, el retorno a sus países de los soldados desmovilizados, muchos de ellos trabajadores antes de la contienda, y el cierre de muchas fábricas, provocaron un descenso en el empleo femenino.

 

Rosa Parks, lucha contra la discriminación.

Fuente:  La Aventura de la Historia.

Autor: Redaccion Historia.  

Tras terminar su jornada laboral, el 1 de diciembre de 1955, Rosa Parks, una costurera negra de 42 años, subió a un autobús en Montgomery, Alabama, para regresar a su casa. Pagó 10 centavos y se sentó en la quinta fila, la primera de la sección de color, detrás de la zona de los blancos. Junto a un hombre y a la altura de otras dos mujeres, al otro lado del pasillo. Cuando el autobús ya estaba lleno, entró un pasajero blanco. Entonces, el conductor ordenó que las cuatro personas negras de la quinta fila se levantaran para que el nuevo pasajero se pudiera sentar. Las dos mujeres y el hombre, obedecieron. Rosa Parks, no. Decidió luchar contra la discriminación. “Voy a llamar para que la arresten”, dijo el conductor.

“Puede hacerlo”, respondió ella.

La rebeldía de Rosa Parks dio inicio a toda la lucha por los derechos civiles que desembocaría en la eliminación de la discriminación racial institucionalizada en EE UU. La decisión de la costurera fue espontánea, un acto reflejo. Vivía la discriminación de la población negra desde que nació. Había sido testigo, a diario, de casos de humillación racial. “Recuerdo irme a la cama cuando niña y sentir que pasaba a caballo el Ku Klux Klan por la noche y escuchar unlinchamiento y tener miedo de que la casa empezara a arder en llamas”. Esas experiencias hicieron nacer en ella el deseo de enfrentarse a aquella injusticia. Ya desde su adolescencia había librado pequeñas batallas personales. Prefería subir las escaleras de un edificio antes que entrar en un ascensor para “sólo negros”. O pasaba sed por no beber en la fuente que solamente utilizaban las “personas de color”.

A los 20 años se casó con Raymond Parks, del que tomó el apellido y con el que se fue a vivir a Montgomery. Tras lograr el título de enseñanza media, trabajó como costurera y ama de casa. Entonces se hizo miembro de la NAACP (Nacional Association for the Advancedment of Colored People), la asociación más relevante en defensa de los derechos de los afroamericanos contra la discriminación, fundada con la colaboración del escritor W. E. B. Du Bois.

En 1943, Rosa Parks fue elegida secretaria de esta agrupación en Montgomery. Desde este puesto, se esforzó en luchar contra el sistema de ciudadanía de segunda clase y la discriminación impuestos a los afroamericanos y que persistía desde el último tercio del siglo XIX.

 Es largo el camino 

Tras la Guerra Civil entre el Norte y el Sur, el gobierno federal de Estados Unidos trató de extender la igualdad a toda la población afroamericana. En 1865 se aprobó la 13ª Enmienda a la Constitución, que prohibía la esclavitud, seguida de la 14ª Enmienda, de 1868, que otorgaba la ciudadanía estadounidense de forma automática a cualquier persona nacida dentro de las fronteras del país o que hubiera pasado por un proceso de naturalización, y que ofrecía idéntica protección de las leyes para todos los ciudadanos. En 1870, se promulgó la 15ª Enmienda, que garantizaba el derecho al voto a todos los ciudadanos, independientemente de su raza.

Durante esa posguerra, conocida como Período de Reconstrucción (1865-1877), tropas del Norte ocuparon el Sur y obligaron a que estas enmiendas se cumplieran. Los negros empezaron a ascender en la escala social, alcanzando, incluso, cargos políticos.

El Compromiso de 1877 entre Norte y Sur llevó a la presidencia de EE UU a Rutherford Hayes, quien estableció que las tropas del Norte debían de ser retiradas del Sur. El esfuerzo de Hayes por borrar los agravios de la guerra de Secesión y por establecer una paz sobre el respeto al derecho y costumbres sureñas, reconstruyó el país, pero permitió, también, la persistencia del racismo y la discriminación tradicionales. Así pudieron abrirse paso las llamadas leyes Jim Crow(estereotipo popular del negro rural tosco e ignorante), que dieron lugar a la doctrina de “separados pero iguales”, base de la nueva organización social en el Sur, refrendada por la Corte Suprema de EE UU con el caso Plessy v. Ferguson (1896).

Homer Plessy, negro en una octava parte, desafió una ley del Estado de Louisiana, de 1890, que obligaba a la separación de negros y blancos en los trenes, sentándose en un lugar designado para blancos. Plessy fue arrestado y condenado, pese a sus 7/8 partes blancas y la sentencia legitimó el proceso de discriminación racial iniciado unos años atrás. Su esfuerzo por mantener separadas legalmente a las poblaciones blanca y negra convirtió el Sur en una sociedad estructurada en castas.

 Negros y perros  

A los afroamericanos no se les permitía compartir un taxi con blancos o utilizar la misma entrada para acceder a un edificio público. Tenían servicios separados, iban a diferentes escuelas, eran enterrados en cementerios distintos. Se les excluían de bibliotecas públicas y restaurantes. En muchos parques colgaban letreros de “Prohibido el paso a negros y a perros”. Las normas de etiqueta segregacionistas eran igualmente estrictas.

Los negros debían apartarse para dejar pasar a los blancos, y a los hombres se les prohibía mirar a los ojos a una mujer blanca. Mientras que los blancos debían recibir el tratamiento de Mr., Miss o Mrs., ellos tuteaban a los negros, utilizando directamente sus nombres propios: Tom, Jane, cuando no genéricos, como boygirl o, incluso despectivos, como nigger.

Esa discriminación incluía, también, una separación socioeconómica que confinaba a la gente de color a empleos precarios, no cualificados. El derecho constitucional al voto se negó también a los afroamericanos empleando algunas argucias como la “cláusula del abuelo” (que permitía votar sólo a quienes ya lo hubieran hecho antes de la guerra civil), impuestos electorales (exigidos a los negros), primarias blancas (sólo los demócratas podían votar, sólo los blancos pueden ser demócratas) o tests de lectura, escritura y preguntas capciosas sobre conocimientos, por ejemplo: “nombra todos los vicepresidentes y jueces del Tribunal Supremo de la historia de Estados Unidos”.

Para mantener ese estado de discriminación, los gobiernos del sur no tuvieron escrúpulos en recurrir a la violencia física y a castigar brutalmente cualquier incumplimiento de las normas impuestas. Durante las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX, miles de negros fueron impunemente linchados por grupos de blancos, en ocasiones con la colaboración de las fuerzas de seguridad. Hubo casos en que estos linchamientos fueron masivos como los de Elaine County, Arkansas, en 1917. o los de Tulsa, Oklahoma, en 1921. En el primer caso, las cifras oficiales, blancas, fueron de 25 víctimas, pero algunos historiadores las elevan hasta 800; en el segundo caso no existen cifras oficiales, pero se piensa que pudieron alcanzar los tres centenares. Los afroamericanos no tenían posibilidad de defenderse ya que se les excluía de cualquier cargo (jurados, jueces, policías o funcionarios de prisiones) en un sistema judicial compuesto íntegramente por blancos.

 Pequeños avances  

Esta situación de disparatada discriminación racial continuaba sin grandes modificaciones hace cincuenta años, cuando Rosa Parks se negó a ceder su asiento. Tras la II Guerra Mundial, se habían logrado algunos avances durante la administración de Truman. La Guerra de Corea forzó el fin de las unidades segregadas en el Ejército.

La política de ganar batallas judiciales, puesta en práctica por la NAACP, se había visto recompensada con algunos éxitos. El mayor de ellos fue el caso Brown v. Board of Education of Topeka (1954), en el que el Tribunal Supremo promulgó la ilegalización de la segregación en las escuelas públicas. La política de “separados pero iguales”, en vigor desde el caso Plessy (1896), era oficialmente rechazada en un caso que sentaba jurisprudencia y reconocía, como los líderes de la NAACP habían venido argumentando enérgicamente, que la igualdad prevista en la Constitución no se garantizaba con esta fórmula, ya que las instalaciones (escuelas, servicios, etc.) de los afroamericanos eran radicalmente más pobres que la de los blancos.

El autobús en que fue detenida Rosa Parks.
El autobús en que fue detenida Rosa Parks.

Esta dinámica de éxitos parciales y tímidos pasos hacia delante, cambió de forma radical el día que Rosa Parks se negó a ceder su asiento en el autobús de Cleveland Avenue.

Cuando llegó el policía, llamado por el conductor, Rosa Parks le espetó:

–¿Por qué nos intimidáis?

–No lo sé –replicó el policía–, pero la ley es la ley y usted queda detenida.

La llevaron a comisaría, le tomaron las huellas, fotos y la encarcelaron. Los líderes afroamericanos se reunieron para discutir el asunto, bajo el liderazgo de un joven de 26 años, pastor baptista de la Iglesia de Dexter Avenue, Martin Luther King. Decidieron convocar un boicot contra la empresa de autobuses de Montgomery. Hicieron un llamamiento a la población de color para que no usara el transporte público y lograron una respuesta masiva. La gente empezó a usar bicicletas, a ir a pie, a organizarse en automóviles o a coger los taxis negros que cobraban una tarifa de 10 centavos, la misma que un viaje en autobús.

A pesar de las presiones recibidas (la casa de King fue incendiada), el boicot se prolongaba todavía en diciembre del año siguiente, arruinando a la empresa de autobuses, cuyos clientes eran en un 75 por 100 negros. Finalmente, 381 días después del plante de Rosa Parks, en diciembre de 1956,el Tribunal Supremo decidió que la discriminación en los autobuses violaba la Constitución. Fue la primera victoria en la lucha por los derechos civiles.

La cobertura mediática que recibió la campaña a escala nacional fue tan intensa y esperanzadora que Martin Luther King fundó la Southern Christian Leadership Conference (SCLC), una organización que aspiraba a seguir luchando para superar las desigualdades en las que la comunidad negra vivía. La labor de este grupo se basaba en dos principios: la desobediencia civil (concepto básico del pensamiento político estadounidense, teorizado en 1849 por Henry D. Thoreau) y la resistencia pacíficainspirado en la lucha de Gandhi, figura admirada por el pastor baptista. Los líderes agrupados en la SCLC siguieron convocando protestas por los estados del Sur. En 1960, unos jóvenes crearon el Comité de coordinación estudiantil de la no violencia (SNCC) con el que llevaron a cabo acciones como los famosos “Viajes por la libertad” (freedom rides), en los que se trasladaban al Sur con objeto de realizar actos no violentos que perseguían terminar con la segregación en el transporte público interestatal.

 Respuesta violenta  

Todas estas actuaciones eran, generalmente, respondidas con violencia. Sin embargo, la publicidad mediática que recibían ejercía una gran presión sobre el Gobierno central para que éste tomara medidas y suscitaba la simpatía hacia el movimiento en el Norte de EE UU. La brutalidad con que las autoridades reprimieron una campaña del SCLC en 1963, en Birmingham, en la que llegaron a soltar perros o barrieron a los estudiantes de secundaria con potentes mangueras, o el asesinato de tres trabajadores por los derechos civiles en Mississippi, el verano de 1964, a manos del Ku Klux Klan, actos como la Marcha sobre Washington (1963), en la que unos 250.000 manifestantes se reunieron delante de la estatua de Abraham Lincoln para escuchar el famoso discurso de Martin Luther King, I have a Dream, llevaron a la administración liderada por Lyndon B. Johnson a promulgar, en 1964, el Acta de Derechos Civiles (Civil Rights Act), que ilegalizaba la discriminación en instituciones públicas, en el gobierno o en puestos de trabajo.

En 1965, se aprobó la Ley de los Derechos de Voto (Voting Rights Act), que prohibía cualquier tipo de test o argucia legal que impidiese el registro para el voto a los miembros de la población negra. Estas dos leyes significaron, desde el punto de vista legal, el ocaso del sistema creado por las Normas Jim Crow.

Martin Luther King fue asesinado tres años más tarde, en 1968, sospechándose, incluso, que se trató de un complot gestado por el FBI. Eran momentos en el que su doctrina de integración pacífica comenzaba a suscitar muchas dudas entre la comunidad negra. Las doctrinas violentas, nacionalistas y separatistas respecto a los blancos, sostenidas por líderes como Malcolm X o Stokeley Carmichael, iban calando cada vez más entre los jóvenes. En 1966, se fundó el movimiento de las Panteras Negras y cuando fue asesinado Martin Luter King, lo que se había puesto de moda era el Black Power.

A pesar de las campañas que trataron de desprestigiarle, exponiendo infidelidades matrimoniales o acusándolo de haber plagiado alguna de sus obras, como su propia tesis doctoral, Martin Luther King, ganador del Premio Nobel en 1964, fue el líder indiscutible de la lucha por los derechos civiles en los años sesenta y muchas encuestas le consideran una de las diez personas más relevantes de la historia de los Estados Unidos.

Rosa Parks con Martin Luther King.
Rosa Parks con Martin Luther King.

Tampoco ha sido olvidada Rosa Parks. Aunque en España sea prácticamente una desconocida, en Estados Unidos es una leyenda. En una encuesta de 1973, historiadores e intelectuales la designaron como la tercera mujer norteamericana más influyente del siglo XX. Recientemente, Rosa Parks ha sido incluida por la revista Time, entre las cien personas más influyentes del siglo XX.

 Precedentes fallidos 

Es verdad que la llamada “madre del movimiento por los derechos civiles” no fue la primera en negarse a levantarse de un asiento en un transporte público. Hubo casos anteriores. El propio jugador de béisbol Jackie Robinson, primer afroamericano en jugar en la liga profesional, se negó a trasladarse a la parte trasera de un autobús en 1944, cuando era oficial del Ejército en Texas.

A consecuencia de ello, tuvo que enfrentarse a un consejo de guerra que terminó absolviéndolo. Claudette Colvin, de 15 años de edad, y Mary Louise Smith, fueron detenidas por el mismo motivo tan sólo meses antes de la acción de Rosa. Sin embargo, ninguna de las dos presentaba el perfil suficientemente recio y decidido, imprescindible para llegar hasta el final en un proceso cuya sentencia sería histórica. Rosa Parks, sí.Gozaba del respeto de la comunidad afroamericana, estaba casada, trabajaba, era una activista de la NAACP y desde su niñez se había negado a plegarse a la discriminación sureña.

Ganadora de la Medalla de Honor del Congreso, en 1999, máximo galardón concedido por el gobierno de EE UU, Rosa Parks, falleció el 25 de octubre en Detroit. Hasta el último momento, trabajó en el Instituto Rosa y Raymond Parks para el Autodesarrollo, institución que había fundado en 1987, tras la muerte de su esposo. En él se ofrece ayuda y motivación a jóvenes afroamericanos.

Juan Antonio Sánchez Giménez

*Artículo publicado en La Aventura de la Historia, número 86.

 

Guerra de Vietnam: sangre, napalm y lágrimas.

 

Autor: JULIO MARTÍN ALARCÓN29/04/2015

Fuente: elmundo.es

Matar más. La guerra es una cuestión de número y quien tenga una mayor lista de cadáveres acabará perdiendo la contienda. Básicamente, estas fueron las conclusiones del Mando Conjunto del Ejército de EE UU en Vietnam -MACV- y la consigna que aplicaron para afrontar una realidad bélica radicalmente distinta a la experiencia de la II Guerra Mundial.

El comandante en jefe de las tropas estadounidenses entre 1964 y 1968, el general William Westmoreland, formuló las claves del drama tras la decisión de Lyndon B. Johnson de incrementar la ayuda militar de EE UU al gobierno de Vietnam del Sur y comenzar, de facto, una guerra total en el Sudeste Asiático. Todo se precipitó el 12 de agosto de 1964, tras un incidente en la bahía de Tonkín entre dos lanchas lanzatorpedos norvietnamitas y el destructor Maddox, que patrullaba en la zona. El Pentágono elaboró un informe que lo calificó de agresión y que sirvió al presidente para una mayor implicación en la guerra civil entre el norte comunista y la Junta Militar del sur, con el resultado de la mayor escalada bélica desde la victoria sobre Alemania y Japón en 1945.

No podían invadir territorio enemigo, o se arriesgaban a una confrontación directa con China, sobre todo, aunque también con la URSS

Johnson aprobó en el Congreso para tal efecto la denominada Resolución del golfo de Tonkín, que desataría un infierno de prácticamente diez años, y la peor derrota de los norteamericanos en toda su historia.

La resolución facultaba al presidente para una casi total movilización del Ejército, aunque nunca se declarase formalmente la guerra, por cuestiones políticas. Estas serían las que determinarían decisivamente el contexto en el Sudeste Asiático: EE UU solo apoyaba a Vietnam del Sur en contra de los comunistas de Ho Chi Minh del norte y, por tanto, no tenía como objetivo recuperar terreno y traspasar el paralelo 17º por el que estaba divido el país desde el fin de la Guerra de Indochina en 1954. No podían invadir territorio enemigo, o se arriesgaban a una confrontación directa con China,sobre todo, aunque también con la URSS, que apoyaban de forma indirecta al régimen de Ho Chi Minh. Por tanto, no se practicó una guerra convencional consistente en recuperar territorio al enemigo para expulsarle, sino en una pura cuestión de desgaste humano.

Matar más, la estrategia del ‘Body Count’

La estrategia de Westmoreland se basó en aniquilar al Viet Cong -la guerrilla comunista survietnamita infiltrada- y el NVA -Ejército de Vietnam del Norte-, para que la población se echara en brazos del Gobierno de Vietnam del Sur y la amenaza comunista fuera neutralizada. La triste realidad es que, a pesar del difundido derrotismo sobre la campaña militar de Vietnam, el Ejército acertó en lo primero: EE UU salió claramente victorioso del Body Count -estadística de muertos-, pero se equivocó totalmente en lo segundo.

Aniversario Guerra de Vietnam

Al contrario, los comunistas ganaron cada vez más apoyo en el sur durante el desarrollo de la guerra, una realidad que constató la CIA, pero que el Ejército se negó a admitir. Prefirieron cifrar su éxito en pérdidas del enemigo respecto a las propias, el denominado Kill Ratio, otro de los principales argumentos de la época que filtró el Pentágono para convencer a los ciudadanos de que la guerra se estaba ganando. Si la estrategia era arriesgada, brutal y poco factible desde el punto de vista técnico, la táctica para llevarla a cabo resultó un auténtico calvario: había que localizar a un enemigo escurridizo en la jungla, su terreno, y eliminarlo.

El célebre Seek and destroy -buscar y destruir- se convirtió en el concepto referencial de la lucha durante la primera fase, de 1964-1968, denominada War of Attrition -guerra de agotamiento-. Cuando se localizaban unidades enemigas, un batallón o incluso un pelotón se trasladaba a la zona para acabar con el enemigo, se entablaba combate y se le bombardeaba. Después de cada operación regresaban a las zonas seguras. No había, pues, límites claros, ni frentes. La unidad básica de combate más usual fue el pelotón -la más pequeña en un ejército- y los helicópteros se convirtieron en la pieza básica, ya que transportaban y retornaban a los soldados en cada operación. Estos ascendían ya a medio millón hacia 1966. Jonhson, que había infravalorado la determinación norvietnamita, creía realmente que podría ganar la guerra con la alternativa de los números que le ofrecía Westmoreland y embarcó a la juventud norteamericana en una auténtica pesadilla.

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¿Por qué la Unión Soviética desplegó misiles en Cuba? La crisis de 1962 desde la óptica soviética.

Alcance de los misiles desplegados por la URSS en Cuba. Imagen de Holt, Rinehart and Winston.

Autor:  · 25 ABR, 2015

Fuente: El Orden Mundial en el siglo XXI.

La crisis de los misiles en Cuba durante octubre de 1962 fue, sin duda alguna, el momento de mayor tensión durante la Guerra Fría y, seguramente también, el que más interés ha despertado. Cincuenta años después, y encontrándonos en el inicio de la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, sigue habiendo infinidad de preguntas que resolver sobre el suceso que marcó un antes y después en el transcurso de la carrera de hegemonía bipolar entre las dos potencias.

Aunque el episodio de escalada de tensión nuclear ha sido ampliamente estudiado, el análisis de la política exterior se ha centrado en el papel de los Estados Unidos, dejando de lado el estudio de las motivaciones y la acción del bando soviético. Así pues, la pregunta que nos hacemos es la siguiente: ¿qué llevó a la Unión Soviética a desplegar misiles en Cuba?

Antecedentes de la crisis

El análisis histórico de la crisis de los misiles en Cuba debe iniciarse dando cuenta del cambio de doctrina de Jrushchov tras la guerra de Corea de 1953, la cual suponía un acercamiento más pacífico entre las dos potencias. A la carrera armamentística se le añade la carrera espacial, que acrecentó las tensiones en la medida en la que la tecnología aérea avanzaba a pasos agigantados y situaciones como el conflicto U-2 sobre el espionaje americano en territorio soviético empezaron a ser habituales, lo cual terminó pisando aquello conseguido mediante la diplomacia y el soft-power. Además de esto, también fue fundamental la victoria de Kennedy, con un programa de apertura hacia América pero con una política efectiva distinta en el desembarco de Bahía de Cochinos, además del creciente interés soviético en la zona. En la tercera semana de octubre del 62 se inició el bloqueo estadounidense a la isla, justificado en base a la vulneración de la seguridad americana que suponía el traslado de misiles a la isla por parte de la URSS, del cual fueron informados por la inteligencia aérea desplegada. Como dijo John Reed, esos trece días estremecieron al mundo al tiempo que se ponía en juego la estabilidad del sistema bipolar y la seguridad mundial.

En este ‘huracán cubano’, quedan muchas preguntas por resolver. Una de esas dudas tiene que ver con los motivos que llevarían a la Unión Soviética, y en concreto a Jrushchov, a enviar misiles tan lejos del país. Una explicación sería la intención de romper la resistencia occidental en el Berlín oriental; otra se entiende en términos de equilibrios de poder y de afianzamiento de Jrushchov dentro de su propio partido. Incluso algunas explicaciones han seguido la narrativa de los modelos de actor individual y las aproximaciones psicológicas, mediante el análisis de las biografías de los líderes y entienden que las capacidades personales de estos mandatarios generan un modo de actuar específico que van a influir en sus decisiones de política exterior.

Jrushchov, tal y como aseguran algunos de sus biógrafos, era un líder con una personalidad impulsiva, que le llevaba a tratar de buscar constantemente un remedio para los desastres tanto de su política externa como de la doméstica. Sus motivaciones personales, además, le hacían tener siempre como objetivo final la victoria del comunismo, lo cual pasaba por proteger a Cuba de la agresión americana. Así, la explicación podría ser que no es que la Unión Soviética quisiera solamente sacar ventaja a los Estados Unidos en términos geopolíticos, sino sobre todo constreñir el imperialismo de Occidente, facilitar la descolonización y, en último lugar, promover el comunismo a lo largo y ancho del globo. En cuanto a lo primero, el reequilibrio de poder geopolítico, el despliegue americano de los misiles Minuteman y Titan jugó un papel fundamental, pues constituían una declaración de fuerza americana debido a la calidad intrínseca de los mismos (tecnológicamente superiores y producidos en grandes cantidades) y a su estratégica localización (formando un cerco a la Unión Soviética).

Análisis de la decisión política: la definición de la herramienta

El análisis de la acción gubernamental en términos de objetivos nos permite darnos cuenta de que el gobierno de la Unión Soviética tomó la decisión de desplegar misiles en Cuba con el fin de hacer notar al enemigo la potencial capacidad militar propia, y es el producto de una situación de autopercepción de una relativa inferioridad y de miedo a un potencial peligro. Las acciones soviéticas en base a sus objetivos se podrían dividir en dos de la siguiente manera: en primer lugar, consideramos que el objetivo de la URSS en último término es, como cualquier estado, asegurar su soberanía e integridad. En consecuencia, para asegurar su capacidad de garantizar la seguridad y unidad de su territorio y población es necesario que las amenazas sean minimizadas.

Para ello, habría varias posibilidades: un recorte de la diferencia de capacidad militar y balística entre EEUU y la URSS, o bien la implantación de lanzaderas en territorio cercano a la Unión Soviética (en concreto, Turquía), así como el aumento de la influencia soviética sobre Berlín, zona estratégica.

Ante la imposibilidad de eliminar las lanzaderas estadounidenses en suelo turco (derivada del alto coste en forma de una potencial mayor amenaza para su seguridad) y de la improbabilidad de recortar la diferencia militar a tan corto plazo, se decide instalar del mismo modo misiles en el territorio de un país aliado, en este caso Cuba, con el fin de justificar sus eventuales actuaciones en Berlín.

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